Oda tercera a La Pampa

poema de Ricardo E. Molinari

Selección de Jorge Zunino

De "El cielo de las alondras y las gaviotas" (1963)

 

                                     I
Cabe en la luz del cielo, en mi país, tanta planicie, su sombra verde y esparcida,

que al volver hacia sí, hasta dentro, su despiadada ternura, retorna violenta y solitaria.

 

Corre el avestruz asustado con las nubes y sesga la brisa, sin sentido, o de sus asombradas y cenizas plumas
          encubre la augusta cabeza y cierra los ojos al desierto, a tanto espacio y lontananza fugitiva.

 

Camina el día sobre la llanura igual al aire en su claridad naciente, y los abiertos pasos silban,

          y resuenan cercanos y dispersos.

El llano coge al hombre como una brizna sin sosiego y lo endurece hasta torcerle la palabra en céfiro.
En mi nación, sólo cantan los pájaros y revuelan al ras de los malezales, chillando veloces,
igual a una lanza.

 

Diferente y quieto, y ya en mí, siento mi sangre voltear con alegría la soledad y mi juventud perdida.
¡Únicamente mi cabeza, la alcorza de mi cuerpo, respira y juega por el tiempo!

 

                                   II

 

                        De nadie sé tanto, tanto,

                        como de la muerte, y nada

                        de ti, amor.
                        Pasa el estío y las nubes,

                        y los pájaros y el viento

                        todos pasan.
                        Quizás el amor estuvo conmigo,

                        una vez, callado, distraído.
                        Y yo habré visto sus ciegos ojos,

                        su mirada eterna, ya vacía.

 

                        Abro mis manos y el aire

                        se solaza en ellas, solo,

                        sorprendido.
                        Mi piel, el gusto, la noche,

                        saben de mí, de la ausencia

                        soportada.
                        El tiempo es siempre mañana,

                        la flor abierta y caída

                        claramente.
                        El adiós, un día, un río,

                        y tú con ellos dichosa
                        y perdida.

 

                       El verano huye llevando

                       sus frutas, sus mariposas,

                       el olvido.
                       ¿Qué entenderá de nosotros?,

                       de mí, parado y sombrío,

                       y sonriente.
                       El estío muda errante

                       su fuente alta y reluciente,

                       sin memoria.
                       Y yo estoy solo mirando,

                       suave y alegre, en el cielo,

                       esta tarde.

 

                       Toma venidera suerte

                       tanto divagar desnudo,

                       este sitio;
                       todo el amor y las ramas

                       de mi boca, con el aire

                       de mi pelo.

 

                       ¡De nadie sé tanto y tanto

                       y nada!

 

                                  III

 

Reunido como un haz y elevado, siento mover mi alma igual a una rota espiga

sobre la tierra y escucho la voz parecida del temporal en otros acentos entrañados y sin hallazgo.
Todo me advierte y sacude, y vuelve removido, y a veces injusto y rápido

como un león a orillas de un pantano, y bebo la sujeta agua descendida, en insomne descanso.
Vuela un pájaro en el cenit, tan subido, que parado y sin caer goza la luz,

el esmaltado día, la naciente y viva nostalgia precisada.
Quiero a mi país igual a una flor antigua, y lo amo en su hálito y en la oscuridad hermosa, desvelada,
cuando cruzan los patos silvestres gritando debajo de las áridas y extendidas constelaciones de la Argentina.

 

¡Quizás alguien cante lejos, en las durmientes horas, en su guitarra, mientras yo sólo espero,

rodeado de susurrantes hierbas, en el rocío, la viva y enamorada noche!
¡Tanta claridad apagada y sin espanto!

poema de Ricardo E. Molinari

Selección de Jorge Zunino

 

Publicado, originalmente, en: Revista Último Reino Año III, Nº 6, julio/setiembre de 1981 - Buenos Aires

Link del texto: https://ahira.com.ar/ejemplares/ultimo-reino-no-6/      

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas que es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte.

 

Ver, además:

 

            Ricardo E. Molinari en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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