La otra orilla

poema de Delia Pasini

 

Chorrea el verano en amarillo

con el sol estirándose en las casas.
Brillan las paredes a la cal; las figuras

se ahuyentan, dejan caer sus sombras.

 

Las voces se asordinan en el chirrido de la siesta,

en la constancia de seguir un rumbo

(aunque no maldito) con ramalazos de

calma y de añoranza.
“Lo que no es, ya nunca será», repite,

mientras los parches de sombra enfrían el jardín.

 

Tedio sin fin entre las lajas. Se ofrece el agua,

río que parece el mar. Cerca, tan cerca,

las palmas chapotean, lo acarician, se ofrecen.
Su chasquido distiende los sentidos,

corre por un cuerpo que ya no será igual,

 

casi un desconocido. Se apaga la luz

sobre los pliegues: el dolor o la perplejidad

instalaron rictus sobre la imagen desgastada.

 

El robo ocurre en el lugar de la rapiña, del otro lado

de la corriente, en la orilla de barro

agarrotada por quienes vuelven su aire irrespirable,

entumecida en el vapor de tantos muertos insepultos,

expropiada por los mercaderes de la suerte.

 

Se alejan los rincones, sueños ya o vigilia imaginada.
Las puertas no se franquean a la avidez o a la rutina.
Los ámbitos ocultos nos destierran.

 

Pasajeros extraños de lugares propios ya perdidos.
¿Quiénes sus habitantes codiciosos de
lámparas, de claroscuros velando gentiles la sonrisa?

 

Esta es la otra orilla.
Todavía es posible regresar a la extrañeza.

 

Los objetos resbalan por las manos,

vueltos arena de un reloj indestructible.
Se alejan las texturas, la dimensión externa

perplejos, dimos nombre a la realidad que nos excluye.

 

Siempre hay subterfugios para creernos dueños de las cosas.

 

La dulce ensoñación resbala por espejos

que reflejan aquello que no podemos ver.
Cae molido a golpes el espíritu y nuevamente se levanta.

Hasta el choque final, donde no anida la añoranza.

 

Y sin embargo... Cuánta celebración en los resquicios,

cuánta música escondida en las esquinas,

cuántas voces prendidas a los ángulos

retumban cariñosas, anhelantes.
Con gentileza, semitonos desperdigados en la sombra.
Se trata, siempre, de distinguirlos matices, de acunarlos.


poema de Delia Pasini

 

Publicado, originalmente, en: Inti: Revista de literatura hispánica No. 52-53 Otoño 2000 - Primavera 2001

Providence College’s Digital Commons email: DigitalCommons@Providence

Link del texto: https://digitalcommons.providence.edu/inti/vol1/iss52/50

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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