¿Oyes estas voces? |
¿Oyes estas voces cansadas de infinitud, de materia, de condenas e injurias? (¿Estas voces quiméricas de luz, de asombro, de trasamor ingrávido?) Ungida está la copa en este mísero sueño de la noche; lleva la caricia de la amante, la sensualidad de los altares desvalidos la nupcial fragilidad de la pasión. Fluye la hembra como una sacerdotisa en su sombra. Este es el lecho del llanto y del placer, el de la rosa única que profetiza el abandono. La que invoca el salvaje alimento para resucitar los rituales de este prisionero. |
Carlos Penelas
De "Elogio a la rosa de Berceo" (2002)
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