No eran tales los que trabajando para “el santo oficio” tenían como tareas las de delatar, torturar y matar en nombre de Dios, en las aciagas épocas de la Inquisición. Ahora, en los tiempos que corren, los que asesinan con tal pretexto, se conocen como terroristas y los hay de todos los tintes. Y es que para los fanáticos religiosos de Oriente y Occidente, “santos”, “mártires” y otras especies raras son ellos y ellas, asesinos y secuestradores, que se instalan bombas en el cuerpo y las explotan frente a inocentes hombres, mujeres y niños, llevándose sin derecho vidas ajenas en su criminal suicidio.
Y en “santos” han devenido a través de los siglos, unos y unas, a los que se adora en ciertos altares, no por su amor al prójimo precisamente, sino por haber estos “luchado” contra su natural instinto sexual con prácticas masoquistas, infamantes y “ejemplares” para la humanidad.
Aseguraban su vida eterna autoflagelándose, aplicándose silicios y otras formas de tortura personal con clavos, espinas y cadenas. Con el dolor de la carne de por medio apartaban las demandas de ella y la más noble de las tentaciones humanas: el deseo sexual. Sobre los mismos fundamentalismos aberrantes se prohíbe, urbi et orbi, el uso del preservativo y otras formas de anticonceptivos, lo que ha traído como resultados concretos en África y en otros continentes sometidos a los dogmas, pandemias de transmisión sexual y niños no deseados al mundo, que sus padres no tienen cómo atender para que vivan con dignidad.
El oficio de los santos, tal era y sigue siendo. Federico Andahazi, se adentra, en el santoral, con su recientemente estrenado primer libro de cuentos, de aparición tardía, ya que como consta fueron escritos entre los años 1984 y 1986. Resuelto a publicarlos nos ha traído a los lectores material para el total deleite. Es decir, lecturas hechas para activar todos los sentidos y deseos, todas las virtudes y los vicios. Literatura estupenda, hemos encontrado especial belleza en el relato que se titula ‘La brújula invertida’. Un tomo obligatorio, publicado por Emecé, del Grupo Planeta, 129 folios en los que se encuentra todo un historial de desengaños, repartido en jirones de arte. Vueltas del destino que atraviesan ante el lector embarcadas en el tren de la memoria de los variopintos personajes.
