Mulúrtmi
[Diosa del mar en bribri] |
¿Qué inusitada poesía voy a dedicarte a vos que todo te lo han recitado? Yo aquí de frente en este tiempo me quedo perplejo En la ciudad es más fácil hablar de vos amante eterna arrebato del gran otro pero llegado el momento callo Interminable sucesión de agua y sal caderas sacudiéndose incansables para mí voy a tu encuentro rozo tus dedos muslos cintura senos espumantes inconfundible rostro universal tus labios que hablan en lenguas todos los dialectos del mundo en una cresta Te miro desnuda en mi cuerpo cabellos de alga lucho por mantenerme en pie pero me abrazás y me hundo en tu entrepierna absorbo la sal sube la marea yo me quiero ahogar de una vez por todas Despedirme del cielo testigo transitorio del acto primigenio Gemís y me empujás mar adentro alta mar pleamar marea alta marea roja turquesa marea que mareás marea que te vas y regresás convertida en otra ola marea que chocás contra mis besos |
marea contoneándose bailando seductora la canción que trae el viento marea creciendo como diosa vengativa que cae con furia sobre este poema se lleva las estrofas hasta la orilla donde la arena dibuja líneas azarosas palabras flotando a la deriva Me desentiendo del lenguaje (que el mar decida qué hacer con mi poema) llevarse los versos como hojas secas dejar frases tiritando en la playa abandonada a la intemperie de golondrinas y cangrejos que el sol irá secando hasta que delgadas el viento llevará al sur tal vez al este -nunca se sabe- donde otro iluso evocará la sal con la nostalgia que invade al atardecer Melancolía atracada en tu puerto pájaros como insinuaciones suspiros que no sabés interpretar Te quedás quieta dama delirante lucís las piedras milenarias de peregrinajes épicos puertos nocturnos albergando marineros acantilados como el del cautivo Prometeo barcos piratas botes de pesca cruceros conquistadores del nuevo mundo marcopolo al oriente vasco da gama al sur vikingos cruzando el estrecho fosas marianas al pacífico cascos gigantescos de hielo polar cavernas primitivas del gran continente selvas caribeñas aún palpitantes todas recorridas con tus longevas manos tersas y curiosas De lejos te vas quedando dormida -aún encuentro frases sueltas entre tus dedos- me gusta verte caer disfrutar las miradas de alerta tus dudas sabios silencios y ante todo la perseverancia para terminar a tu lado. |
Diego Mora
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