Faltan los barcos |
Es necesario invadir sus secretos las horas de agua que se trepan fértiles de anclas y de arena hasta el nido de la noche las bocas de esos hombres que ofrecen la pleamar y se abrazan a los puertos
Sin rastros se pierden los nombres de las mujeres del bar como las estelas tras la rompiente irremediable y sus bocas de rouge arrancadas con el revés de las manos
Pero ellas saben guardar entre billetes sus salivas bautizan con champagne la pieza que ordenan la pieza que debe de mañana mantener ventanas abiertas mientras las dejan inspeccionar por el sol y cuadrillas de viento descarnan de los techos
No hay en ellas rencor ni caricias Tras haber deshabitado la noche cepillan sus dientes y los cabellos enmarañados porque la pena no es pena mientras entre sus muslos es caliente aun el recuerdo de la paga
Tal vez alguna novata llore hasta aprender a refugiarse de las manos y tache el calendario de jueves de su mueca
Aprenderá -dice la mujer con arrugas en las sienes- el segundo o el cuarto ya no importan y la besará en la boca como una madre
Al costado de la cortina la rubia joven se depila una pierna se arranca uno a uno los marineros de esa tarde y es tan bello verla apareada al sol con sus ojos de sueño de mediodía aunque cargue olor a vino un mal recuerdo que dormirá hasta que el sol caiga exhausto detrás del horizonte
Entonces arqueará las cejas y recortará sus labios será otra vez yegua ensillada un portaligas rojo o un corsette para su alma quizá dulzura de mentira y de duraznos como de duraznos los ojos y el latir de su cuello ebrio de sábanas
Y en ella me encuentro para beber su soledad
Ahora no sé por qué está calzando anillos en los dedos de los pies y se viste de luto
Acaso por el miedo |
Marcela
Predieri
www.predieri.blogspot.com
www.delapalabra.com.ar
Ir a índice de América |
Ir a índice de Predieri, Marcela |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |