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La
novela de Daniel Mason nos ha traído a la mente aquella de Rodrigo
Brunori: ‘Me manda Stradivarius’. Y es que la música es una vanidosa
total como toda dama bella y seductora. Y claro que desafinada no se
gusta. Ni verse desalineada. Lo uno ha de llevar a lo otro y viceversa.
Siente placer cuando es tocada con sentimiento y pasión. Cuando ella es
la que decide, como en la novela de marras, la vida y la muerte, la
fidelidad o la traición, la prisión o la libertad. ‘El afinador de
pianos’ es la historia vital de un amante de la música, de un custodio
de pianos, viajero. De un médico de cajas sonoras a quien el destino le
tiende celada tras celada, mientras lo trajina por selvas maravillosas y
por culturas inimaginables. Es la bitácora de un Maestro de sonidos
celestiales, de un ser privilegiado que domina la aritmética del
subconsciente, como definía el filosofo alemán Gottfried Wilhelm al arte
que cultiva Orfeo.
Los
peligros y las emociones desbordantes de un afinador de cuerdas a las que
los martillos hacen el amor desde los dedos y las caricias de otros que
descifran pentagramas y recorren las octavas sumando y restando tonos. Los
quejidos de un viejo cordófono, que yacía arrumado en medio de la selva
inhospitalaria. Todo un desaire. Toda una tragedia.
Y
Birmania, sojuzgada antes, sometida ahora por genocidas militares. La
historia que recicla, antes víctima de los imperios, hoy dominada por las
botas y las bayonetas de unos intolerantes, asesinos, dictadores, dioses
de la muerte, perseguidores de las libertades ajenas, que se camuflan en
cambios de pacotilla, pero que sólo defienden sus intereses, cargos y
prebendas. Corruptos esos que impidieron el ingreso de ayuda humanitaria
internacional, llegada en ocasión de las terribles inundaciones del
pasado mayo provocadas por el ciclón Nargis. Terror y barbarie que con
valor han enfrentado a cuerpo limpio los “prodemocráticos héroes”,
monjes budistas armados sólo de su túnica naranja. Un libro recomendable
para lograr afinaciones en el concierto personal que cada uno dirige en su
vida.
“Las
teclas y los macillos temblaban cuando la balsa oscilaba, y en el débil
tañido que emitían, Edgar volvió a oír una composición sin nombre,
hecha únicamente de notas, pero sin melodía; que se repetía sin cesar,
porque cada eco era producto del anterior; que surgía del interior del
piano, pues no había ningún músico en el río”. Pág. 343.
BIOGRAFÍA
Daniel Mason (Estados Unidos, 1977)
estudió Biología en la Universidad de Harvard y se licenció en Medicina
en la Universidad de California con una especialización en enfermedades
tropicales. Dedicó un año a investigar la malaria en la frontera entre
Tailandia y Myanmar. En aquel escenario surgió la inspiración para su
primera novela, ‘El afinador de pianos’, publicada en SALAMANDRA, que
recibió los elogios más entusiastas de la crítica, fue traducida a
treinta idiomas y se convirtió en un éxito internacional de ventas. De
‘El afinador de pianos’ se han realizado versiones para el teatro y la
ópera, y existe ya un proyecto para llevarla al cine. ‘Un país
lejano’ es su segunda novela. |
