Canción de quien sólo sabe amar
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Después de haber amado al abrigo del viento, de la lluvia, y a la intemperie de los besos, qué, sino amar, amar de nuevo como quien sólo sabe amar y ama y tararea su canción llena de puentes y de parques y de hojas y más hojas en el viento. Versos que abrazan a la lluvia mientras la lluvia cae, delgada, débil, como para descansar en alguien. El viento aviva el fuego: aparecen los ojos en la melodía. Son encendidamente negros o azules, el color es secundario, es la mirada la que nos da la rima en los versos de amor a la mujer amada. |
Jacobo
A Rauskin
Doña Ilusión
Arandurá Editorial
Asunción, Paraguay, junio 2003
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