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Los invitados al Jardín - de Antonio Gala - Editorial Planeta - por Dr. Oswaldo Paz y Miño |
La vida solo ha podido
ser creada por el Gran Arquitecto del Universo, cualquiera sea la idea que
de él se tenga. Todos los esfuerzos de la ciencia clonadora para
demostrar lo contrario concluyen cuando simple y llanamente se determina
que toda repetición es posible a partir de células vivas.
No se ha podido en los
laboratorios generar vida de la nada y menos todavía, de lo que haya
muerto. Dicho esto, creemos que solo la vida genera vida y muerte. Los
seres vivos de la creación podrán duplicarse en los tubos de ensayo, si
sus células de origen están energizadas por la chispa vital, la flama
que nos permite respirar, sentir, amar, esa que cuando se extingue nos
mata y nos convierte en envoltorio insensible, útil para los
enterradores, nadie la puede duplicar.
"Mire usted, si
desea que le diga la verdad, de las tres cosas que caracterizan a una
religión-dogmas, moral y cultura, lo que más me interesa es la moral. No
obstante, todas las religiones se empeñan en diferenciarse una de otras
por lo otro, por los cultos, los ritos, las magias, las rubricas
ceremoniosas. Pero, en realidad, es la moral que sostienen y que las
sostiene lo que las hace diferentes. El cristianismo, más que una religión,
para mí es una forma de vida. Por eso hay más cristianos verdaderos en
los países protestantes que en los católicos." Pág. 121.
De la reflexión que
antecede partimos desechando los dogmas, y el poder del dinero, para
apostar por la naturaleza, por el hombre, por la creación, por la
inteligencia, por el arte, por la cultura, por la vida con todos sus
entramados, con sus claro oscuros, pero por la vida al fin y al cabo.
Nuestro mayor tesoro junto al conocimiento, y a la vez nuestra más grande
incógnita; y, en su nombre sugeriros un libro hermoso, de un autor vital.
Esto es, la penúltima propuesta literaria de Antonio Gala, escritor que
ha calado tanto y tan bien en nuestros lectores. El libro que hoy nos
convoca como:
"Los invitados
al jardín". |
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"Nosotros
somos los invitados al jardín: de la vida, del amor, de la felicidad, de
la alegría. No permaneceremos en el siempre, ni siquiera nos parecerá en
flor. Ni siquiera seremos dichosos durante todo el tiempo que lo
habitemos. Por nuestra propia culpa en buena parte. De eso se trata este
libro. Antonio Gala.- Pág. 7.
EL escritor, que sobre su oficio dice: "-Creo que cuando me esfuerzo al escribir para entender las cosas. Los escritores tenemos la tentación grave que es escribir o leer a otros, pero nos falta algo importante: reflexionar aún sin escribir. Es la reflexión la que nos explica el sentido último de las cosas. Yo no soy un escritor de vocación, sino de destino. A mí la vida no me dio otra opción, pese a haber estudiado varias carreras universitarias, incluso abogacía."
El jardín es el símbolo
que Gala ha escogido para ofrecernos Literatura como él solo la sabe
hacer. Maravillosa en el fondo y en la forma. Una visión que representa
el pequeño espacio terrenal que cada uno de nosotros ocupa, cultiva o
abandona, que es a su vez una caja de pandora de la que surgen temas para
la vida y destrezas para enfrentarla y con esa papeleta en la mano,
decidir como habremos de batirnos en ella o con ella. Si podemos, y, si es
que ella se deja.
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Los invitados al jardín
publicación de Editorial Planeta contiene 32 relatos cortos, opción
adoptada por el autor que el mismo explica:
"El
relato es más legible, una historia relativamente corta se lee mejor que
una novela larga de las escritas en el siglo XIX, cuando se tenía más
tiempo para leer. En este momento la gente lee poco y lee deprisa. Lee en
los medios de comunicación, entre viaje y viaje, lee en el avión. Creo
que la historia corta es más adaptada y más feliz para esta época. Además
mi colaboración diaria en un periódico es siempre muy minúscula, y me
ha hecho aprender la síntesis y la sinopsis, las cosas que pueden ser
dichas en menos palabras deben decirse con las palabras necesarias y nada
más."
Apuntamos que la dicha
colaboración es para el Diario El MUNDO, se publica en Madrid y se llama
LA TRONERA, es de nueve líneas. Estamos invitados al jardín. Es decir a
leer este parque literario. Sus letras son flores que contienen el camino,
que dejan sentir el fragante recorrido que ofrece el escritor mostrando
que los humanos somos plantas de un día, que vivimos en huerto ajeno, que
la luz y el aire nos son prestados y que compartimos territorio alquilado
con tantos otros seres como las aves: mirlos, colibríes y así como también
con depredadores y carroñeros.
Que estamos de paso y
somos parte de un momento fugaz, que se llama vida.
"Ahora,
cuando invito al jardín, no invito al jardín de cada persona, sino al
jardín común que es el jardín del amor, de la alegría, de la vida, de
la felicidad, en ese jardín estamos invitados, no somos propietarios,
quien tenga un jardín propio debe salir de él. A ese jardín del que
hablo ahora hay que venir y hay que cuidarlo para que esté en flor el
mayor tiempo posible, pues no duramos demasiado tiempo dentro de él."
Quienes pasen al jardín
dejaran detrás de la puerta, para siempre, eso se aspira, esos cúmulos
de sensaciones ácidas, de materia corrompida y mal oliente que nace de
los efluvios de la vida material aparcada en los corazones y en las
chequeras de unos pocos poderosos, que han pretendido influir sin éxito
en nuestras existencias y que se han jactado de expulsar la cultura por la
economía. Pero a pesar de ellos, todavía habremos de leer y de creer en
los libros y en las artes todas.
Para eso estamos
ustedes allí y nosotros acá, en la misma causa. A pocos como a Antonio
Gala se les da el genio para escribir sobre el amor. Lo pinta, lo
redescubre, lo alienta, lo orienta como norte de los buenos actos, como
marco de las ilusiones, como delirio del pensamiento, como la música que
envuelve a los ritos del beso, de la caricia, de la desnudez provocada
para el acercamiento de cuerpos, de sangres, de aires y transpiraciones,
de éxtasis explosivos o de silencios que gritan apretando los labios
amantes, por la furtiva y agónica pasión y placer, que generan unas
manos apretando, o unos labios lamiendo, donde no se puede gritar o lamer.
El Jardinero de las bellas letras de nuestro libro esta semana, en su
creación, página tras página, poda, o mejor dicho escribe con
rotundidad vital, con lenguaje joven y perdurable y con frescura tibia
sobre lo que nos puede deparar la búsqueda en el jardín de la vida. Nos
lo dice arropándonos, guiándonos sin proponérselo en cada caso, en cada
relato. Todo está escrito y dicho con magia, ternura y sencillez, filosofía
y elegancia.
No
por amor, no por tristeza, no por la nueva soledad: porque he olvidado ya
tus ojos hoy tengo ganas de llorar.
Cuando
llegaste estaba escrito entre tus ojos el final. Hoy he olvidado ya tus
ojos y tengo ganas de llorar.
Antonio
Gala.
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Dr. Oswaldo Paz y Miño
Autorizado
por el autor
Gentileza de
"Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
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