Agenda
Walter Rago

Despertar en la mullida caricia de objetos familiares y de un salto zambullirse en los pliegues de la ciudad fortificada …¡Hoy hay tanto para hacer!: Construir boulevares y plantarles recuerdos dulcemente usados (ocres y naranjas), deslumbrarse con la avalancha de encuentros fugaces y eternamente únicos, arreglar una cita entre la alemana Rosa y el empleado de la farmacia, ver acercarse al pantano de la resignación y treparse rápidamente a una canción que permita navegarlo, escuchar la respiración de un pensamiento adolescente y arroparlo, negociar y no discutir demasiado con cadáveres parlantes, a la tarde estirar los límites de la realidad a fuerza de saxos enardecidos, levantar barricadas de tambores contra los rostros fritados en cinismo y reclamar por la suspensión del invierno hasta que llegue la justicia, organizar un coro de colchones felices, estacionar frente a los shoppings bandadas de tranvías repletos de noches de verano, sembrar cientos de enormes espejos por las calles y disfrutar los estallidos de letargos, colgar pasacalles con racimos de anhelos, mear los sacros panteones de mármol de la Ciencia y pisar la toga de los sacerdotes nuclearistas, escuchar el pasito de cerezas danzantes en medio del estruendoso alud de los derrumbes… desarmar muecas ásperas, transpirar antorchas…y finalmente, darse una vueltita por las veladuras del amor… y dormirse relajado, que mañana será otro día movidito.

Walter Rago

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