La obra cuya portada consta en la gráfica corresponde a la 401 de nuestras publicaciones en esta tribuna cultural. Quedan atrás 400 libros reseñados en forma de ensayo que con vosotros hemos compartido, por ello el de hoy se nos antoja un inicio, un comienzo, una nueva etapa de creación, razón para que hayamos escogido de entre varios tomos que reposan en nuestra mesilla uno que lleva por título Génesis, que significa origen.

Génesis se llama el primer libro de la Torá y es con el que se inicia el Antiguo Testamento, obra monumental, eterna, que más allá de las creencias que cada quien pueda o quiera asumir es referencia obligada para todos aquellos que deseen enterarse de los comienzos que envuelven al principio y al fin. Once de los primeros capítulos del Tanaj relatan las jornadas del Gran Arquitecto diseñando el Universo.

El Génesis con el que os provoco es una novela de varios matices, que firma Bernard Beckett, autor que vio la primera luz en Nueva Zelanda en 1967. Conocido entre los buenos escritores de esos lares llega a nosotros a propuesta exquisita de la casa Salamandra que lo publica en 160 hojas.

Ciencia ficción y mucho más penetrará en la inteligencia del lector. La obra incluye repasos de algunas de las Reglas Herméticas del Cosmos, y por tanto varios son los renglones metafísicos a descifrar. Y no podría ser de otra manera si el núcleo de la trama pasa por la intención de Anaximandro –una estudiante de particulares señales– de ingresar a la Academia, que es el “órgano de gobierno de la utópica ciudad en la que se ha criado”.

Como podréis advertir, las pruebas para el lector y no sólo para la protagonista de la narrativa merodean la ‘Caverna de las Ideas’ y los métodos socráticos. Los grados de dificultad y emoción suben con el avance del conocimiento, con el recorrido que el lector va desarrollando entre las páginas que de la obra hacen un laberinto del que hay que salir con premura.

Agobios y taquicardias son parte de la receta para aquel que quiere encontrar la verdad. ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? Incógnitas que no sólo se aplican a los humanos, sino también a las máquinas creadas por el hombre para que piensen mejor y más rápido que él.

Génesis entonces puede ser también destrucción, que al final resulta otra forma de creación.

El pensamiento que confirma la existencia. No lee el que no vive. Las ideas siempre son peligrosas para los que gobiernan desde la egolatría, el autoritarismo y el engaño a su pueblo.

Los tiranos, los dictadores son oscurantistas, de estos siniestros que pululan por el planeta y por la República de Platón, creada siete años antes de que naciera Adán Forde, 2058-2077, se encargan líneas fulminantes que constan en Génesis. Y es que en la realidad o en la ficción, tales seres pasan tarde o temprano al basural de la historia en el que tienen asegurado un puesto todos los censores de cualquier laya.