En tiempos
difíciles |
A
aquel hombre le pidieron su tiempo para que lo juntara al tiempo de la Historia. Le pidieron las manos, porque para una época difícil nada hay mejor que un par de buenas manos. Le pidieron los ojos que alguna vez tuvieron lagrimas para que contemplara el lado claro (especialmente el lado claro de la vida) porque para el horror basta un ojo de asombro. Le pidieron sus labios resecos y cuarteados para afirmar, para erigir, con cada afirmación, un sueño (el-alto-sueño); le pidieron las piernas, duras y nudosas, (sus viejas piernas andariegas) porque en tiempos difíciles ¿algo hay mejor que un par de piernas para la construcción o la trinchera? Le pidieron el bosque que lo nutrió de mno, con su árbol obediente. Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros. Le dijeron que eso era estrictamente necesario. Le explicaron después que toda esta donación resultaría inútil sin entregar la lengua, porque en tiempos difíciles nada es tan útil para atajar el odio o la mentira. Y finalmente le rogaron que, por favor, echase a andar, porque en tiempos difíciles esta es, sin duda, la prueba decisiva. |
Heberto Padilla
de "Fuera del juego" (1968)
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