La brújula de Noé,
de Anne Tyler |
Reposaba impaciente por ser leída en mi mesilla de noche esta novela preciosa. No quería tocarla por la seguridad de que, roto el celofán, la nostalgia de haberla poseído me invadiría y así ha sucedido. Habría querido alargarla, acompañarme con ella por más tiempo. Grata su presencia queda grabada a fuego entre las lecturas que serán inolvidables. Os invito a descubrir por qué es notable esta obra, solo habréis de intentar doblegar sus 256 páginas. Confieso que el título me atrapó desde que la vi en la estantería, me conmovió a tal punto de que por ella desandé el camino y una compra anterior troqué, y para nada me arrepiento. Tenía que saber si Noé, el bíblico, tuvo o no brújula para dirigir su Arca, mientras salvaba a dos de cada una de las especies que existían en el terrible episodio de revancha divina que significó la inundación de la Tierra. La brújula de Noé es más que un simbólico membrete que adorna a una obra magistral. Literatura de profundidad que navega entre los más oscuros, largos y tenebrosos oleajes de la vejez, de la enfermedad, de la memoria, de los capítulos vitales de un ser, que vienen y van desde los recuerdos, desde las querencias y los odios, desde las pasiones propias y robadas, desde las ilusiones muertas y desde las frescas aspiraciones de última hora que incluyen el redescubrimiento del amor, en una ajada y hermosa piel, en un cuerpo que sin brillo mantiene intactos los humedales y los secretos. Enamorarse es siempre una aventura de final incierto, más impredecible aún cuando los amantes sostienen la vida en el pasado y miran el presente con incomodidad. La vida es bella de todas maneras y única. Los años van confirmando que se agota y que será mucho lo que quede pendiente cuando la Parca cumpla con su natural trabajo. Angustias existenciales que no retienen el tiempo, cada día que pasa es uno menos, de estancia terrenal y uno más. |
La memoria, un juego de ajedrez, en ocasiones mueve fichas para olvidar el pasado, en otras para recordar lo que jamás ha sucedido. La dignidad, el pretexto para mayores o menores mentiras. La soledad, dura, sonora, implacable, instalándose como un muro, a pesar de las compañías que nos rodeen. |
Biografía
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Dr.
Oswaldo Paz y Miño
Texto publicado en Diario La Hora
Autorizado por el autor
21 de Noviembre de 2010
La Hora
Gentileza
de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/
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