1. Caminan libres
Los ocho cuentos para niños que Charles Perrault recopiló en el libro “Historias o Cuentos del Pasado”, también conocido con el nombre de “Los Cuentos de la Mamá Gansa”, no se leen sino que se respiran.
Lo sabemos sin haberlos leído nunca. Y los contamos sin saber cómo los hemos aprendido, cada quien poniéndole su voz, su acento y sus sueños. No forman parte del espacio de la escuela, puesto que la rebasan.
El niño los conoce antes y los tendrá frescos cuando los muros de su escuela se hayan derruido.
No se enseñan sino que se beben, como el agua pura de los manantiales. No forman parte del acervo literario sino de la naturaleza humana. Con ellos se nace y con ellos se muere.
Caminan libres, incluso lejos de los libros. No los aprisiona ni siquiera la escritura ni las láminas planas de los carteles o ilustraciones.
Están en el corazón y en la sangre de la gente, en sus palpitaciones.
Estos cuentos se los sabe no por educación o cultura sino por respiración y latidos. Están inmersos en nuestro ser porque estamos vivos y si seguimos teniendo palabra más allá de la muerte es lo primero que contaremos en los otros mundos hacia donde arribaremos, sin saber cómo ni por qué estamos ahí, como ha ocurrido en esta morada.
2. Cuentos de cabaña pobre
Porque, ¿quién de nosotros no sabe y hasta narra a sus hijos, o a los niños de su alrededor, cuentos como La Caperucita Roja, La Cenicienta, Blanca Nieves, El gato con Botas o Pulgarcito?
Cuentos que han adquirido la categoría de ser universales, puesto que forman parte de la cultura de todos los pueblos, de todas las épocas a partir de su propagación. Sin embargo, eran cuentos rurales, campestres, aldeanos; cuentos de cabaña pobre y como tal entrañables; de fogón y cocina; del margen y no del centro de las academias o núcleos de poder. Y, sin embargo, ¡hasta dónde han llegado!
Charles Perrault, quien vivió entre los años 1628 y 1703, por su ubicación y sus funciones, era un personaje palaciego, funcionario de la corte, allegado al rey y contertulio del mundo cortesano de la Francia de su tiempo.
Los recopiló de la tradición oral con cierta displicencia. Y los dio a conocer en un pequeño librito titulado: “Historias o Cuentos del Pasado”, identificados también como “Los Cuentos de la Mamá Gansa”. Lo componen solo 8 cuentos que todos han alcanzado la categoría de célebres. Ellos son: Caperucita Roja, Cenicienta, Pulgarcito, El Gato con Botas, Barba Azul, La Bella Durmiente del Bosque, Riquete El del Copete y Hadas. Aparte escribió Piel de Asno.
3. ¿Qué sobrevive?
Sin embargo, más dedicó su tiempo, su talento y empeños a escribir libros sobre asuntos que consideraba serios, fundamentales y trascendentes y que embargaban el debate de su época; esto es: sobre política, sociología, historia; e incluso temas de ficción para adultos defendiendo principalmente al rey, la monarquía, el sistema establecido, la institucionalidad vigente, el rol de las academias y los modelos de vida de su época.
Nada de eso ha sobrevivido ni tiene ahora la más mínima relevancia. Ningún libro suyo sobre esos tópicos alcanzaron a ser reeditados. Sin embargo el libro con apenas ocho historias, aparentemente simples y hasta ingenuas que dio forma a sus 69 años, alcanzó a tener varias ediciones en vida de su autor y hasta se tradujo al inglés, para después hacerse en todos los idiomas del mundo y a editarse a cada instante en uno y otro sitio del planeta.
Empero, su índole y contenido lo tenían contrariado, en realidad ¡hasta avergonzado!, tanto es así que prefirió no firmarlo y se publicó con el nombre prestado de su hijo Pierre, que para entonces tenía 20 años de edad.
4. En la boca y en el alma de la gente
Estos rasgos los anotamos porque son los mismos que sufre la auténtica literatura infantil en todos los tiempos y lugares, tanto que su historia se parece a La Cenicienta, uno de los cuentos que recogió Perrault, cual es que desde una condición humilde se llega a ser la estrella rutilante de la fiesta en un palacio, pero abriéndose paso entre abrojos, espinas e incomprensiones.
Pero, además, hay otro signo en el devenir de la literatura infantil cual es que termina socavando el poder que al principio lo menosprecia, situación idéntica a la ocurrida con el autor de “Historias y Cuentos del Pasado”. Es decir, no pasa mucho tiempo en que se impone a todos los otros paradigmas, erigiéndose la literatura infantil en el único arte y poder verdadero.
En la misma persona de Perrault podemos comprobar esta paradoja: Escribió más de 45 libros sobre temas que consideraba fundamentales, siendo que ninguno de ellos ni siquiera son reliquias, desaparecieron por completo, en cambio aquellos nueve de su libro para niños anochecen y amanecen en la boca y en el alma de la gente.
5. Fecundas paradojas
Charles Perrault no los creó, no son fruto de su ingenio o imaginación. Él los recogió de la tradición oral.
Tuvo la sensibilidad de acercarse en esto sí al pueblo que es el verdadero soberano, sabio e infalible.
En todos sus otros libros defiende al rey, al absolutismo y a la monarquía. Se inmortalizado cuando se volvió inocente y niño.
Pero su presencia en la literatura en relación con sus posturas intelectuales resultan una total contradicción y una paradoja:
Valoró el mundo racional y positivista y supervive por el mundo mágico.
Defendía lo moderno y futurista y se ha consagrado con cuentos del pasado.
Defendió las convenciones y se ha salvado por su libro en donde fue libre.
Funda la corriente de los cuentos de hadas y, sin embargo, denostó de todo lo que él llamaba supersticiones.
Creía en lo que comprendía, pero lo que lo proyecta al futuro es aquello que no alcanzó a comprender.
6. Esencias y verdades profundas
Aún así, Charles Perrault ha sido llamado el “Homero de los cuentos infantiles”, porqué recuperó la tradición oral, como lo hizo Homero, el ciego divino de la Grecia antigua.
A partir de la recolección de las tradiciones orales del pueblo en la Francia monárquica inauguró, sin quererlo ni proponerse, la literatura infantil escrita, al publicar “Historias o Cuentos del Pasado” editado en el año 1697, que por tener una ilustración en la carátula en donde aparece la figura de una oca, o ganso, se lo conoce también como “Cuentos de la Mamá Ganso”.
El libro de la referencia apareció como autoría de su hijo mayor, Pierre, debido a que en aquel tiempo se consideraba que un escritor que se precie no escribe para niños, labor considerada poco seria e indigna de un intelectual sobresaliente.
Contiene relatos en los cuales al fondo de una aparente ingenuidad hay esencias y verdades profundas del alma humana.
7. El Perú como Francia
En una época agitada, convulsa y temerosa Perrault supo culminar sus historias con finales felices que hizo un cambio en sus lectores, ávidos de tener esperanzas.
De allí que frases suyas como: “Vivieron muchos años y fueron felices por el resto de sus vidas”, y que las utilizamos ahora al narrar cuentos, fueron acuñadas por él y ya han pervivido 313 años y seguirán repitiéndose por centurias y milenios venideros.
En sus cuentos Perrault hace que el mal y el horror se adueñen y apoderen de los destinos de la gente y se enseñoreen momentáneamente sobre ellos y el mundo, pero al final son vencidos por las fuerzas de la verdad y del bien.
El Perú, como la Francia antigua es una raíz honda y vasta en tradiciones orales que hubieran sido el deleite de Charles Perrault.
En su homenaje y memoria le dedicamos las reflexiones que presentamos a continuación, sobre la tradición literaria oral de nuestro pueblo.
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