Me pronuncio |
Me pronuncio No pude ser jamás espejo de otra cara
Había en la mesa cuatro panes entonces era todo reír guijarros y turrones mientras mi madre lloraba la muerte de los trenes Bebíamos del frío y de la lluvia y no era poco mirarnos o aprender de las caricias del trigo sobre las frentes afiebradas
Las procesiones del Corpus vestían sus pabilos de júbilo y el altar nos llamaba al regocijo de ser fieles
No estabas -no voy a hablar de pormenores- La sombra hechizaba la maleza y daba lo mismo ser piedad o furia
Pero aquella sombra de los cálices no seríamos jamás
despu como nunca antes
Por eso ahora que hace ciénagas que el viento no puede desbebernos de la sangre que hace cuatro imágenes que el Cristo ha dejado de llorarnos que hace tanto que mi lengua no se pegotea a tu amor de hombre pasajero apaguemos los cirios que el luto del sagrario se cubra de esperma para una creación nueva que hable que ningún perfil se arrobe de monedas que no serán pagadas
No hay redención posible
Seamos Judas otra vez y ya nunca dejemos de mirarnos
Hartas de bondad las manos de los párrocos hartos de llorar mis rodillas sin peso comulgan con mis ojos a cuestas
Qué mejor ultraje que cubrirme de tierra y no resucitar para que Dios se quede con las ganas |
Marcela
Predieri
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