La puta de Babilonia  
Reseña ensayística
Comentario Oswaldo Paz y Miño J

Editorial Planeta en 317 páginas, sin recelos, por sobre el atropello que significan las censuras a la libertad de expresión y prensa que se cierne oscura sobre ciertos países, ha puesto en el mundo este audaz y magistral volumen.

No trata el manuscrito de una furcia común. No. No es de aquellas damas de la noche o del día, que llenas de dignidad- aunque esto a ciertos pacatos incomode- se venden- aunque algunas beatillas por esto se descosan las vestiduras- se dejan la piel y los aromas en cualquier catre, por una suma que les permita llevar el sustento a casa. No es de aquellas que les conceden ratos de ternura, minutos de humanidad y gestos de amor a los solitarios, a los bohemios, a los vagabundos, a los fracasados, a los perseguidos, a los a los excluidos de todo ambiente, a los presos, a los viejos, que ya en la percha, con alguno de los sentidos hábiles, solo quieren despertar a la memoria: tocando, mirando, oliendo, formas y carnes de hembra, para minar por momentos el olor a muerte que los circunda.

No. La cortesana que da título al berraco libro que hoy os traemos siempre fue arribista. Buscona de poderes. Desde que fue inventada, parida para satanizar el sexo y constreñir libertades al hombre en nombre de la Fe. Creada para amedrentar con un Dios castigador, cruel y vengativo. No se detuvo en imponer su ley a sangre y fuego. Esta damisela tiene por ello, tufillo propio: a carne quemada. Olor a humano derretido en sus fuegos inquisidores. Torquemada y otros de su laya “trasladaron al cielo”, a miles y miles de personas cremadas vivas en nombre de su Dios. Lo vivieron, los Incas, los Aztecas, los Judíos y los Albigenses, entre otras víctimas directas en indirectas de las acciones y omisiones de una Iglesia llena de sadismo y de conjuras tenebrosas.
Lo dicho, consta escrito en 2006 años mal contados y que se dicen fácil. La historia recogida con sabiduría, en investigación rigurosa y detallista de Fernando Vallejo, se lee en un Tomo que de seguro le traerá excomunión, descréditos y desafectos del sistema y de sus servidores. Odio del Opus y de otras sectas.

Vallejo sin inmutarse, no deja títere con cabeza. Apunta certero y fuerte contra los 263 papas y sus trajines “en beneficio de la humanidad”. Hace un inventario celoso, necesario, clarificador, certero de un tema que estaba pendiente en los actuales tiempos. Ya era hora, en pleno Siglo XXI, no cabían más silencios. Por causalidades el libro ha aparecido justo, cuando Benedicto XVI en su reciente visita al Brasil no ha reconocido la matanza cometida en contra de los pueblos indígenas de América. Fernando Sánchez Drago, el celebre escritor español, también se hizo acreedor a los infiernos, por su “Carta de Jesús al Papa” ¿Recuerdan?, tiempo atrás. Tal epístola sigue convulsionando los intestinos de los fanáticos.

“Los inquisidores se enriquecían como obispos: recibían sobornos, se apoderaban de las riquezas de los que condenaban, y los ricos les pagaban contribuciones anuales para que no los acusaran. Juzgaban y condenaban hasta los muertos; los desenterraban como al papa Formoso y trituraban y quemaban sus huesos.” Pág. 31.

Profesantes de cualquier Fe, leedlo, siempre abiertos a la búsqueda de la verdad. Un ensayo el de Vallejo, lleno de condumio, de garra. Una apuesta en la que se expone el tipo, ante los intransigentes.
BIOGRAFÍA

Fernando Vallejo Rendón (Medellín, 24 de octubre de 1942) es un escritor, biólogo y cineasta nacido en Colombia y nacionalizado en México. Aficionado a la música, llegó a ser un pianista excelente. Vallejo ha sido destacado mundialmente como novelista tiene nueve novelas entre otras conocida y llevada al cine La virgen de los sicarios (1994 En abril del año 2007, obtuvo la nacionalidad mexicana y el 8 de mayo del mismo año renunció en los siguientes términos: señaló que "esa mala patria de Colombia" ya no es la suya.

"(...) y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir", señaló el escritor.

(...)Cuando reeligieron a Uribe, "descubrí que (Colombia) era un país imbécil" y ahí "solicité mi nacionalización en México, que me dieron la semana pasada", precisó Vallejo en el escrito, firmado en México y fechado el 6 de mayo de 2007. 

REPORTAJE

El error Ratzinger se agiganta

Pocos confían ya en Benedicto XVI - Sus anacrónicas decisiones muestran un Papa rodeado de una curia inoperante e incapaz de conducir la maquinaria vaticana .

MIGUEL MORA - Roma - 29/03/2009 No se apaga el tam tam de los tambores. Tras su periplo africano y la encendida polémica sobre el sida y los preservativos, afirmar que Joseph Ratzinger es un papa cada vez más cuestionado es una obviedad. Fuera de la Iglesia, no cesan las críticas y los ataques. En Francia y Alemania, las encuestas entre católicos registran ya la palabra "dimisión", y Gobiernos, ciudadanos y ONG dejan ver su abierto descontento. Dentro del Vaticano, las cosas están igual. O peor. El Papa alemán fue elegido por los cardenales por su alta inteligencia. Pero, como dice el veterano vaticanista y escritor Giancarlo Zizola, "estos primeros cuatro años de papado sugieren que, por mucho que su inteligencia sea finísima, no le llega para gobernar la Iglesia".

Reflexiones de una monja por 'e-mail'

Benedicto XVI
A FONDO
Nacimiento:
16-04-1927
Lugar:
Marktl
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Las críticas a su papado crecen dentro y fuera de Roma

Hay un problema no resuelto en la forma de Gobierno, dicen varios expertos

El círculo en el que Benedicto XVI apoya su día a día es muy pequeño

Se habla ya de un posible sustituto, el cardenal hondureño Rodríguez Maradiaga

"Ratzinger es un prisionero de la curia, vive en una especie de Aviñón en patria, alejado de los episcopados nacionales, sin más apoyo que el de su pequeña camarilla", explica Zizola, autor del libro Santità e potere. Dal Concilio a Benedetto XVI. El Vaticano visto dal interno. Filippo di Giacomo, sacerdote y periodista, 11 años de misionero en el Congo, hoy juez vicario en Roma, cree que la crisis que vive el Vaticano "refleja una enfermedad crónica desde hace siete siglos: su sistema de Gobierno no funciona ni es colegial". "La curia moderna es una maquinaria gigantesca, inoperante e inútil. Hay 35 cardenales en Roma. Están divididos en grupos, enfrentados, y se dedican a conspirar y a cooptar afines por los pasillos", señala Di Giacomo.

Se trata de una batalla en toda regla, en la que los bandos se mezclan y se confunden. La revuelta estalló con el perdón a los obispos lefebvrianos. Un grupo amplio de obispos y teólogos moderados y conciliares (alemanes, franceses y latinoamericanos, sobre todo), hartos de no ser tenidos en cuenta, hizo ver su descontento al Papa. En respuesta, éste reprendió a la curia por no actuar de forma "colegiada y ejemplar".

Zizola recuerda que Wojtyla intentó obviar una fractura que ya existía a base de carisma y comunicación. Su papado creció con la televisión y se convirtió en una especie de Show de Truman, la primera encíclica catódica: le vimos envejecer, derribar el muro de Berlín, sufrir atentados, viajar, besar los suelos del planeta varias veces, agonizar en directo. Pero tampoco él fue capaz de reformar el sistema de gobierno. "Prefirió escaparse de Roma y tapar la crisis de la Iglesia y el vacío de gobierno", dice Zizola.

Mientras Wojtyla viajaba, Ratzinger estudia y escribe. Mucho más aislado y a la defensiva, el Papa soporta mal que le lleven la contraria. Su carta a los obispos reveló que le disgusta sobre todo el desamor, la intriga, "el odio y la hostilidad". Su texto dibuja a una curia conspiradora, que aspira a mandar tanto o más que él, que mueve los hilos en la sombra, que filtra noticias, escondiendo la mano, para hacerse valer. La peculiar sensibilidad de Ratzinger es una parte del problema. ¿Se trata de un "pastor alemán" como tituló Il Manifesto cuando fue nombrado, o "un cordero en medio de los lobos", según la expresión del Evangelio de Mateo?

Di Giacomo despachó con él a menudo cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe: "Le puedes decir cualquier cosa, siempre que no subas la voz. Si la elevabas medio tono, ponía su extraña sonrisa, cerraba el cuaderno y se marchaba. Delante de él no se puede ofender a nadie. Es un democristiano bávaro, y los democristianos bávaros son raros. Pueden tener ideas avanzadas, pero si los demás no les siguen, se asustan y frenan. Ratzinger es cualquier cosa menos un aventurero. Por eso se fue de la Universidad de Tubinga el día que se encontró a los estudiantes protestando tirados en el suelo. Es un monje, y nadie le ha dicho a tiempo que el mundo mediático no es un aula universitaria".

En un texto publicado por la revista religiosa Il Regno, Zizola ha recordado que en 1965 el obispo brasileño Helder Camara anunció al mundo durante el concilio la reforma de la monarquía pontificia, creando un senado compuesto por cardenales, patriarcas y obispos, elegidos por las conferencias episcopales, para ayudar al Papa en el gobierno y convocar cada 10 años un concilio ecuménico.

La reforma nunca se hizo. La curia, la corte púrpura, ese ente invisible y lujosamente vestido, cuyo poder sobrevive a los papas, jamás aceptó la democratización. Hoy, dentro de la curia, nadie se fía de nadie. Por un lado están los influyentes hombres "del servicio", como se autodenominan los diplomáticos de la secretaría de Estado que dirige Tarcisio Bertone, el único que despacha a diario con Ratzinger; por otro, los intelectuales orgánicos (periodistas, profesores, juristas, rectores...), unos papistas y muchos no; y luego está la variopinta macedonia cardenalicia y episcopal que dirige los dicasterios: nueve congregaciones, 11 consejos pontificios, tres tribunales, tres oficinas. "En los dicasterios están los casos piadosos", dice Filippo di Giacomo."Desde Pablo VI, el Papa que internacionalizó la curia y la llenó de excelencia con los mejores cerebros de ese tiempo, la decadencia del equipo de gobierno ha sido imparable. Wojtyla llegó a Roma en 1978 lleno de odio contra la curia, porque nadie escuchaba 
a los obispos del este de Europa, y se trajo a todos los fracasados, a los que no servían a las diócesis", cuenta Di Giacomo. "López Trujillo, Castrillón Hoyos, Martínez Somalo, Martino, Barragán, Milingo... Gente insignificante. Luego hizo obispo a su secretario, y le dijo: 'A estas bestias trátales tú".

¿Podrá este Papa más tímido aún apaciguar a ese rebaño de "gálatas que muerden y devoran"? Según Zizola, "el Papa trabajó durante el Concilio en la frontera de la renovación y sabe que el gran problema es la nula participación de los obispos en el gobierno de la Iglesia. Algunos cardenales recuerdan que los obispos eran consultados más a menudo en la época de Pío XII, antes del Concilio, que actualmente".

Cerca del Papa, coinciden Zizola y Di Giacomo, está el desierto. Cuatro monjas estadounidenses que dirigen el departamento informático y evitan que los hackers entren en la web. Su secretario, el guapo, alto y bávaro Georg Genswein, considerado un cero a la izquierda -"Es un cretino", afirma sin tapujos un miembro de la curia-. El portavoz, el amable jesuita Federico Lombardi, y sus dos ayudantes, que no dan abasto a apagar fuegos, y que según se dice serán sustituidos en junio.

Los hombres de confianza son aún menos. El cardenal alemán Lehman, que culpó del desastre Williamson a los mensajeros; Bertone, el secretario de Estado, que también dejará su sitio pronto por edad. Antonio Cañizares, prefecto de la estratégica, según la visión de Ratzinger, Congregación para el culto divino. Y el lituano Audrys Juozas Backis, que suena para sustituir a Bertone. Demasiado poco para un hombre de 81 años con una enorme carga de trabajo. "El grado de complejidad del cargo, con 1.100 millones de católicos, 6.000 obispos en activo, relaciones ecuménicas e interreligiosas, viajes, encíclicas, y relaciones de Estado, es insostenible para un hombre solo, inteligente como Ratzinger o carismático como Wojtyla", dice Zizola.

Por eso hay muchos obispos en guerra. Mientras Ratzinger salta de un pantano a otro, la iglesia moderada, progresista y conciliar no aguanta más. Según Zizola, el poder del Opus Dei, como en tiempos de Wojtyla y Navarro Valls, sigue siendo enorme. Di Giacomo no cree que sea tanto. Pero la máquina de enredar está en marcha. Con el perdón a los lefebvrianos, el Papa ha despreciado a las corrientes de signo opuesto, especialmente a la Teología de la Liberación, que él mismo frenó hace 25 años. Al fondo, se habla ya de un posible sustituto, el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga. Pero eso lo decidirá la curia.

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