Miserias y deslizamientos |
Luis Franco solía comentarme que la gran visión de Perón había sido descubrir en el fondo de cada argentino un peronista en potencia. La primera vez que lo escuché me sonreí y calibré su ironía, su mordacidad. Con el tiempo advertí que la frase era mucho más profunda de lo que aparentaba. Dejaba de ser una simple anécdota. Implicaba corrupción, deseos imaginarios, autoritarismo, gorros frigios, bonapartismo. Se decía que el egregio general Justo alardeaba con cinismo: A los radicales para qué los voy a corromper. Para qué, si ellos mismos vienen a verme sin que se los pida, se abren de piernas y se ofrecen. Intentamos mirar desde otro ángulo. Analizando profetas y caricaturas. Anarquismo es una palabra sospechosa, irritante. Desde la derecha bien pensante hasta la izquierda dogmática y rupestre. Una palabra que se mira de reojo. En el fondo una ideología inverificable, una franja acusadora y memoriosa. Las
visiones se degradan, se mistifican, se confunden. Con el tiempo
aparecen mitos, delirios, escenografías, fachadas. Eufemismos, fechas;
se mutilan nombres, se escurren hábitos. Rebelión
en la granja, de Orwell, es un ejemplo claro de lo que decimos. El
Rinoceronte, de Ionesco, también. (Con los muchachos del barrio:
cachurra montó la burra.) Entre gallos y media noche se levantan
caudillos de levita y de los otros. Nacen héroes y banderas. Hay
traidores, verticalistas y lameculos. Vírgenes, santones y escuderos.
Burócratas de formación eclesiástica o castrense. Descamisados y
Christian Dior. Actos de fe, irracionalidad, evidencias de la picaresca:
el grotesco. En verdad
espejos que se enfrentan. Hemos escrito, en más de una oportunidad, que
ser millonario y peronista no le causa sorpresa a nadie. Acumular
retratos beneméritos como los de Apold,
Aloé, Espejo, Pérez Jiménez, Hugo Di Pietro, Vándor, López
Rega, Menem, Duhalde o Kichner no es producto del azar ni tampoco una
situación pringosa. Forma parte de una conducta; complicidades, si lo
desea. De allí para abajo al compás del tamboril. También señalamos
en un artículo que La razón de
mi vida fue escrita por Manuel Penella un valenciano que amaba las
ideas del Duce y del Generalísimo. Vivió entre nosotros varios años
hasta que partió a Centroamérica a escribir otra biografía.
Difundimos asimismo, hace tiempo, un escrito donde recordábamos cómo Este
es sólo un esbozo, descreído leedor. Una tentativa de recordar el
carrusel. Para un stalinista todo aquello que se le opone es liberal o
reaccionario. Para un fascista el infierno son los troskistas y la
sinarquía internacional. Para el peronista el que no cuadra es gorila. Regresan
al país, entre otros, artistas prohibidos: Luis Saslavsky, Arturo García
Buhr, María Rosa Gallo, Orestes Caviglia, Niní Marshall, Libertad
Lamarque. Se crea el Sindicato de Industria Cinemátográfica: Leopoldo
Torre Nilsson, Fernando Ayala, Mario Soffici. Se crea el Fondo Nacional
de las Artes. Son sus primeros directores: Francisco Carcavallo,
Victoria Ocampo, Juan José Castro, Augusto Cortazar, Delia Garcés,
Julio Payró, Enzo Valenti. Una mujer, Raquel Forner, obtiene en 1956 el
Gran Premio de Honor del Salón Nacional. Se crea Veamos
algunos de los cargos principales. Podemos cuestionar todo. Pero leamos,
en lo posible, sin mala fe. Biblioteca
Nacional / Jorge Luis Borges. Ministerio
de Educación / Atilio Dell´Oro Maini. Universidad
de Buenos Aires / José Luis Romero.
Universidad del Sur /
Vicente Fatone. Teatro Cervantes
/ Orestes Caviglia . Mundo
Argentino / Ernesto Sábato. El
Hogar / Vicente Barbieri. Cultura
de Cancillería / Manuel Mujica Lainez. UNESCO
/ Eduardo Mallea. Orquesta Sinfónica
Nacional / Juan José Castro. Teatro
Colón / Jorge D´Urbano. Museo
de Bellas Artes / Jorge Romero Brest. Dirección
Nacional de Radiodifusión
/ Antonio Pagés Larraya. Dirección
de Cultura / Julio Payró. Ministerio
de Educación (Prov.Bs.As.)
/ Juan Cánter. Instituto de Arte
Moderno / Marcelo Lavalle. Teatro
Caminito / Cecilio Madanes. Museo
de Arte Moderno / Rafael Esquirru. En Sin duda debe existir una experiencia humana trascendente para comprender una obra de arte pero también una declinación sin límites para desintegrarlo todo. Un título: El hombre mediocre. Delaciones, santuarios, genealogía de intelectuales conversos. Categorías de la mala leche, ineludiblemente. Trincheras, maquillajes, pornografías. Nuncios que amagan con medidas moralizantes: GOU, los hermanos Cardozo, Stroessner, Somoza, Roberto Galán, Pascali, Rucci, Isabelita, Lorenzo Miguel, las Tres A. Alguien apostará a otros monaguillos: Bramuglia, Marechal, Ivanissevich, Cámpora, Matera, Cafiero, Firmerich, Jauretche. Textos póstumos, reminiscencias, siempre. Ora pro nobis. Eva
Perón |
Carlos
Penelas
Buenos Aires, marzo de 2008
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