Oda a un recuerdo

poema de Ricardo E. Molinari

Selección de Jorge Zunino

De "El alejado" (1943)

 

No sé; quisiera hallarme en alguna parte y no encuentro dónde. Quisiera vivir dentro

de unas flores, entrar sin salvación

en una amapola.

 

Acaso hoy no me distrae el aire, la sombra antigua de alguna rama:1a llanura. ¡Nadie!

No deseo mi soledad ni mi voz crecida en otros seres, ni la fuerza triste de mis manos.

¡No quiero nada!
El cielo se apoya en las nubes y yo no ansio volver a nadie. ¡Estar solo!

 

He visto muchos muertos regresar a sus lechos,

a sus perturbadas vidas, a poner agua a unos jacintos.
A confundir sus abiertos cabellos con otros, solitarios, destruidos.
Llegan solos por los inicuos matorrales de la noche a arrastrar el polvo, a levantar

            unas hierbas,

porque aún tienen el espanto sucio del olvido.

 

Yo quise una vez, allá, donde una voz todavía

cantará sin prisa. A veces recuerdo: el viento
movía altos árboles; yo había hecho un largo viaje, y el pelo me tapaba los ojos.
Mi voz, tal vez, fue tan dulce como el céfiro del septentrión cuando llega el otoño
a coger las hojas. Pero yo no volveré nunca, nadie me conocerá. ¡Dios mío!

 

Mi piel sosegada, aún lleva el perfume de sus flojas manos, de unas apretadas flores;

del aliento desesperado. De una inmensa noche

con los ojos abiertos.

 

Su canto vuelve cuando estoy solo, sobre mi boca alejado, y me enfría la piel

de los brazos y el cuello; hasta el vientre.
Amé una vez. (Quizás se nace para querer o ser amado; igual en la muerte.)

 

¡Y ese año no vi abrir las hermosas flores en el sur!

 

Un día ¡nada! Apenas me acuerdo. Ella volverá la cara a los espejos y se compondrá

la doblada cabellera. Se mirará las manos
y entenderá que la piel no es limpia,
como yo comprendo que me estoy despegando y muero. Que es inútil cerrarse los

            oídos
-querer desprenderse—, porque las palabras vuelven y resplandecen por dentro,

y nos quebrantan la lengua. Que es inútil

cubrirse los ojos porque los días estallan

y mueren majestuosos en ellos

y nos arrancan y queman hasta la desesperación.

 

La piel, las palabras, el aire; sí, todo lo baldío, cual este hoy tan lejos,

en que todavía mi corazón está sobre la tierra.

 

¡No!, me he distraído. Hoy te quise recordar a ti sólo, oscuro de la memoria;
¡ay, casi soberbio en el olvido! Inolvidable y limpio te siento posar el cuerpo sobre

            los cielos de mi adolescencia.


Vuelves, y yo te recuerdo: amigo de mis padres,

de los antiguos años de las flores.
Y regreso al invierno, a un día, y te veo asir
el arpa y tocar para mí, para el gran abandonado

hasta que la noche se mete en las sombras,

y cesa el temporal nostálgico, y no nos vemos.
¡Ya tengo tu edad! Las nubes cruzan los mismos cielos, y yo estoy hastiado, y otros

            pájaros
saltan y gritan en las tinieblas.
Y no estarás solo. ¡Este viento!

poema de Ricardo E. Molinari

Selección de Jorge Zunino

 

Publicado, originalmente, en: Revista Último Reino Año III, Nº 6, julio/setiembre de 1981 - Buenos Aires

Link del texto: https://ahira.com.ar/ejemplares/ultimo-reino-no-6/      

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas que es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte.

 

Ver, además:

 

            Ricardo E. Molinari en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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