La ciudad |
Entre bosques y hondos valles se encuentra la ciudad de los amantes, donde vivimos colmados de amor disfrutando los momentos más sublimes de nuestra pasión. La vida se regocijaba con nosotros. La ciudad hacía volar nuestros deseos como mariposas de oro, que con sus finas alas rozaban nuestros cálidos rostros encendidos de amor. Las flores, como alegres lentejuelas mecían sus corolas viéndonos pasar mientras disfrutábamos de un poema. La ciudad era sensible a nuestro himno de amor cuajado de perlas y gemas. Los cánticos de las aves de delicados violines nos despertaban con sus dulces acordes anunciando una noche de diamantes y estrellas. El nocturno rocío había cerrado ya las flores mientras los nuevos brotes esperaban jugar con el sol. Era el instante de recogernos y escribir versos que disfrutaríamos después al recorrer las huellas de la ciudad de nosotros los amantes. |
Ruth Pérez Aguirre |
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