EN ESTE MISMO INSTANTE, cuando se escriben estas cuartillas, en nuestro planeta estarán muriendo miles de personas, liquidadas por el hambre, por la guerra, por las enfermedades. Se estarán dando el festín los grandes males de la humanidad: el sida, los terroristas, los fanáticos religiosos, los fabricantes de armas, los acumuladores de dinero, el orden es lo de menos.
Tras estas plagas mortíferas están, la insolidaridad y la bellaquería de gobiernos imperialistas. La indolencia de aquellas empresas farmacéuticas que solo miran por la solidez de sus cuentas bancarias; esas que hacen de las medicinas y de la investigación una forma oscura de lucro voraz. A estos insolidarios totales, se les unen, otros que solo curan a los que tienen billetes, tarjetas doradas y chequeras gordas, me refiero a esos hospitales, a los que los pobres no pueden ni asomarse, por ser caldo de cultivo de gérmenes o bacterias que se adquieren en la indigencia; esos centros hospitalarios que se ufanan de la tecnología y que se la niegan a los accidentados o a los enfermos terminales que no pueden pagarla, con la complicidad negligente de los Estados, los mercaderes de la salud, debieran mostrar en sus logos no símbolos de vida o rescate, sino los de dólares de esos que exhiben las entidades bancarias.
Después de todo, el que no tiene para pagar, ha de morir; y ante esto tan terrible e infame, el dogma de cualquier color, ha hecho poco o nada. En todo caso ha puesto, pare estar cerca del poder económico y político. Las excepciones contadas con los dedos de la mano, confirman la regla. Ante toda esta barbaridad, no podemos permanecer impávidos, no se puede consentir silencios, no se puede creer que el mundo esta seguro y en paz.
La "ekecheira" o Promesa de Tregua Olímpica.
Desde de la paz de lo que seguimos tratando, de esa que se intenta lograr desde el deporte, hace casi tres mil años, de la que se concibió en la antigua Grecia, lallamada "Ekecheira" o Promesa de Tregua Olímpica. Para el Olimpismo la paz es una tarea permanente, un fin, una razón de ser. Desde el Siglo IX antes de Cristo, la prédica no ha desmayado. En los recientes tiempos, el COI, no ha permanecido indiferente a la causa.
El año 1991, hizo un pronunciamiento histórico, entre otros muchos, que por no ser de políticos, o de interés de estos, no han sido muy difundidos, en los medios de todo el mundo. Bien vale la pena reproducirlo:
"El Comité Internacional Olímpico. Considerando la frecuencia de conflictos que afectan seriamente a las vidas y el futuro de la juventud del mundo, fiel a la misión que el mismo se ha asignado, concretamente para contribuir a la paz; ansioso en este sentido por restaurar la tradición de la antigua Grecia de la "Ekecheria" o la Promesa de la Tregua Olímpica".
Pide:
A todos los Estados (sus Jefes de Estado, gobiernos y asambleas);A todas las organizaciones nacionales e internacionales; que promulguen que:
1.- Durante el período comprendido entre el séptimo día antes de la apertura de los Juegos Olímpicos hasta el séptimo día después de la clausura de estos juegos, la "Tregua Olímpica" deberá ser observada;
2.- Durante la Tregua Olímpica dedicada, como en la antigua Grecia, al espíritu de la fraternidad y la comprensión entre los pueblos, se tomaran en cuenta todas las iniciativas y esfuerzos, individuales o colectivos, para iniciar y continuar, a través de medios pacíficos la resolución de conflictos, ya sean de naturaleza internacional o no, con vistas de alcanzar y establecer la paz;
3.- Durante el periodo todos los conflictos armados, y cualquiera de los actos relacionados con ellos inspirados por o con ideas afines a tales conflictos, cesarán, cualquiera sea la razón, la causa o los medios de perpetración."Dado en Barcelona, el 21 de Julio de 1992.
La tarea del Deporte Olímpico por la paz del mundo ha tenido eco en las Naciones Unidas, ha intervenido el COI por evitar derramamientos de sangre con independencia de alinearse con tal o cual posición geopolítica. Con ocasión de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona actuando para que a los atletas de la antigua Yugoslavia se les permitiese participar en los Juegos como individuos solamente.
Igual Apoyo tuvo el COI en una gestión no fácil para obtener que los atletas de ese mismo país en conflicto civil en el año 1994, pudiesen participar en los XVII Juegos Olímpicos de Invierno.
Un grupo de dirigentes Olímpicos, presididos por Antonio Samaranch, llegó a Sarajevo instalando la Tregua Sagrada y como prueba de total solidaridad con esa ciudad que había sido Sede de los Juegos Olímpicos de Invierno el año 1984.Vale mencionar como otro dato histórico para todos quienes siguen nuestras publicaciones que en enero de 1997, en la quincuagésimo segunda sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, está se pronunció por primera vez desde su creación, exhortando a sus Estados miembros a que respetaren la Tregua Olímpica, en lo que iban a ser los XVIII Juegos Olímpicos de Invierno en Pagano Japón. Fue portavoz de tal resolución inédita el Japonés Mikako Kotani, quien había sido medallista olímpico y actuaba además como miembro de la Comisión de Atletas del COI.
Y quien mejor que un atleta japonés para invocar la paz al mundo, si ese país fue victima de uno de los más crueles y absurdos genocidios de toda la historia. Japón había sido conducido a segunda guerra mundial por la autocracia, la vanidad y el fanatismo.
La misma causa por la que ahora mueren jóvenes norteamericanos de USA y nacionalizados de ese país en Irak y otras tierras. Similar concepción dogmática es bandera de lucha de los terroristas.
Y en la torpeza de la guerra, Japón fue campo de experimentación de la atrocidad nuclear. Como después hasta la fecha han sido y son otros lares, de otras armas terribles en nombre de la libertad, de Dios y de los derechos humanos, de la igualdad etc.
El Filosofo Friedhelm Moser en su "Pequeña Filosofía para no filósofos" sobre el tema de la guerra tiene algunas páginas. Propongo en esta exposición por la paz, que es Tema Olímpico y del Derecho Deportivo algo que os parecerá interesante: "Todas las guerras son morales, dice el realista. Los que han tenido la intención de librar una guerra siempre han estado dispuestos a echar mano de la moral. ¿Acaso los cruzados tenían mala conciencia cuando partieron a Jerusalén para "liberar" el Santo Sepulcro? Al contrario. "Dios así lo quiere", había anunciado el Papa en persona. De modo que fue una suerte de servicio divino que el 15 de julio de 1099 los cristianos, presos de cólera santa.
Masacraran a más de 50. musulmanes y judíos en la Jerusalén conquistada. Hoy en día la voluntad de Dios sigue siendo un argumento muy
difundido. El que no cree en Dios cita a Maquiavelo:
" El afán de conquista es algo muy natural y extendido, y siempre que los príncipes que poseen el poder necesario salen a la conquista, se los elogia o, por lo menos, no se los critica."
Una guerra ofensiva, opina el filósofo florentino, sólo es reprobable cuando acaba con derrota; la moral siempre toma partido por los vencedores. Y no estaba muy equivocado.
A los ministros de Defensa de nuestros días les gusta traer a colación el mal menor cuando justifican sus guerras.- (y, a los de gobierno, los estados de excepción, cuando justifican las suyas, y reprimen con gas a diestra y siniestra- apunte del articulista para todos los casos ecuatorianos-)
Solo deciden luchar si sirve para evitar algo peor. Quieren anticiparse al ataque del enemigo (como los israelíes en la guerra de los seis días), poner freno a la expansión de una ideología totalitaria (como los norteamericanos en Vietnam) o impedir un genocidio (como "nosotros los alemanes" ahora en Kosovo). De esta forma, el agresor se convierte en defensor (de su propia vida, de ideales liberales o de los derechos humanos).
El deporte es amor
Esto bien puede corresponderse con los hechos concretos, pero la justificación tiene un fallo estructural: lo que se pretende evitar mediante la guerra preventiva aún no ha ocurrido y por consiguiente siempre es hipotético (pienso, en las armas de destrucción masiva-otro apunte del articulista-) Con todo, nunca han faltado las hipótesis, de hecho, no faltan en los simulacros militares. La primera víctima de toda guerra es la verdad."
El escritor español Antonio Gala dice con todas las razones del amor, que:
"Lo contrario del amor no es la muerte, sino la guerra. Lo que la guerra significa de ignorancia y desprecio por otros y el amor de los otros; lo que la guerra significa de egoísmo y soberbia de los que se creen superiores"
Y el deporte es amor, es lo opuesto a la guerra, es vida no muerte, es alegría no tristeza, es grito de emoción no de angustia, no de tortura, no de dolor. Es por ello, que desde la soledad del Estadio Olímpico de la Antigua y Sagrada Ciudad de Olimpia, el juramento de paz de los atletas no ha dejado de escucharse por tres mil años; es por eso por la paz que desde la utopía para algunos, reclamamos justicia social, solidaridad y tolerancia.
Reclamamos por ejemplo por la burla que ha significado la devolución el IESS, de los fondos de reserva a los miles de ciudadanos que acudieron el primer día a recuperar unos centavos que les corresponden después de haberse dejado la vida trabajando para solo sobrevivir.
Cuando esta trilogía sabia Justicia Social, Solidaridad y Tolerancia, no se cumple, surge la violencia en todos los ambientes y el deportivo no está excluido. De eso, de la violencia deportiva y otros delitos, ya diremos la próxima semana, si el Gran Geometra del Universo así lo consciente.
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