Leyendo “Poemario” de Miriam Ibarra

Por Clementina Rossini 

Se dice que la poesía es el silencio de los labios, una complicidad del cerebro y el corazón, pero nosotros sabemos también que es un lenguaje cargado de emoción y cuando el lenguaje es un vehículo, un instrumento que sirve para descubrir el mundo entonces decimos estamos en el mundo de la mexicana Miriam O. Ibarra.

Poemario es una lámpara que se enciende para el lector, alimentada desde las más profundas emociones de la autora. Con exquisita femineidad contagia la sensación de lograr un imposible --…Siempre soñé con capturar el mar. Soñaba con traérmelo a casa--, una  espontaneidad tangible lo hace pensar casi realizable.

El yo lírico de la poetiza alcanza al viento y nos dice –Viento que hueles a aromas y recuerdos de niñez—aunque siente que las ráfagas se le escapan de entre los dedos –Viento--.--¡Otra vez te has ido!--.

Poemario los llevará hasta el último verso por un tobogán de imágenes, sensaciones, sentimientos, que hacen imperioso llegar al final sin detenerse.

Palabras nuestras de cada día, de cada sueño, del devenir de los tiempos y de la naturaleza, de las que no se puede prescindir, se entrelazan armoniosamente para deleitarnos con sus sonidos y encajes.

Por ejemplo con la dulzura propia de  la madre que arrulla al hijo -- te nombro y vienes a mi, a este lugar que tengo reservado para ti, mi regazo—se refiere al niño que aún no ha llegado, pero sabe que en algún lugar está y lo siente, lo nombra. Lo acaricia con sus versos con solo pensarlo.

La lectura de Poemario atrapará al lector, posiblemente con matices diferentes en cada lectura que realicen, pero siempre  podrán detectar la sensibilidad a flor de piel con que Miriam Ibarra lo construyó.

Inicien confiados el instante de placer en que los sumergirá la esencia de  cada poema. Ella misma los anima-- No quiero pensar, solamente sentir--. Sentir que los versos invaden el alma.

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