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Análisis e investigación de una tragedia inconclusa.
Fukushima,
punto final de los mitos nucleares |
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Esta crónica pretende ser un llamado que reafirme el rechazo a la energía de origen nuclear y que ayude a comprender los enormes peligros presentes en todo el ciclo, desde la minería a la gestión final de los residuos. Argentina no está exenta de riesgos. Un Fukushima en potencia se erige en Buenos Aires, a 100 km de capital federal. Con tres centrales construidas y la cuarta por concretarse, la amenaza atómica estará siempre latente. Lejos de pretender generar desasosiego, el presente trabajo es una invitación a la denuncia y al compromiso ciudadano para impulsar un cambio en la matriz energética que inicie la urgente transición a las energías limpias, renovables y descentralizadas. El 11 de marzo de 2011 un terremoto de magnitud 9 sacudió Japón generando el devastador tsunami que golpeó la costa noreste de la isla con olas que superaron los 30 metros de altura. El letal maremoto arrastraba casas, destruía pueblos y se llevaba 20.000 vidas. Las pérdidas económicas se calcularon en cientos de miles de millones de dólares. El más potente terremoto jamás registrado en ese país generaba imágenes que recorrían el mundo como escenas del Armagedón. La destrucción del fenómeno natural impactó en la audiencia mediática planetaria. Pronto nos enteraríamos que en Fukushima se gestaba la peor tragedia nuclear civil de la historia humana. Sus impredecibles consecuencias persistirán por cientos de años y su final sigue siendo incierto. Si algún desprevenido todavía creía en el mito de una industria nuclear limpia, segura y barata, y Japón lograba conservar cierta aura de eficiencia y de infalibilidad tecnológica (a pesar de un amplio historial de fugas radioactivas, incidentes y “accidentes”[1] en sus plantas) Fukushima desterraría definitivamente esas fantasías. |
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Exterior del edificio del reactor Nº3 en ruinas. Crédito: Dailymail |
La fusión del
núcleo de tres reactores del complejo Daiichi en las unidades 1, 2 y 3 y
el casi colapso de la pileta de desechos radioactivos de la unidad 4
escaparon a cualquier escala de medición de accidentes que no
contemplaban semejante situación. Los reguladores nucleares nipones ni
siquiera preveían que un terremoto y un accidente nuclear pudieran
ocurrir a la vez. Los peores desastres de la historia, Three Mile Island
en Estados Unidos y Chernobyl en Ucrania -el más grave hasta ese
momento-fueron resultado de la fusión de un solo núcleo, y aun así, 30
años después, la tragedia de Ucrania nos sigue recordando su vigencia,
la emisión radioactiva nunca se detuvo. (Ver recuadro aparte:
comparación de casos) Imaginar el escenario de la fusión de tres
reactores en la pequeña isla de Japón y su prolongación en el tiempo
estremece. |
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Los tanques con agua radioactiva se acumulan por todos lados |
Aunque el terremoto por si mismo ya había
producido severos fallos en el complejo y éste (ni ningún otro en el
mundo) está preparado para un sismo de magnitud 9, la llegada del
tsunami con una ola de 15 metros de altura superó con facilidad la
barrera de contención que soportaba olas de sólo seis metros. El agua
anegó las centrales anulando los sistemas de suministro eléctrico de
emergencia y otras instalaciones vitales que impidieron el enfriamiento
de los reactores y provocaron la fusión en el núcleo de tres de ellos.
Durante los primeros días del desastre la empresa “Tokyo Electric Power
Company” (Tepco) - la mayor generadora de energía de Japón y tercera del
mundo- negó la fusión e intentó mostrar que tenía la situación bajo
control. El jefe de gobierno de entonces Naoto Kan[2]
declaró que la compañía retaceó información y lo dejó al margen de las
decisiones; al punto de enterarse de la primera explosión en las
centrales a través de la televisión. Cuatro días después del desastre,
Tepco y la agencia reguladora nuclear japonesa, minimizaban los riesgos
ante el público pero secretamente pedían autorización al primer ministro
para que todos los trabajadores evacuen la planta porque de otro modo
probablemente morirían. Naoto Kan rechazó esta posibilidad, abandonar
las centrales implicaba la fusión en cadena de todo el complejo y una
emisión descomunal de radioactividad que hubiese hecho inhabitable a
gran parte del territorio de Japón. Esta confesión, salida de la boca de
quien tenía el mando en Japón, ejemplifica la gravedad de lo que estaba
sucediendo por esos días. Naoto Kan denunció también la existencia de
una red de poder paralelo llamada la “aldea nuclear”, un lobby atómico
integrado por Tepco, y por políticos, funcionarios e investigadores de
la universidad que se encargan de suprimir toda declaración en contra de
la energía nuclear y evitar además la denuncia de sus peligros. Son
responsables de financiar partidos políticos, medios de comunicación y
tienen la capacidad de destruir carreras y realizar campañas
difamatorias. En Japón los barones del átomo manejan en las sombras los
resortes del poder. |
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Módulos temporales preparados para usarlos durante dos años |
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Las carreteras vacías son un testimonio de la devastación causada por el desastre. Crédito: Dailymail |
Al perder refrigeración los núcleos de los
reactores 1, 2 y 3 se recalentaron a temperaturas tan elevadas que
comenzaron a derretirse fundiendo todo a su paso y llevando consigo el
combustible que estaba fisionando en el reactor. El zirconio (metal que
recubre las barras de combustible) cuando se funde reacciona con el agua
generando hidrógeno. Este gas es extremadamente inflamable y fue el que
hizo volar por los aires los edificios de los tres reactores liberando
enormes cantidades de elementos radioactivos. La reconocida doctora
australiana Hellen Caldicott[6]
explica claramente lo sucedido: “Se estima que el 15 de marzo -en
cuestión de horas- escaparon a la atmósfera tres veces más gases nobles
que los liberados en Chernobyl. Estos gases son emisores de radiación
gamma de muy alta energía, similares a los rayos x, penetran el cuerpo
humano y al ser inhalados se instalan en los pulmones y en los tejidos
grasos exponiendo a los órganos cercanos a la radiación gamma. El cesio
y el yodo 131 son también emisores de radiación beta y gamma, entran en
el cuerpo por inhalación o ingestión. Otro elemento muy peligroso es el
estroncio 90, tóxico por 100 años, análogo al calcio se concentra en los
huesos, los dientes y la leche materna, puede causar cáncer de huesos,
leucemia o cáncer de mama. Pero alrededor de otros 100 elementos
radioactivos fueron también liberados durante las semanas y meses del
accidente y miles de personas fueron expuestas a nubes de radiación”
Esta explicación es vital para comprender la imagen desolada del
comienzo en la prefectura de Futaba, territorio entregado a las miasmas
radioactivas liberadas de la caja de pandora que se abrió en Fukushima.
Comparación de casos: Three Mile Island (1979) y Chernobyl (1986) Los peores accidentes de la historia, aun con su gravedad y terribles consecuencias, son menores comparados con la tragedia de Japón. Fukushima triplica a esta altura las emisiones radioactivas de Chernobyl. Es importante comprender la diferencia con estos dos accidentes para dimensionar el impacto global de Fukushima. En primer lugar tanto en TMI como en Chernobyl la fusión ocurrió en un solo reactor y nunca jamás en la historia nuclear una pileta de combustible agotado estuvo en estado crítico como se encontraba la pileta del reactor Nº 4. La pileta del reactor Nº 3 también fue dañada, aunque en menor medida. El agua jamás tomó contacto con los núcleos fundidos en esos dos desastres. En el caso de TMI pudieron entrar al núcleo del reactor dentro del año posterior al accidente, y durante los seis años siguientes se pudo desmantelar completamente el reactor fusionado en Harrisburg, Pensilvania. En Chernobyl tuvieron que construir un edificio completo encima del núcleo ardiente solo seis meses después de haber volado por los aires. Una vez terminado el llamado “sarcófago” de hormigón los rusos pudieron ingresar al edificio del reactor y determinar dónde estaba el núcleo fusionado. Enviaron robots y encontraron lo que se llama la “pata de elefante”, 80 toneladas de combustible fusionado, el “corium” de Chernobyl. Se estima que el “corium” de Fukushima ronda las 300 toneladas, con el agravante que contiene un combustible reciclado (Japón es uno de los dos lugares en el mundo donde se reprocesa combustible nuclear) llamado MOX hecho con plutonio, la sustancia creada por el hombre más tóxica y mortal que existe. Se estima que el reactor Nº 3 contiene 300 kg de plutonio. La millonésima parte de un gramo de plutonio causa cáncer. El costo económico para Ucrania fue devastador. En el 25º aniversario de Chernobyl el primer ministro ucraniano reconoció que la tragedia ha costado ya más de 280.000 millones de euros, consumiéndose el 10% del prespuesto de Ucrania cada año. El último presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, reconoció en una carta pública que “fue Chernobyl –incluso más que la Perestroika- la verdadera causa del colapso de la URSS”[10] Para fines de 2011 Japón tenía su primer déficit comercial en 30 años[11]. Estimaciones conservadoras calculan en un billón de dólares el costo para desmantelar Fukushima. Suficiente dinero como para poner de rodillas a la tercera economía mundial.
Tepco inicia la
remoción de las barras de combustible de la pileta colapsada |
Mientras tanto un régimen nuclear en las
sombras sueña con reactivar[19]
todas las centrales apagadas. Por esta razón se hace lo posible para que
parezca que Fukushima tiene solución y rechazan la posibilidad de
construir un sarcófago como en Chernobyl. El ingeniero nuclear Arnie
Gundersen sugiere “cubrir todo con hormigón y alejarse por 100 años”.
Creemos que la respuesta más clara al rechazo de esta posibilidad la dio
el escritor japonés Hirose Takashi cuando dijo: “aceptar la solución del
sarcófago significa admitir que estuvieron equivocados y que no podrán
arreglar las cosas. Significa la derrota de la idea de la energía
nuclear, una idea que sostienen con casi una devoción religiosa. Y no
significa solamente la pérdida de esos seis (o diez) reactores,
significa cerrar todos los demás también, una catástrofe financiera. Si
pudieran al menos enfriarlos y ponerlos en marcha otra vez, podrán decir
“ven la energía nuclear no es tan peligrosa después de todo”. Fukushima
es un drama con el planeta entero observándolo, que puede terminar en la
derrota o la victoria de la industria nuclear”
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/25/economia/1327480833.html
http://web.archive.org/web/20140309073549/http://mainichi.jp/english/english/newsselect/news/20140305p2a00m0na013000c.html
http://www.publico.es/internacional/477660/trabajar-en-fukushima-sueldo-bajo-riesgo-alto-y-la-mafia-japonesa
http://www.eluniversal.com/internacional/140310/japon-pondra-en-marcha-reactores-nucleares-3-anos-despues-fukushima
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Autor: Pablo Palicio Lada
Movimiento Antinuclear Del Chubut
www.machpatagonia.com.ar
Red Nacional De Acción Ecologista (RENACE)
Gentileza
de Red Nacional de Acción Ecologista - RENACE
http://www.renace.net
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