Entrevista a Clara Cortazár de Goetmann |
El pasado 26 de junio se cumplió un año de la desaparición de la Académica en Letras Celina Sabor de Cortazár. Hispanista reconocida en el ámbito internacional, fue Profesora Titular de la Cátedra de Literatura Española del Siglo de Oro en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y Profesora de Consulta en la misma facultad. Nos acercamos a la casa de los Goetmann, donde nos recibe amablemente Clara, hija de la profesora y el folklorólogo Augusto Raúl Cortazár. Con ella mantuvimos el siguiente diálogo. |
P: ¿Cuándo y dónde nació su señora madre? C: Mamá nació aquí en Buenos Aires el 16 de agosto de 1913. Hija de españoles: mi abuelo gallego y mi abuela castellana. Me crió en un ámbito muy hispánico. Mi abuelo era uno de los dueños del Hotel "España", en la Avenida de Mayo, que todavía se conserva. Mis abuelos no eran personas de estudio. Eran, como muchos inmigrantes, muy inteligentes, con muchos deseos de que sus hijos llegaran a un nivel cultural al que ellos mismos no pudieron acceder, y en la medida de lo posible, les dieron carreras universitarias a todas sus hijas. Esto hizo que mi madre y mis tías tuvieran esa educación, si bien no todas llegaron a recibirse. Por ejemplo, mi tía, Josefa Sabor, es una bibliotecóloga muy prestigiosa en la Argentina y en América Latina.
P: Las vivencias en el hogar despertaron en ella dos vocaciones paralelas:
la música y las letras. ¿Cómo fue que se inclinó por las Letras?
P: ¿Cómo fue la relación de su madre con María Rosa Lida?
Mamá, a los cuarenta y siete años, era una principiante en la carrera. Su profesión hasta ese momento era de profesora de secundario. Por la misma época, mamá se presentó a un concurso como Profesora de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Literatura Española del Siglo de Oro. En ese momento, el titular era Fermín Estrella Gutiérrez y mamá fue jefa de Trabajos Prácticos de la Cátedra. Mamá falleció después de muchos años de trabajar en la Universidad ocupando un cargo que no era de ella, y por lo tanto el sueldo tampoco lo era; además era provisorio, ya que estos cargos se renovaban y cada 31 de marzo no se sabía que iba a pasar. Y de hecho, el último 31 de marzo pasó esto, cuando le dijeron "...Señora, no necesitamos más su trabajo. Nadie puede poner en duda sus méritos; todos sabemos que Ud. es una profesora excepcional, pero el cargo lo necesitamos para otro...". Eso para mamá fue un golpazo terrible, que luego lo superó muy bien, ya que estaba preocupada preparando su discurso de recepción en la Academia de Letras, pero el Acto de recepción fue mucho tiempo después y de hecho no se hizo a causa de su fallecimiento. El Dr. Castagnino lo puso de manifiesto el día del entierro. Siguió trabajando intensamente, pero físicamente no aguantó. Tuvo dificultades -como lo que vulgarmente se conoce como culebrilla-, un herpes que produce un dolor muy intenso, y bueno...
P.: ¿Un trabajo muy importante, como la Edición Anotada de Don Quijote,
le insumió mucho tiempo?
C.: Si me acuerdo bien, fue el 28 de junio de 1984. Fue un año exacto
antes de la fecha de su entierro. Creo que fue la cuarta mujer que ocupó
ese puesto; estuvieron Victoria Ocampo, Alicia Jurado y la Sra de Battini.
Ahora no sé quien ocupa el lugar dejado por mi madre. Para mamá fue muy
importante el nombramiento de la Academia. La Academia fue para ella un
ambiente vistoso donde se le facilitaban las cosas: frecuentaba la
biblioteca de la Academia, le pedían consejos sobre qué libros se podían
adquirir con los pocos fondos de que se disponía. Varias veces ella tuvo
intervenciones en las sesiones, como por ejemplo cuando se le preguntó
que tipo de trabajos tenía entre manos y mamá hablo de un trabajo que
tenía hace mucho en preparación sobre el concepto de la parodia en
Cervantes y Lope de Vega. Trabajó mucho tiempo en este tema en la obra de
Quevedo, para luego aplicar sus conocimientos al Quijote y llegar a la
conclusión de que la obra de Cervantes es en sí una parodia, o no. Creo
que es una obra que va a ser publicada en el Boletín de la Academia. Y
parece un absurdo. Es que un intelectual se siente muy raro cuando su
trabajo es importante, y ella en al Academia se encontró en un ambiente
que se consideraba y la consideraban importante, cosa que no ocurrió
nunca en la Facultad, ya que siempre tuvo que estar luchando a brazo
partido contra una institución que no favorece el trabajo de uno, ni de
sus profesores, ni de sus alumnos. Mamá encontró en la Academia un
ambiente que la estimuló, es por algo que ella quiso que su bilbioteca
fuera de la Academia.
P.: ¿Qué enseñanzas le ha dejado su madre?
P. : ¿Te exigieron para estudiar?
P.: ¿Ustedes tienen hijos?
P.: ¿Y Usted?
P.: ¿Con su esposo ha realizado algún trabajo en conjunto o cada uno va
por separado?
P.: Muchísimas gracias por la atención que han tendo ustedes para
conmigo y les deseo mucha suerte en sus proyectos. |
por
Carlos Prebble
El Tiempo de Azul, 17 de agosto de 1986
Gentileza de "La
AGENDA de Carlos Prebble"
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