Farenheit 451, un libro de emergencia nacional |
Como que llegamos al punto de no retorno. Nos encontramos en ese estadio histórico, en el que los pueblos, como los orgasmos no se pueden contener y explotan, incendian. Estamos hartos, de todo lo que viene de los políticos. Nos resistimos a seguir escuchando sus habituales mentiras. Y a caer en sus trampas. Estamos: agobiados. Agotados. Ofendidos. Irritados. Ahogados por culpa de ellos, en miseria y gases lacrimógenos. Acorralados. Mermados, en libertades y derechos. Saturados de mentiras oficiales. Desengañados y sobre todo arrepentidos. Desde que nos declaramos República, poco algunos, y nada, los que más, han hecho por el pueblo. Nos han gobernado y nos gobiernan realmente, cuatro o cinco grupos económicos con poder suficiente para impedir cualquier cambio que se intente en beneficio de las mayorías. Sí, los que todo tienen, quieren el control absoluto. Ellos, instalan Presidentes, Diputados y Jueces, y así será, por "secula seculorum", si es que el pueblo no le pone el pare, a esta desgracia nacional que llevamos a cuestas. El Papa, hace poco fallecido, denunciaba, al “Capitalismo Salvaje” y eso vivimos aquí y ahora. En nuestra tierra. Una exhibición inhumana, de capitalismo salvaje, que rinde culto al Dios de la época: el dinero. |
Los pobres, son espectadores dolientes. Los forrados
en billetes, tienen patente para todo. Hacen lo que les da su regalada
gana. Con dinero, tienen un menú casi infinito de opciones para joder al
prójimo. Y lo grave, es que la “democracia” se los permite. Al Estado
de Derecho, sólo lo conocemos por concepto. En la practica, una quimera.
Los ciudadanos de a pie cercados. Y todo por culpa de aquellos que a
dentelladas se disputan el manejo no solo de la justicia. También el
control de la Fiscalía. y los enclaves políticos ¿Por qué? .Para
mantener a cubierto a los “dueños del país” y sus andanzas. En
aquel momento, Clarisse McClellan dijo: Si, como lo habéis leído. La peor pesadilla. Se meten con los libros. Ellos son las víctimas. El cuerpo de bomberos en la novela, es el encargado de incinerar los libros y perseguir lectores en una ciudad vacía. Llena de coches modernos. Carreteras sin fin. Televisión digital y programas basura. Juegos electrónicos. Y Fútbol. Con ejércitos de chicos satisfechos económicamente, adictos a la velocidad, a la “dolce vita” y a la violencia, que brota de la intolerancia total. Una de aquellas “civitas” de nuestros días, vista, por un escritor premonitorio. Distante la ficción, leemos de una de esas zonas del mundo en las que pensar esta prohibido, por ser un ejercicio nocivo al sistema. Peligroso, para la religión dominante y para el consumo. Para el dictador y su corte que, censuran a escritores. Encarcelan opositores. Amenazan periodistas. Encausan a editorialistas y clausuran medios de comunicación. Novela marcada por la distopía. Una visión de esas urbes, en las que el “mandamás”, declara todos los días, sofisma, de por medio, a las gentes de a pie: “habitantes felices”, por que lo tienen todo. Menos libertad de pensar y expresarse y evadirse del consumo. Novela emergente que denuncia la quema de los libros, el encarcelamiento de autores disidentes, la persecución de los intelectuales, de los cantores populares y poetas. Texto que desenmascara a dictadorzuelos que se declaran demócratas y que tienen como mejor aliado al paredón y como recursos: al chantaje, la extorsión y la violación sistemática de los derechos humanos. El estado de sitio. “Pero necesitamos un respirador. Necesitamos conocimientos. Y tal vez dentro de un millar de años, podríamos encontrar barrancos más pequeños desde los que saltar. Los libros están para recordarnos lo tontos y estupidos que somos. Son la guardia pretoriana de César, susurrando mientras tiene lugar el desfile por la avenida:” Recuerda, César, que eres mortal. La mayoría de nosotros no podemos salir corriendo por ahí, hablando con todo el mundo, ni conocer todas las ciudades del mundo, pues carecemos de tiempo, de dinero o de amigos. Lo que usted anda buscando, Montag, está en el mundo, pero el único medio para que una persona corriente vea el noventa por ciento de ello está en un libro. No pida garantías. Y no espere a ser salvado por alguna cosa, persona, máquina o biblioteca. Realice su propia labor salvadora, y si se ahoga, muera por lo menos, sabiendo que se dirigía a la playa. Pág. 96. Lectores, amigos. Esta novela, no puede quedaros como tarea pendiente. Que no. Los libros, se sentirían ofendidos ante acto tan insolidario. Páginas ricas de amor y dolor vividas por los libros y sus amantes, los lectores. Una prueba de fidelidad y advertencias a tomar en cuenta. Los libroadictos, no estamos solos. Y nos comunicamos a través del universo. La palabra de pase, está, en cada tomo. Los quema libros, serán detectados. Y… |
Dr.
Oswaldo Paz y Miño
Texto publicado en Diario La Hora - abril 2005
Autorizado
por el autor
La Hora
Gentileza
de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/
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