Los primeros pobladores de las Sierras Centrales de Argentina |
Las
evidencias más antiguas del sitio “El Alto 3” (Dpto. Punilla, Córdoba) Resumen:
El sitio El Alto 3 constituye una de las principales localidades arqueológicas de la región. Su importancia radica en que es el único sitio, hasta el momento, que contiene evidencias de la ocupación humana del sector serrano central de Argentina desde la transición Pleistoceno-Holoceno hasta el Holoceno Tardío. En este artículo, se presentan los principales hallazgos realizados en el sitio relacionados con el poblamiento inicial del sector, entre 11.000 y 7.000 años AP, y se proponen algunas hipótesis acerca de los modos de vida en la región durante este lapso. El
Alto 3 site is a foremost archaeological locality in the Córdoba
mountains region (central
Argentina). This
relevance lies in the fact that it records the earliest stages of the Córdoba
Mountains exploration and colonization , between 11.000 and 7.000 years
BP. This report
focuses on the findings made at the oldest layers of the site and
discusses about the
human peopling process in the region. *********** Los
inicios de la investigación arqueológica sobre los
cazadores-recolectores de las Sierras de Córdoba pueden establecerse
hacia finales del siglo XIX, con las contribuciones pioneras de Florentino
Ameghino (1885) en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Durante la
primera mitad del siglo XX, el estudio de los primeros pobladores continuó
siendo uno de los temas centrales en la atención de los analistas (por
ej. Frenguelli 1919; Castellanos 1922; 1943; Montes 1943, 1960), llegando
a su máxima expresión con los trabajos de González en las sierras de Córdoba
y San Luis, cuyos resultados permitieron elaborar una secuencia cronológico-cultural
que sentó las bases para las investigaciones acerca de las sociedades
preagrícolas en esta región y en gran parte del NOA (Menghín y González
1954; González 1952, 1960). Con
posterioridad a la década del ´50, el interés en esta problemática
decayó hasta el punto en que prácticamente todos los estudios arqueológicos
realizados en el sector serrano se centraron en contextos correspondientes
a las sociedades productoras de alimentos o agroalfareras (Berberián
1995, Berberián y Roldán 2001). Como excepción se pueden señalar
algunos análisis aislados de sitios que contenían evidencias de
cazadores-recolectores (Zurita et al. 1975) o que fueron descubiertos de
manera fortuita mientras se trabajaban yacimientos agroalfareros (González
y Crivelli 1978; Laguens 1999). Únicamente en el extremo sur de las
sierras se realizaron investigaciones de sociedades depredadoras tardías,
cuya cronología las colocaba en los inicios de la era cristiana (Austral
y Rocchietti 1995). En
el año 2001, la Cátedra de Prehistoria y Arqueología de la Facultad de
Filosofía y Humanidades (U.N.Cba.) inició un proyecto de investigación
cuyo propósito fue retomar el tema de los cazadores-recolectores de las
Sierras de Córdoba e identificar el proceso histórico local desde la
instalación de los primeros grupos hasta la adopción de prácticas
productoras de alimentos. Los objetivos seguidos consistieron en reconocer
las estrategias adaptativas de los cazadores-recolectores serranos, y
determinar el modo en que fueron influenciadas por la estructura demográfica
y de recursos (Rivero 2006). En
este marco se destacan los trabajos llevados a cabo en el sitio El Alto 3,
que constituye una de las principales localidades arqueológicas de la
región. Su importancia radica en que es el único sitio, hasta el
momento, que contiene evidencias de la ocupación humana del sector
serrano desde la transición Pleistoceno-Holoceno hasta el Holoceno Tardío.
A partir del estudio de los diferentes componentes arqueológicos
identificados, hemos podido obtener información suficiente para generar
hipótesis y discutir ideas acerca de aspectos importantes de la historia
aborigen de las Sierras de Córdoba. En este artículo, se presentan los principales hallazgos realizados en el sitio El Alto 3 que se relacionan con el poblamiento inicial del sector serrano, entre 11000 y 7000 años AP. El
Alto 3 se localiza en el sector nororiental de la Pampa de Achala (Figura
1), en las Sierras Grandes Córdoba, a 1650 m s.n.m. Consiste en un alero
que se abre en un frente granítico ubicado en las cotas superiores de la
cabecera de una quebrada. Se trata de uno de los aleros de mayores
dimensiones en el área: su boca tiene un largo de 23 m, su profundidad
media es de 5 m y la altura del techo es superior a los 2 m, en tanto que
el frente del abrigo está expuesto hacia el sur (Foto 1, Figura 2). Excavados
en la roca que conforma el piso del interior se localizaron 24
instrumentos de molienda (morteros y molinos planos o conanas), mientras
que otros 39 morteros se agrupan en el exterior, sobre una roca plana
ubicada a unos 15 m de la abertura. El
sitio se localiza en un ambiente frío y agreste, con abundantes
afloramientos rocosos y vegetación de pastos y gramíneas, los que
constituyeron un excelente forraje natural para la fauna silvestre que
ocupó el área, como Lama guanicoe (guanaco) y Ozotoceros
bezoarticus (venado de las pampas) (Cabido 2003).
Figura
1. Localización del sitio El Alto 3.
Foto
1. Vista del sitio El Alto 3 (Pampa de Achala).
Figura 2. Plano de El Alto 3. Al
momento de su localización, el piso del alero estaba conformado, en
más de un 90%, por la roca base, en tanto que los sedimentos existentes
tenían una escasa potencia. Fuera del alero se ubica una explanada que
fue erosionada por una cárcava, dejando al descubierto un perfil en lo
que antes debió ser un espacio ocupacional exterior. El
examen de este perfil permitió identificar materiales arqueológicos en
sucesión estratigráfica hasta alcanzar una profundidad de 140 cm,
distinguiéndose cinco unidades sedimentológicas. A
partir de esta evidencia se planificaron y desarrollaron los trabajos de
excavación en la explanada exterior y en el sector interior, que
implicaron la apertura de cuatro cuadrículas de 1m por 1 m en el exterior
y dos cuadrículas de 1m por 1 m en el interior (Figura 2). Debido a las condiciones de extrema acidez de los sedimentos, no se recuperaron restos óseos en ninguno de los estratos y toda la evidencia material se compone de instrumentos y desechos líticos. Las clasificaciones tipológicas de artefactos líticos se hicieron siguiendo las propuestas de Aschero (1975, 1983), con modificaciones A
partir de los materiales obtenidos y de las unidades sedimentológicas
identificadas, se definieron cuatro Componentes arqueológicos
superpuestos estratigráficamente, en la explanada exterior del abrigo.
Los tres inferiores poseían evidencias asignables a grupos
cazadores-recolectores y el más superficial a comunidades agroalfareras
(Figura 3).
Figura 3. Estratigrafía del sitio El Alto 3. La
información obtenida en los Componentes más antiguos, es la siguiente: Componente
1A: Se
desarrolla en la Unidad Sedimentaria N°4. Los desechos de talla e
instrumentos líticos constituyen la totalidad del registro arqueológico
recuperado. Los primeros son escasos (N=306), correspondiendo en su mayoría
a lascas internas de tamaños pequeños y muy pequeños de cuarzo (una
materia prima ampliamente disponible en la región), una lasca de
adelgazamiento bifacial de brecha, cuatro núcleos de cuarzo, y una punta
burilante de ópalo. En este conjunto no se obtuvieron puntas de
proyectil. La
punta burilante (Foto 2) constituye el único instrumento obtenido en este
Componente. Se encuentra manufacturado en ópalo, una roca cuyas fuentes más
próximas se encuentran a más de 100 km hacia el Norte del sitio, aunque
por sus características macroscópicas –diferentes a las conocidas para
la región- puede tener un origen extraserrano. Este
Componente se dató mediante dos fechados radiocarbónicos realizados
sobre muestras de carbón asociadas al material arqueológico. Las fechas
obtenidas fueron 9790 ± 80 años AP (LP-1420)
y 11.010 ± 80 años AP (LP-1506) (Rivero
y Roldán 2005). Estas dataciones constituyen las de mayor antigüedad,
hasta el momento, para la región de las sierras de Córdoba, y permiten
comenzar a plantear problemáticas referidas al proceso de ocupación
humana inicial de estos espacios durante la transición
Pleistoceno-Holoceno.
Foto
2. Punta burilante recuperada en el C1A. Componente
1B: Se
desarrolla en la Unidad Sedimentaria N°3. Se obtuvieron 3845 desechos de
talla, el 99% de los cuales son de cuarzo mientras el 1% restante se
reparte entre materias primas locales2 como ortocuarcita y no
locales como calcedonia, ópalo y brecha. El tamaño dominante entre los
desechos es el pequeño y muy pequeño. La mayor parte de las lascas son
internas, identificándose la presencia de lascas de adelgazamiento
bifacial. Asimismo,
se recuperaron 68 artefactos formatizados y 83 núcleos, en su mayoría de
cuarzo. Una característica distintiva de este componente es la presencia
de puntas de proyectil apedunculadas de limbo lanceolado y con pedúnculo
destacado y hombros. Algunas fueron confeccionadas en materiales no
disponibles localmente y constituyen los únicos artefactos de materias
primas no locales. Se
obtuvieron diez puntas de proyectil de morfología lanceolada, tres de
ellas con pedúnculo destacado y hombros (Fotos 3 a 9). Todas las puntas
han sido obtenidas mediante técnicas de adelgazamiento bifacial, con los
bordes regularizados por retoques y microrretoques por presión. Seis
puntas fueron confeccionadas en cuarzo, dos en ópalo, una en calcedonia y
una en pórfiro. Finalmente, un ápice confeccionado en cuarzo posee
características que permiten considerarlo como perteneciente a una punta
de proyectil lanceolada.
Foto
3. Punta de proyectil lanceolada confeccionada en cuarzo.
Foto
4. Punta de proyectil de limbo lanceolado con pedúnculo destacado,
confeccionada sobre ópalo (presenta evidencias de reactivación en el
filo activo).
Foto
5. Punta de proyectil lanceolada confeccionada en cuarzo.
Foto
6. Punta de proyectil lanceolada confeccionada en cuarzo.
Foto
7. Punta de proyectil de limbo lanceolado con pedúnculo destacado,
confeccionada en cuarzo
Foto
8. Punta de proyectil de limbo lanceolado con pedúnculo destacado,
confeccionada sobre calcedonia (presenta evidencias de reactivación en el
filo activo)
Foto
9. Base de preforma de punta de proyectil lanceolada confeccionada en
cuarzo La
mayor parte de los restantes instrumentos se formatizaron mediante retoque
marginal (raspadores, puntas entre muescas, cuchillos), algunos muy
elaborados como las raederas dobles convergentes (Fotos 10 y 11).
Asimismo, se encuentran presentes varios artefactos pulidos (manos, placa
grabada) (Foto 12).
Foto
10. Raedera doble convergente, confeccionada en cuarzo
Foto
11. Cuchillo de filo retocado
Foto
12. Placa grabada confeccionada sobre esquisto La
muestra presenta una alta diversidad de grupos tipológicos, donde las
puntas de proyectil, preformas y raspadores conforman los grupos
dominantes, destacándose además la presencia de algunos instrumentos
compuestos. En este componente, debido a que no se recuperaron muestras de carbón en cantidad suficiente para ser fechadas mediante el método de Carbono 14 convencional, se decidió datar unas espículas de carbón asociadas a puntas lanceoladas mediante AMS. Esta datación arrojó una fecha de 7108 ± 74 años AP (AA68145)3, que resultó coherente con los fechados realizados en los niveles inferiores de la Gruta de Intihuasi en ca. 8000 años AP (González 1960), en asociación a puntas de proyectil de morfología similar. Exploración inicial y colonización del espacio serrano Los
resultados obtenidos en los trabajos llevados a cabo en El Alto 3
permiten reabrir la discusión acerca de la presencia humana en la región
durante el Pleistoceno. Esta posibilidad ya había sido propuesta, en los
inicios de la investigación arqueológica en las sierras, en base a
ciertos hallazgos que sugerían una asociación entre especies de
megafauna extinta y artefactos o restos humanos (Ameghino 1885;
Castellanos 1922, 1926; Montes 1960). Estas ideas fueron muy discutidas
debido a que las evidencias presentadas poseían debilidades, relacionadas
principalmente con la dudosa asignación temporal de los estratos que
contenían los restos y la ambigüedad de los presuntos artefactos
asociados con la fauna pleistocénica. Las
dataciones obtenidas en el Componente 1A, que ubican este contexto en la
transición Pleistoceno-Holoceno, confirmarían la existencia de grupos
humanos en el sector serrano desde fines del Pleistoceno. Debido a la baja
densidad de los materiales recuperados en este componente, que se
corresponderían con los de una ocupación de corta duración, no es
posible por el momento profundizar en cuáles habrían sido sus modos de
vida. Aunque es posible pensar que no habrían diferido de aquellos que
caracterizaron el proceso de poblamiento del extremo sur de Sudamérica
(Borrero 1999), es decir que se trataría de poblaciones con bajísimas
densidades y amplios rangos de acción. En este sentido, la presencia de
un instrumento manufacturado en una roca de posible procedencia
extraserrana apoya la idea de una gran movilidad. Aunque
las dataciones obtenidas confirmarían la coexistencia, en el espacio
serrano, de grupos humanos y megafauna por dos o tres milenios, no existe
hasta el momento ninguna evidencia concreta que confirme el consumo de
estas especies. Existe la posibilidad de corroborar en el futuro la caza
y/o carroñeo de fauna extinguida aunque, según indican investigaciones
desarrolladas en varias regiones de nuestro país, el consumo de megafauna
no parece haber sido central en la dieta de los primeros pobladores del
territorio (Borrero 1999; Miotti y Salemme 1999). Con
respecto al Componente 1B, que se ubica temporalmente en el Holoceno
Temprano, la información es mayor y permite caracterizar la tecnología
temprana. Se destaca la diversidad instrumental y el importante porcentaje
de artefactos compuestos, lo que sumado al alto grado de mantenimiento que
evidencian varios de ellos y al uso de instrumentos extractivos de alta
inversión de energía en su manufactura -como las puntas de proyectil
lanceoladas, las bifaces o las raederas dobles convergentes- estarían señalando
situaciones de estrés temporal (sensu Torrence 1983). Las características
del conjunto artefactual indican un énfasis en el diseño de instrumentos
confiables (sensu Bleed 1986), especialmente entre los artefactos
extractivos. Además,
el uso de artefactos bifaciales es adecuado para el transporte cuando
existen restricciones de alta movilidad (Parry y Kelly 1987). Desde el
punto de vista de la tecnología, los resultados apoyarían la hipótesis
de poblaciones poco densas con una alta movilidad, cuya subsistencia se
basa en la explotación de recursos de alto retorno, como los mamíferos
de gran tamaño (por ej. Lama guanicoe). Con
respecto a esto último, aunque en el sitio no se recuperaron restos
arqueofaunísticos, la información proveniente de las investigaciones
realizadas en la región en los niveles inferiores de la Gruta de
Intihuasi (González 1960), el Abrigo de Ongamira (Menghín y González
1954), y el sitio Arroyo El Gaucho 1 (Rivero 2006), ubicados temporalmente
en el Holoceno Temprano, indica la dominancia absoluta de restos de camélidos
con un menor porcentaje de cérvidos (Ozotoceros bezoarticus),
mientras que los vertebrados pequeños se encuentran poco representados. En
resumen, las investigaciones realizadas en el sitio El Alto 3
posibilitaron obtener evidencias correspondientes a los primeros momentos
de una extensa historia de la ocupación humana en las Sierras de Córdoba.
Esto permite exponer algunas ideas acerca de las características del
proceso de poblamiento de la región durante la transición
Pleistoceno-Holoceno y Holoceno Temprano.
Este
proceso debe ser enmarcado dentro la exploración y colonización del sur
de Sudamérica, que se desarrolló durante la transición
Pleistoceno-Holoceno, entre 13.000 y el 8000 años AP. Las condiciones
ambientales de este período eran muy inestables y los nuevos escenarios
en los que ingresaban los grupos humanos se caracterizaban por un alto
grado de variación impredecible, tornándolos riesgosos (Borrero 1999,
1996). En general, el registro arqueológico más temprano de varias
regiones indica la generalización de estrategias adaptativas basadas en
una alta movilidad y el uso no especializado de los recursos faunísticos,
que incluía la apropiación oportunista de megafauna, mediante la caza
y/o el carroñeo (Borrero y Franco 1997). Las
evidencias arqueológicas obtenidas en El Alto 3 permiten confirmar la
presencia humana en la región a fines del Pleistoceno, aún cuando los
materiales recuperados son reducidos e imposibilitan, por el momento,
obtener mayor información sobre sus modos de vida, si podemos suponer en
base a las características de este registro que las poblaciones locales
se encontraban en una etapa exploratoria (sensu Borrero 1999) del
espacio serrano. La información disponible sobre el registro arqueológico del Holoceno temprano en las Sierras Centrales de Argentina, es mayor y se caracteriza por una variedad de sitios, entre los que podemos mencionar El Alto 3, Arroyo El Gaucho 1, Matadero 14, El Cóndor 2 y El Alto 5. En estos sitios se observan evidencias de la elaboración de bifaces y puntas lanceoladas, un instrumental diverso y con una alta inversión de energía en su confección, así como un uso de materias primas líticas no locales para la manufactura de algunos de los artefactos de mayor formatización (Rivero 2006; Rivero y Berberián 2006). El empleo de estas rocas no locales sugiere, por tanto, gran conocimiento del paisaje y/o la existencia de redes de interacción que permiten el acceso indirecto a estos recursos. Además, en este período la subsistencia parece estar basada en la captura de los principales recursos locales, como los guanacos. Por todo ello, sería posible considerar que durante el Holoceno Temprano, las poblaciones que ocuparon el sector serrano central de Argentina lograron la colonización del territorio, en el sentido definido por Borrero (1999). Agradecimientos Deseo agradecer a mi Director, Dr. Eduardo Berberián por su apoyo y asistencia en el desarrollo del proyecto. A la Congregación Hermanas de La Paz, por la asistencia prestada. Asimismo, fueron invalorables los intercambios de ideas con Fabiana Roldán, Eduardo Pautassi, Sebastián Pastor, Shilo Hocsman, Patricia Escola, Teresa Civalero y Nora Franco. Notas 1-
Por componente hacemos
referencia al contenido material de un sitio en una posición estratigráfica
dada. 2-
Se considera locales a
aquellas materias primas cuyas fuentes más próximas al sitio se
encuentran dentro de un radio de 10 km. 3- La datación fue realizada gracias a la gentileza de Timothy Jull (NSF Arizona AMS Facility) y la Nacional Science Foundation (Grant EAR01-15488).
Ameghino,
F. 1885.
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durante el año 1885. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba
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ISSN
1851-0027 Año
2007. Número 1: 32- 51. |
Cátedra de Prehistoria y Arqueología, U.N.Cba. – CONICET
Publicación autorizada, para Letras-Uruguay, por parte del autor, el día 19 de enero 2008
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