Rapsodia de una tarde en el parque |
Nadie regresa a la espaciosa y abandonada soledad ni la palabra evocará la noche con los ojos abiertos. En el parque dirán al ver sus sombras que la tarde excede la monótona rosa o que el verdor antiguo de los cedros no logró cubrir su luz y su ternura. Días perdidos, transparentes, bajo las ramas de los jacarandáes. Desde el aire dirán la nostalgia, la impaciencia de la muerte que habitará el vacío. Una calle del sur y el resplandor último como un ciprés olvidado. Y tú allí, en el vagar disperso de las nubes imposible y callada, morada ansiosa, levísima, cuando la mirada es un dormir deshabitado en la vigilia que desnuda pudor. Tal vez alguien pregunte, ¿cómo fue? Y el desgano desapacible acompañe el lecho, unicornios cautivos por el rumor del mar. Irán desdeñosos empujando la hierba recogiendo la ceguedad del amor, el desnudo y encendido ensueño de la nostalgia que crece en la morada como un destello. Se mece la noche mojándome los ojos distraídos. |
Carlos Penelas
Poemas inéditos de su próximo libro "Casidas"
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