Homero Manzi |
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Manzi encarna, más que ningún otro, la presencia de la poesía en la letra del tango. Fue un poeta que no publicó ningún libro de poesías. El medio de su poética fue siempre la canción, desde los motivos camperos hasta la música urbana, en la que alcanzó su mayor realización. De esa manera gozó de inmensa popularidad, sin renunciar nunca a sus convicciones de poeta. Apeló a la metáfora, incluso surrealista, pero no avanzó demasiado por ese camino, que quizás hubiera dificultado la comprensión de su mensaje por el hombre común. No utilizó el lunfardo (argot de Buenos Aires) para expresarse, pese al compromiso popular de su obra literaria. A diferencia de otros grandes autores, sus letras no ofrecen crónicas de la realidad social ni imparten consignas morales. Sus versos suelen estar llenos de nostalgia, como el tango mismo. A través de ellos, Manzi arroja una mirada plena de ternura y compasión hacia los seres y las cosas. El barrio pobre, suburbano, es su gran escenario. Su tango “Sur”, de 1948, con música del bandoneonista Aníbal Troilo, probablemente la obra suprema del género en aquella esplendorosa década, resume el sentido más profundo de su obra. Homero Nicolás Manzione, como verdaderamente se llamaba, nació de madre uruguaya y padre argentino (se diría que como el propio tango) en Añatuya, un empalme ferroviario de Santiago del Estero, una casi desértica provincia del noroeste argentino. Allí probaba fortuna su padre como discreto hacendado rural. Con siete años Homero ya estaba radicado en Buenos Aires, para comenzar su educación en el colegio Luppi, del humilde y alejado barrio de Pompeya. Cada elemento de aquel paisaje -desde el largo paredón que recorría camino de la escuela hasta el terraplén del ferrocarril, en una mágica reunión de ciudad y pampa- quedará capturado en algunas de sus letras posteriores, como la de “Barrio de tango” (de 1942) y la de “Sur”.
El vals “¿Por qué no me besas?”, de 1921,
fue su primer y olvidada pieza, con música de Francisco Caso, quien años
después vincularía a Manzi con Troilo. Nacería así uno de los más
lúcidos binomios autorales del tango. La prematura muerte del poeta,
abatido por un cáncer, fue llorada por Troilo con “Responso”, un
conmovedor tango instrumental. Este mismo músico genial y un Manzi
agonizante habían rendido tributo a otro letrista fundamental, Enrique
Santos Discepolo, con otro tango antológico: “Discepolín”. Este moriría
del corazón antes de concluir ese mismo año. |
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Malena (Homero Manzi-Lucio Demare) |
"Dialogando" con Horacio Salas sobre su libro "Homero Manzi y su tiempo" |
Julio Nudler
Publicado, originalmente, en "Todo Tango"
http://www.todotango.com/
Link de la nota: http://www.todotango.com/creadores/biografia/68/Homero-Manzi/
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