El escritor antioqueño David Betancourt (1982) acaba de hacer algo
insólito en el mundo literario: con menos de dos meses de diferencia, ha
ganado en el primer semestre del 2015, dos importantes concursos
nacionales de cuento con un mismo libro. Se trata de Ataques de Risa,
libro que fue presentado este año a los concursos de cuento de la
Universidad Industrial de Santander (UIS) y Jorge Gaitán Durán, de la
Gobernación de Norte de Santander.
Este es el cuarto libro de cuentos de Betancourt. Ya ha publicado Yo
no maté al perrito y otros cuentos de enemigos, Buenos muchachos y
Una codorniz para la quinceañera y otros absurdos. Con el primer
libro ganó en Caracas en el 2012 el Concurso Internacional de Escritura
Creativa.
El doble reconocimiento, por dos grupos de jurados diferentes, sin tener
ninguna referencia con el otro concurso, dice a las claras dos cosas:
por un lado, la indudable calidad de la obra ganadora que cautivó, por
unanimidad, a seis jurados diferentes en dos concursos celebrados, de
manera coincidencial, en los dos Santanderes. Betancourt tiene una gran
facilidad para narrar historias, para atrapar al lector en una
vertiginosa prosa que esta llena de humor, de salidas inesperadas, de
dotar a sus personajes de un gran desparpajo en la puesta en escena,
llenos de una insolencia que raya en lo absurdo y por supuesto en lo
risible. No es casualidad que la protagonistas de los cuentos, narrados
todos en primera persona femenina, se llama precisamente, Risa. A través
de los ojos de Risa vamos conociendo los diversos personajes de su
familia, su madre, la abuela, la amiga, el padre, sus novios, sus
novias, sus maestros, su psicólogo, etc.
Por otra parte, queda al descubierto con este inusual hecho la necesidad
de que los concursos sean más más estrictos en sus bases. No es
adecuado, por decir lo menos, que un mismo libro gane dos concursos
consecutivos para libro inédito. Por lo general las bases excluyen de
manera terminante esta posibilidad, pero lo que ha quedado expuesto es
que en ambos casos, los organizadores dejaron una salida en las bases
para que el autor, de manera legítima, presentara el mismo libro a dos
certámenes casi simultáneos.
Esto es un llamando de atención, pero no pasa de ser algo anecdótico.
Suerte la de Betancourt, que gozará con dos ediciones del mismo libro,
con la salvedad de lo que ya sabemos, la distribución de estas ediciones
fruto de concursos suele ser precaria y es difícil que los libros
lleguen a las principales librerías del país.
Lo importante es saludar y darle la bienvenida a las letras nacionales a
este autor, que pinta muy bien; pareciera ser un aire fresco en la arena
literaria nacional, un autor que propone un estilo diferente; aquel que
sabe, al estilo del mejor juglar, a reírse de si mismo (en gran parte,
la joven iconoclasta Risa parece ser un alter ego de Betancourt,
ambos son filólogos, —filólogos son aquellos que aguantan filo, dice la
misma Risa—) y que hace reír, a veces a las carcajadas, al lector con
sus historias y salidas.
El libro contiene dieciséis cuentos, algunos innecesariamente largos y
otros con finales bastante predecibles, como Nocaut, que es una
reelaboracion de la temática del famoso cuento Besacalles de
Andrés Caicedo. La mayoría, sin embargo, son de gran factura, como
Tetas de Risa, Haciéndose el amor, Desquite, El impío y
el último, El Tino, ese portento, en los que abunda la fluidez
narrativa, los juegos de palabras, las referencias literarias, en
especial a Cortázar, y el adecuado manejo de la tensión narrativa.
El jurado del concurso Gaitán Duran, compuesto por Rigoberto Gil, Pedro
José Román y el autor de este blog, manifestó en el acta: «se destaca el
uso de un lenguaje ágil e irónico, a partir del cual se construye cierto
universo cotidiano no exento de humor y de las situaciones absurdas que
envuelven a Risa –personaje protagónico– y a una serie de personajes
secundarios, cuyas actuaciones ingenuas y divertidas refrescan un
interesante cuadro de costumbres. Ataques de Risa
constituye un libro con unidad formal, en el que su autor o autora logra
darle valor estético y literario al desparpajo y la mordacidad, a través
de la escenificación de hechos comunes».
Un libro para leer, reír y disfrutar, sin lugar a dudas; y para estar
atentos a las respectivas ediciones. |