Sea socio fundador de la Asociación de Amigos de Letras-Uruguay |
La memoria del aire |
Walter Lingán y una novela que enmudece |
|
“NiPerdónNiOlvido,
SoloJusticia” palabras que abren el libro, así como el
magnífico epigrafe del gran José Saramago: “Benditos sean los que
eligieron la sedición porque de ellos será el reino de la Tierra”,
devienen en los faros que nos guían en los oscuros meandros de El
espanto enmudeció los sueños, impactante, imprescindible novela
de Walter Lingán, que nos conduce por los vericuetos del reciente y
ensangrentado Perú de las postrimerías del gobierno del felón Morales
Bermúdez, que empezó a trastabillarse con el exitoso Paro Nacional del
19 de Julio, y luego por los desgobiernos posteriores, a los cuales se
pinta desde el punto de vista de una crítica de la narrativa de óptica
popular, perfectamente plausible. |
La presente novela tiene pátinas dilaceradas, de las que se desprende, fácilmente, su título: la barbarie del fujimontesinismo y demás lacras que hemos realmente vivido, originan una especie de “viaje hasta el fin de la noche” (recordemos a Louis Ferdinand Celine) que fue, y es, en muchos casos, aún, la existencia en nuestra dolorosa (Martí dixit) república oscura. El libro se lee rápidamente porque los sucesos allí descriptos han sido o son parte de nuestras vivencias, y, además, el autor usa un lenguaje sápido que emplea la óptica del barrio, de lo genuinamente popular. Habla, v.gr., de Fujimori: “..y sabes también lo que es vivir en un lugar como los Barrios Altos. Y en ese barrio sin querer queriendo, aprendiste algunas mañas, sin dudas el barrio dejó sus huellas, te acriolló un poco, por eso decías que no eras `un caído del palto´. ¿Y quién en la Victoria, en el Barrio donde yo viví o en los Barrios Altos no se acriolla, no se achora para poder sobrevivir? Hay que ser moscas, saberlas todas, pasar piola de acuerdo a las circunstancias, ser vivo, astuto, sapazo, agresivo, saber jugárselas, pero suave Camay, con estilo carretitas…”Por eso, Albertito, eso de hacerte el inocente no te lo cree nadie. Tú estabas al tanto de todo, sabías muy bien cómo se cocinó el estofado (el subrayado es nuestro). La creación de grupos militares clandestinos…eran de tu total consentimiento. Tus Generales bailaban en una pata pues tenían todo el apoyo del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, o sea, de su chinito que no se casaba con nadie. Tu General Victorioso, Nicolás Hermoza Ríos, ni corto ni perezoso, llamó al Capitán de la Guerra Sicológica, le ordenó que junte a soldados de su confianza y forme todos los grupos clandestinos que sean necesarios para cazar terroristas y darles vuelta. Así dizque nació el Grupo Colina, que empezó a matar a diestra y siniestra a todo sospechoso de guerra popular…” |
Las partes líricas de la obra son aquellas en que el protagonista (encarcelado) evoca a su familia, como ésta en la que habla de: “Mi hermana comenta que se espera justicia y sigue escribiendo poemas que hablan de amor y de guerra, del espanto que enmudece los sueños (una paráfrasis del título de la novela: el subrayado es nuestro). Y mamá exclamó que ya no se sabe dónde diablos se encuentra la justicia, cada vez está más esquiva y no hay cuándo llegue. Cantutita, hermosa flor de La Nación. Flor de Cantuta, hermoso nombre para una Universidad, Nuevos alumnos pueblan hoy las aulas de la Universidad La Cantuta y aprenden que ser maestro en La Nación es una forma muy hermosa de morir…” (el subrayado es nuestro). Tremenda, terrible afirmación que nos da el calibre exacto de esta estremecedora novela que yo pondría como sine quan nom para el llamado Plan Lector, porque no ha pasado mucho tiempo de lo que se narra aquí, y |
|
eso no deben dejar de saberlo las nuevas
generaciones. V.gr.: “A partir de esa fecha, Albertito, las tropelías de
tus aliados son innumerables, indescriptibles, salvajes e irrefrenables.
Todo el mundo las conoce y hacen sonrojar a los más sádicos. Tú dabas el
visto bueno, la venia política, el General Victorioso, Nicolás Hermoza y
El espía imperfecto (Montesinos) alimentaban al Capitán de la guerra
clandestina con la guita del narcotráfico. Convirtieron a la nación en
un inmenso matadero…” (el subrayado es nuestro). |
Winston Orrillo
orrillowinston@gmail.com
Ir a índice de Ensayo |
Ir a índice de Orrillo, Winston |
Ir a página inicio |
Ir a índice de autores |