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Sagrado nombre la mujer
Yo misma tu templo, tu medalla, tu oración matutina
Oh Altísimo y vehemente Señor que manda en mí
Noble Señor de los creyentes
Que haces al mártir inmortal,
Y me das valentía para enfrentar el reto
De la inusual proclama en el tercer milenio
Cuando el hombre ha perdido su paz por los caminos
Y yo mujer diré amarte.
Ningún rubor me paralizará
Ningún miedo ninguna pena boba
Porque soy
La que llega buscando una Verdad
No permitas que falle
Quiero mirar el espacio y sentirte
Tú estás en los caídos, en los decapitados antiguos
Eres teorema entre los terremotos
Eres la explicación suprema, el gran misterio
Lo que el hombre supo y olvidó
La nave, el arca de Noé, la mano suave
El autor de las leyes inmutables.
No hay culpa en ti, del hombre son las culpas
Del hombre el libre albedrío del que abusa
Dulce Señor del Cielo y los espacios todos
Cerco de Amor desde Su carne
Y cerco de perdón desde la sangre
Porque eres la vida, el ahora y el acá
Porque eres principio el Todo y lo que está
Porque eres Iluminación certera
Intima sensación, secreto estado de piedad
Oh cómo amo la idea de que me escuchas, Padre
Y amo saber que soy capaz de enamorarme
De ti como una loca
Y que al sentir Tus manos tengo Tu cuerpo vivo
Y un dulce corazón al Amor Consagrado
Escúchame Todopoder: amo la vida, lo confieso
Y te he dicho las veces que he pecado con pecados de
Amor y tentación
Y te he dicho que cuando me he acostado
Un algo crístico
Inunda
La canción del amor
Sexo que te confieso no es pecado
En don de dar me doy y nada pido
Oh Gracia del Amor
Qué pequeño este mundo si no vemos
Que existen galaxias infinitas, estrellas, soles, sistemas planetarios
De los que el hombre parece no saber
Y todos al principio de nuestros pobres años
En este simple planeta te buscamos,
Decimos Cielo pero hasta allí miramos.
Dios del Cielo! clamamos
limitando el espacio,
el tamaño de Dios
la enorme casa de todos
los espacios
grandes son tus
moradas
infinitos los cielos y la Eternidad.
Llámote, Dios, mirando al Cielo
el Todo donde estás.
Cielo Tú eres y no te vemos.
Claro que estás allí pero es grande Tu casa
los mundos de galaxias son esos espacios
y la eternidad
Búscote aquí Señor de mis amores
Enamorada y maga desde tu fuerte magia
Oh energía creciente que en el amor me vences
Eres más, nunca menos que el singular milagro
De creer y tenerte.
Tu corona es de rayos siderales
Tu corona es de estrellas
De arco iris
Ella es la luz de los sufrientes
Brillante está
sobre los héroes
Y si de espinas, está sobre los mártires
Qué pequeña, mi Dios, mi Bienamado
Qué inútil y de Ti necesitada me siento hoy.
Soy nada, soy malicia, la tentación apenas sofocada
Y Tú lo sabes mas no dices nada
Porque todo perdonas, del ser lo sabes todo
Y conoces la ciencia del sentir
La esencia dura de la contrición
Y siempre dices:¡Ama!
Quien nunca amó, supongo, jamás ha visto Dios
Te necesito, Padre, Papá, mi protector
que habla en mi Yo interno y que me escucha
yo sin Ti nada soy, lo reconozco,
un clavo suelta mi zapato y digo ¡Dios
de mucho el hombre teme y la mujer
y si miro a mi adentro donde Estás y
donde soy Tu templo
casi grito de la felicidad
al descubrir un gozo
salvaje puro intenso
Te conocí de Jesús Nazareno
Te conocí en la cruz ( eras el Cristo de mi casa)
Te conocí en un misterio
Que aún sigue siendo para mí un misterio
Te conocí de sagrado Corazón
Te vi sin cruz en una piedra
Sin clavos, donde leí que venías de Zipaquirá
Te vi de Señor de los Milagros, de Cristo de Esquípulas
Te vi de Señor de la Divina Misericordia
Te vi de Señor en Ti Confío
Amigo que nunca falla
Te vi, Papá, Padre, mi dios
El Niño de Belén, Divino Niño, Jesús Crucificado
Mil nombres para un solo ser amado
Que la vida es dolor?
Estas no son Tus pruebas.
Tú no pruebas a si el amor que Te doy
Es cierto o no, o es solo regular,
Tú no pones las penas, los obstáculos
Tú no contaminas tu excelsa claridad
Tú no me quieres deshuesada, monigote, piedra
Tú me quieres entera, tuya,
Y para que tuya sea
Me quieres en estado de total perfección,
Recuperada, restaurada, tu mueble, tu templo
Boca que besa tus heridas sanadas
Tu fuerza, esa misma que nace
De tu adentro y tu afuera hasta mí
No creo que tú quieras
Ni que la idea sea
Que renunciemos a la vida o nos cansemos
Y entonces dejemos de insistir.
No creo que Tú quieras
Que cese el canto y el poema
Cantar de los cantares es mi corazón.
No creo que tú quieras que cese de pedirte
Toda la ayuda que ahora necesito
No creo que Tú quieras que ya nunca
Con estos ojos vuelva a mirar la vida
O que ya nunca, con esta vida, vuelva a mirarte
Amor, no creo
No me quieres cansada
Tú me quieres con ánimo
Tú me quieres con fuerza
Tú me quieres amándote
Tú me quieres agradecida
Perdón y gracias porque de Ti recibo
Tan vivo humano amor
Padre amor mío tú querías que lo dijera todo
Que todo confesara, que proclamara
mi íntimo matrimonio
que mostrara mi recámara nupcial
mi vestuario de novia, monja o señora
para mi Padre en el más puro Espíritu.
Tú querías que lo dijese al mundo
Que yo te he conocido
Sin clavos en las manos, sin clavos en los pies,
Que duermes a un lado de mi almohada
Mi Cristo-Crucifijo, mi dulcísimo dueño,
Señor Crucificado
Que tanto a mí me cuidas.
Qué sé yo del misterio que a ti me une?
Tanto, tanto te amo, dueño mío
Estás en mí.
Cristo ignorado casi en mi juventud
Cristo de mi bautismo
Cristo llamando con las campanas de las catedrales
Cristo de junio: de quién viene el hombre?
Y la mujer, de quién?
Quien no tenga respuestas desde el claro misterio
Del Dios tierno y no grave
Del dios nada solemne justamente querido
Que abra su corazón que nunca ha amado
Porque todo en Amor es siempre Dios
Este cansancio ya no es mío
Yo te lo dejo a Ti,
No para que lo cargues
Si no para que lo suavices, lo esclarezcas,
Lo desaparezcas, lo hagas menos rudo,
Menos lágrima, menos sequía, menos tormento.
Poniéndolo en Tus manos tú lo cancelas, lo desapareces
Oh mago inimaginable que lo puede todo
Yo te dejo estos ojos que me duelen
En el altar de todo donde estás
Lo dejo sin hoja de recibo
Sin factura, sin ningún formulario,
Ni siquiera mi nombre por ningún lado.
Los pongo a tu cuidado, los traigo al mejor médico,
Al mejor oftalmólogo (¡podría ser?)
Y si me equivoco (no!)
Qué es entonces, dime, la verdad o Quién?
A dónde ir si no es éste el camino?
Con quién acompañarme si no contigo
Quién dormirá en las noches con mis noches?
Siempre he creído en estos años
Que tú duermes conmigo,
Yo te pongo en mi almohada, te beso despacito
Y me ovillo de madrugada
Buscándote
Con quién ir y por dónde
Si no eres Tú la calle, la lámpara, el destino
El cielo prometido
Por dónde ir si no eres el sendero?
Ellos se mojan fuerte
Están al sol, no se rinden.
Cuánto cansancio en todos
Cuántas arrugas, cuántos cercos
Oscuros debajo de los ojos cansados.
Ellos están desnudos, se les ve la miseria, el hueso de la pena
Les ha hecho su cruz y no lo saben,
Tú, sin embargo, los ves,
Te dan dolor, los llamas,
Les dices cuánto amor te provocan,
mas sordos vamos, ellos, nosotros que no lo vemos
tendiéndonos la mano
Cuando el Arcángel canta, la canción es alegre,
El verde es luminoso, la ciudad brilla en todos sus batientes
Suena dulce el tambor de la alegría,
Y sin embargo
Cuánta niebla en el corazón del hombre
indiferente al hombre
No quiero interpretar
Lo que viene entre líneas o parece,
Mi nombre de mujer vinculado a tus días.
Esta mujer que escribe, a Ti te escribe
Tú mandas en mi mano. Estás en mis ideas,
estás en mis acosos y en la fiebre
de fe con que te amo
Yo te recibo en el monasterio
De esta imperfecta soledad tan
Llena de temores
Y de rezos secretos y omisiones.
De rodillas, a la hora exacta en que crece el crepúsculo
Para morir después
El templo de mi adentro hace silencio un poco
Para siempre escucharte
Amor Dios, soy para los años de este tercer milenio,
Una mujer mundana que te ama
Padre Mi Dios
Me defiendes, me amas,
El corazón de tu mirada pulsa en mí
Está regocijada mi cabeza,
Mis brazos, mi cuerpo todo.
La lira de tu Sagrado Espíritu
Hace música, arcángeles, estrellas
En una esfera profundamente íntima.
Te quiero.
Padre del viento, de los huracanes
cordón umbilical Tú Eres
Pan y manto de toda vida
Eres el sabor dulce del agua y la naranja
Eres todos los sabios, Profetas y Filósofos,
De dónde viene al hombre lo que ha creido su sabiduría?
De donde la poesía, el color y la música
El resplandor y los metales
Oh vasija mayor que todo llena, cántaro supremo!
Padre Sol de las lunas y relámpagos
Séllame en la alegría de saberte
Gracia multiplicada sobre mí ,
Poso mi boca en tu ardorosa frente
a Ti me doy sedienta de aguas cálidas,
padre copa y raíz de donde el fruto viene
y aflora la flor grave del eterno existir
Eres mi paz ahora y fuiste ayer
Eres Guardián Eterno y quiero yo
Ser para siempre tu Guardiana
Amarte esposo mío en los amores míos
Señor de mis mañanas piel de oración, y fiesta
padre montaña y esta ciudad y casa
donde dormito y pienso
soñándote, pidiéndote, rondándote,
tratando de saber si me conoces
y si perdonas todo lo que he sido y que soy.
Padre, de tan humana me doy miedo
Vestida con todas Tus Señales vengo
No me aderezo y sí, estoy desnuda.
Tú me ves, Bienamor, no tengo edades
Sino los años que te vivo en mí.
Oh Cristo, Cristo, Amor de mis amores
Me quiero siempre entera para Ti.
Te pido un rayo de oro de Tus Angeles
Te pido la Pasión de Tus Arcángeles
La belleza de un aura que corone
Con luces blancas y tornasoladas
El corazón con que tan tercamente vivo
El ser ,desde mi Fe, Tu Enamorada.
Oh Señor quiero mucho tus caminos
Donde tu eres el sol y la alborada.
Tú lo ves, mi Señor, estoy exhausta,
me he echado a descansar en tus espaldas,
Soy parte de tu Cruz y el estandarte
Donde me llevas tiernamente atada.
Nada me espanta cuanto más consciente
Estoy de mi vivir en Ti.
Gracias amor de mis entrañas
Gracias Espíritu que me acoge así.,
En la curva adorada de tu pecho,
En el copioso árbol de tu cuerpo
Reposa firme
La energía paterna del planeta.
Allí se posa mi cabeza y duermen
Los duendes vastos de las tentaciones,
te beso Esposo, Padre, y los fulgores
magníficos de Amor, ebrios de ardores
desconocidos antes
son en mí para Ti.
Radiante el cielo estalla poderoso
Quién eres? No pregunto
Necia sería la pregunta y vana,
Sé que es Tu amor llegando a la montaña,
Y oh Señor yo no quiero ser montaña
Quiero ser miel y leche para Ti
La piedra se estremece en dulce río,
Señor: deja tu huella, deja abierta la puerta
Deja las manos Tuyas sobre mis manos puestas
Verte es profundidad, amor rotundo
Eres lo bello y limpio, lo cabal y lo eterno,
El empiezo y lo que acaba, y eres en todo
reconstrucción
Gracias por este don Señor de las Galaxias
De amarte solo a Ti
Gracias por la palabra
Gracias por el monólogo-diálogo contigo
La paz que das es claridad, tormenta
De intenso amor, el Único vivido.
Yo te amo en todos
Y en todos te he vivido.
Oh cuerpo de este amor no reprimido!
Perdón por expresarte, Dios, en mi! |