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Mariluz Suárez y la época del derrumbe |
...barro de Apocalipsis y de Génesis, desde ahora vive aquí, rodeado de ceniza, escuchando la canción de los vientos.
Ramón Martínez Ocaranza |
Con el paso del tiempo el hombre ha inventado herramientas con las que ha escarapelado su piel: el miedo, el caos, la indiferencia por el prójimo sólo algunas de ellas. También la incertidumbre galopa sobre el lomo de nuestra época contemporánea, que ha sido bautizada por una cofradía de pensadores como posmodernidad. En ella, tiene cabida el Apocalipsis, pero no aquel que suena lejano en el texto bíblico, sino el Apocalipsis ahora; ya que el discurso de progreso humano a partir de la tecnología ha sido acuchillado por actos execrables del hombre mismo. Caín empuña con furia su historia para ofrecer su amor por la muerte; la víctima, su hermano, el hombre. Como denuncia y como registro, los seres humanos se han valido de expresiones artísticas que hablan de la crisis mundial que va devorando los tejidos sociales. Por su parte, el teatro ha hecho lo propio. Se han montando una gran variedad de puestas en escena que hablan de ello, al respecto, destacamos la obra de la dramaturga mexicana Mariluz Suárez, quien en sus piezas Prohibido ser feliz (Eterno Femenino Ediciones, colección Letras Azules, primera impresión octubre de 2011) y, Donde ni dios las puede (Editorial Doble Sol, Colección Ecos Contemporáneos de México, primera edición, Buenos Aires, Argentina, 2009), escribe la resonancia de una deshumanización cada vez más palpable. Inicialmente, cabe subrayar que la primera obra en mención ha sido desarrollada de una forma que refleja el contexto actual de la sociedad mexicana, ya que el color de los personajes, es decir, los aspectos sociales, morales y culturales nos permiten reconocernos –en lo individual y en lo colectivo– en sus rostros, otorgándole un elevado valor sociológico a la obra. A pesar de las dificultades que conocemos representa montar teatro, y por ende, asistir a él, no existe pretexto para no tener un acercamiento a la obra de Mariluz Suárez, ya que la lectura permite mirar la puesta en escena debido a que el lector se siente incluido por diversos mensajes dirigidos al público. En este tenor, tenemos que la pieza Prohibido ser feliz, es sumamente visual, o sea, los diálogos y las acciones de los personajes, así como las acotaciones de éstos y el escenario sugerido, alimentan el mundo de las imágenes. Prohibido ser feliz está integrada por tres momentos unificados por un hilo temático, el machismo, la situación de la mujer ante los ojos del hombre y la sociedad, ante los ojos propios. La pieza denuncia esos actos vergonzosos que todavía hoy en día vivimos en nuestras sociedades. Este aspecto es abordado de forma atinada en el prólogo de la obra impresa. A pesar del eje que sostiene el trabajo, cada espacio reclama su autonomía. En el primero de ellos, Lentes para ciego, se evidencia una relación edípica entre Mateo y Norma, asimismo, la atmósfera es de suspenso en torno al tercer personaje, Boyle, ya que los diálogos dan pauta a las interrogantes: ¿quién es?, ¿a qué se dedica?, ¿por qué actúa como actúa? Paulatinamente y como desprendimiento del movimiento natural de la obra, la norma va desenmarañando el enigma. El lenguaje de los personajes es fluido, directo. En segundo lugar, en Zapatos para correr continúa la atmósfera de misterio, sólo que ahora a partir de una fecha y un lugar. En esta parte sobresale el conflicto girando sobre el personaje principal. El hombre contra sí mismo. Cabe mencionar que dentro de Guantes para soñar destaca una mezcla sobria y apasionada a la vez de los personajes, me refiero a los aspectos emocionales, cerebrales y viscerales; donde tiene cabida la técnica de intercambio de ropas y pelucas entre el personaje principal y el personaje tipo, lo que habla de ese cambio de piel que experimentamos en el día a día. Finalmente, hay que resaltar el escenario novedoso y sugestivo de la puesta en escena Arcángeles los tres –también incluida en el libro Prohibido ser feliz–; que invita a la exploración de los sentidos y las emociones, obra que invita a la introspección humana, obra que nos recuerda lo poco y limitado en la exploración de nuestro propio ser. Por otro lado, en lo que concierne a la segunda pieza teatral, Donde ni dios las puede, hay que destacar que dentro de ella, cohabita el mundo kafkiano; debido a que se refleja la animalización del hombre. Está dividida en tres actos que la autora denomina cantos, asimismo, se encuentra delimitada por una geometría sub real que nos recuerda la película El ángel exterminador del cineasta Luis Buñuel, ya que el contexto espacial donde se desenvuelven las acciones emotivas y viscerales de la historia, es breve; territorio del que no pueden salir los personajes. Como consecuencia, brota el instinto y la sangre de cada uno. A partir de elementos teatrales, también se aprecia el razonamiento y la ironía. El diálogo y los actos de los personajes, es la imagen de pájaros hablando, nos referimos a Carancho, Chimango, Tijereta y Pirincho, aves de América del Sur. Con todo ello, la autora nos muestra la realidad, la realidad absurda chocando con la absurda realidad en que vivimos. En el carácter de los personajes se entrevén algunos elementos del mensaje que Mariluz quiere dar: el actual acto de consumismo como una burda expresión donde el ser que lo practica pretende fundar su existencia; la gente que tiene dinero pero no vida; la deshumanización que padecemos en nuestra sociedad; la tecnología apoderándose del actuar; el poder. De forma atinada trabaja los temas, y crítica al dogma y el discurso oficial que legitima una norma por encima de la voluntad de los miembros de una comunidad; principalmente a partir de la figura de Chimango. También, en la imagen de los otros personajes –Carancho, Tijereta y Pirincho–, transmite el temor por expresar los sentimientos y las emociones, por sentir la piel, vivir un abrazo, el olvido, el deseo. Por último, reconocemos en Mariluz Suárez el derrumbe social que padecen nuestras sociedades contemporáneas, es una persona con una mirada literaria crítica y dulce, a través de sus personajes, su voz, reclama el derecho del habla: TIJERETA: Porque los tres queremos vivir como antes. CHIMANGO: Ah sí, y seguir pasando hambre, viviendo en un tugurio, guarida, perfecto. Pueden largarse los tres juntos. TIJERETA: No, tenemos que dividir todo en cuatro y entonces... CHIMANGO: Ustedes me eligieron como líder. Estamos siguiendo las instrucciones del viejo, los tres votaron. Y ¿qué se creen?, que ¡voy a permitir una victoria pírrica! TIJERETA: No te entiendo, hace meses que ya nadie te entiende, te crees que por usar esas palabrotas que nadie entiende vas a conseguir que sigamos haciendo lo que tú digas, pues no. CHIMANGO: Antes de que el viejo se muriera... TIJERETA: (Lo imita) Número diez y ocho: Se prohíbe la palabra muerte. Y sabes qué, eso era antes. (Lo reta) Ahora yo digo que hay que hacer unos cambios. CARANCHO: (Entra) Yo tampoco estoy a gusto. CHIMANGO: Y qué es lo que nos falta, lo tenemos todo. PIRINCHO: (Entra) Yo obyecto. CARANCHO: Cállate guey, la onda va por otro lado. TIJERETA: Somos tres y no nos gustan tus leyes CARANCHO: Sí queremos cambiarlas PIRINCHO: Carancho, ¿cuál era la otra palabra como “objecto”? CHIMANGO: Para información de todos, el cuadro ya se convirtió en punto. PIRINCHO: ¿Dijiste puto? CHIMANGO: Carancho, dile a la Tijereta que le ponga un pañuelo en el hocico y le tape la boca, así no se puede hablar. TIJERETA: Por qué carajos tuvo que morirse. PIRINCHO: (Le tapa la boca) Prohibida, palabra prohibida. CARANCHO: Nos condenó para siempre. CHIMANGO: Yo más bien diría...
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Jorge Arturo Reyes
jorge.art.seyer@gmail.com
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