La Arquitectura Tallan: |
Introducción El
departamento de Piura, esconde muchos enigmas para los historiadores y
estudiosos, los cuales son un verdadero reto para establecer conclusiones
históricas. El
territorio de este departamento norteño, lleno de algarrobos, jumentos y
sofocante calor, presenta vestigios que sin lugar a dudas, pertenecen a
tiempos muy remotos, hasta el extremo de haber inducido a algunos
estudiosos a pensar que en esta parte del país, podría encontrarse la
fase más antigua del hombre de la costa. Uno
de esos vestigios es la mal
llamada “fortaleza” de Narihualá, la misma que se encuentra enclavada
en el valle del bajo Piura y que constituye un modelo de la cultura de
nuestros antepasados y de la superación del hombre sobre la naturaleza. La
presente investigación
monográfica pretende dar á conocer el modelo arquitectónico que
desarrollaron los tallanes y tomamos
como ejemplo la estructura piramidal
ubicada en el centro poblado de Narihualá, donde la naturaleza y
los huaqueros la han convertido en una especie de cerro, o alto como la
llaman los pobladores. Rudy
Mendoza Palacios
Geográficamente
el área de la cultura tallan comprendía desde Manta (en el ecuador) por
el Norte hasta la región de olmos y Morrope (Perú) por el sur). Hacia el
este limitaban con los contrafuertes andinos, área cultural de los
Huayacuntus, y por el oste con el océano pacifico. Como
se habrá podido apreciar, la extensión del área es muy amplia, razón
por la que solo nos ocuparemos al complejo tallan del departamento de
Piura, en la costa norte del Perú. Este complejo cultural presenta rasgos
peculiares locales que los diferencian de las demás naciones norteñas y
sureñas durante el periodo cultural en mención. Con
todo esto, los cierto es que los tallanes ocuparon un área de diversidad
bio geográfica, que supieron aprovechar al máximo formando una cultura
propia , con peculiaridades regionales (sociales, económicas y
culturales) que la distinguen de las demás culturas establecidas en la
costa septentrional del antiguo Perú. El
conjunto cultural tallan al parecer no constituyo un estado regional con
un gobierno centralizado en el verdadero sentido de la palabra. Todo
parece indicar que se trataron de señoríos o curacazgos independientes
pero confederados en razón de las relaciones comerciales y el parentesco
común de origen de algunas etnias, además de compartir recursos y medios
naturales como el hídrico: las aguas del chira y el Piura. La
gran cantidad de sitios arqueológicos en las márgenes de los ríos chira
y Piura demuestran lo dicho. La distancia entre uno y otra es e apenas 3 a 5 Kilómetros; la cantidad también denota una gran
concentración poblacional a fines del siglo XV. De similar manera ocurre
en las márgenes del río Piura, aunque en esta zona la mayoría de sitios
ostentan restos piramidales que hacen parecer que hubo mas de un centro
político administrativo. Ello indica también
que cada curacazgo mantenía su independencia política
administrativa y/o que cambios bruscos motivaron el cambio de sede política
administrativa en el conjunto étnico tallan. La diversidad de sitios con estructuras piramidales puede también corresponder a los trastornos ocasionados por las aguas de los ríos chira y Piura al inundar los espacios humanos como consecuencia de las lluvias generadas por el fenómeno del Niño. Introducción Los
orígenes de los Tallanes Como
toda cultura, los tallanes presentan dos tradiciones primigenias sobre su
origen y que explican la procedencia ancestral. La primera los menciona
como originarios de la sierra y la segunda como procedentes de avanzadas
marítimas. En
relación a la procedencia
serrana, Cabello de Balboa, en su obra “Miscelánea Antártica” indica
que : “y
por aquella parte ya estavan pobladas de gentes bajadas de la sierra y los
mismo se puede decir de todo el valle de pohechos y ribera del río
luchira, los demás valles de Catacaos, tangarara y Piura, ansi mesmo
fueron propagados de gentes serranas (como ellos mismos lo confiesan) los
de Olmos (aunque en su lenguaje y estilo de vida, an sido y son muy
diferentes de sus vecinos y
comarca) también ser precedidos de la serranía de donde descienden las
demás gentes tallanes.” (Cabello
de Balboa. Edición 1951.Cap. XVII) Es
quizá la presencia de avanzadas Huari en la serranía de Piura a finales
del Intermedio Temprano las que obligan a los ancestros tallanes a migrar
a la costa en busca de paz y bienestar. Las luchas de conquista y
colonización obligo al desplazamiento voluntario e involuntario de grupos
humanos serranos locales a la costa , quienes huyendo
de sus tierras invadidas llegaron a la costa en busca de nuevas y
mejores condiciones de vida. Trajeron su lengua
y la adaptaron con el tiempo a las nuevas condiciones biogeográficas,
económicas y culturales del nuevo medio El
extinto investigador Juan José Vega (1985:46) explica al respecto que el
“éxodo a la costa habría sido motivado por las guerras adversas que
sostuvieron en sus asientos originales, que fueron conquistados por
estados vecinos mas poderosos”. Al
mismo tiempo que se sucedían migraciones de la sierra a la costa,
llegaron también expediciones de migrantes que vinieron por la mar y al
establecerse en la costa litoral, conformaron
curacazgos como el caso de los Sechura, a quienes se les vincula
como descendientes de los Mochica. Las evidencias idiomáticas reflejan un
parentesco con este grupo yunga del Intermedio temprano. La
sociedad Los
tallanes como toda complejo cultural mantuvieron una organización social
basada en un sistema de linajes y prerrogativas hereditarias de curacazgos;
los cuales se establecieron en diversos valles de la costa y zonas del
litoral. Estos curacazgos
mantenían entre si una unidad cultural, que los llevo en un determinado
momento –aun n o precisado- a conformar una nación regional, que si
bien no tenia la fuerza, extensión y botado del Chimu Capac, se
mantenía firma en estas tierras norteñas y serranas. Socialmente
todas tenían una función que realizar. Parece que cada grupo social
mantenía una especialización, un espacio socio económico y una tradición
idiomática , propia de su condición social. Ello podría explicar a
cantidad de dialectos dentro de la lengua tallan La
organización social tallan estaba organizada en un sistema estratificado
de linajes y de tradiciones hereditarias de carácter religioso. En
conjunto, se puede establecer una organización diferenciada en dos
sectores: el aristocrático o elite gobernante curacal; y el Plebeyo o
clase dominada, conformada por el pueblo en general
y que se organizaba en torno a una especialización socio económica
productiva: comerciantes, pescadores, agricultores, artesanos, alfareros,
tejedores, etc. Todos ellos reunidos en parcialidades , y caracterizados
cada uno por su especialidad económica. Las
evidencias demuestran una sociedad marcadamente estratificada, con
diversas ocupaciones productivas o no, señalan una gran complejidad
social. Al parecer esta complejidad encuadraba de la siguiente manera : Cada
valle tomaba el nombre del curaca principal, y estos a su vez conformaban
la cabeza socio político y económico del curacazgo. Así tenemos
noticias de los curacas Lachira (Valle del Chira, Sullana) Amotape,
Pabur, Colán, etc. Los
señores curacas eran obedecidos
y respetados y temidos por su población. El cronista Cieza de León señala
que : “Los
señores antiguos... eran temidos y muy obedecidos por sus súbditos...y
servidos con grandes ceremonias.” (Cieza
de León. Edición 1984. Cap. LIX:186)) El
curaca era el jefe étnico tradicional entre cuyas funciones se encontraba
la administración de los bienes comunales (sapsi o space), el control de
las energía humana emplea con la finalidad de redistribuirla. El
poder del curaca se sustentaba en su capacidad para organizar a la población
en una serie de tareas que iban desde la obtención de recursos de áreas
lejanas o núcleos ecológicos diferentes al natural, hasta la construcción
de caminos y limpieza de canales. (Francklin Pease) Bajo
la dirección de los curacas y supervisión de la clase administrativa
(sacerdotes, indios principales y guerreros) estaba organizada la producción
agrícola, ganadera, comercial de la región. Asimismo en
los curacazgos de la región litoral esta producción estaba dada
por el comercio marítimo y la pesca. Los
curacas pro sus condición de nobles y grandes señores estaban
exceptuados del trabajo, y vivían con gran pompa y solemnidad, dedicándose
tan solo a ordenar y dirigir a su población bajo su cargo La
nobleza regional tallan mantenía una jerarquía de poder conformada por
el curaca principal y señora principal, indios principales o curacas
“segundas personas” y una serie de funcionarios públicos y
administrativos. Capítulo
II La
arquitectura tallan no es muy monumental ni tan espaciosas como las
de sus contemporáneos yungas del Chimu. La alfarería tallan no registra
evidencias de viviendas o sitios monumentales, salvo aquellos cerámicos
de origen chimu. El conocimiento del espacio arquitectónico tallan solo
se circunscribe a los vestigios monumentales de montículos y
construcciones piramidales de adobe (vg: Narihuala, chaquira, alto de la
cruz, etc) restos de paredes de adobe (cumbibira) y a las reminiscencias
etnohistóricas visibles en los innumerables centros poblados campesinos
del departamento. Los
tallanes fueron granes constructores de templos y residencias suntuosas,
ello se fundamenta en la diversidad de restos construcciones existentes y
diseminadas a nuestro territorio. Existieron
dos tipos básicos de construcciones : la Monumental, constituida por los
templos y centros administrativos; y la Popular, en su totalidad
conformadas por las viviendas del pueblo, artesanos, pescadores y
agricultores. En
sus construcciones emplearon el adobe para sus edificios monumentales y la
quincha para las construcciones populares. Las
construcciones de los edificios suntuosos estaba dado por el
,levantamiento del plano, luego levantaban muros anchos de adobe unidos
con argamasa de barro, los cuales en conjunto conformaban recintos y
cuartos rectangulares, destinados a los oficios cultistas y actividades
administrativas así como a algunos servicios elementales domésticos como
cocinas, depósitos, dormitorios, etc. En la mayoría de los casos los
centros administrativos y templos piramidales se construían sobre la base
de plataformas y terrazas artificiales superpuestas, con largas y anchas
murallas que conformaban pasajes destinados a la defensa y comunicación
entre los mismos. Los recintos internos se comunicaban entre si mediante
un sistema de pasadizos anchos y angostos según la importancia el lugar,
generalmente tarrajeados y se utilizaban un excelente sistema de rampas
para la comunicación entre las plataformas o niveles e ocupación tallan. Las ciudades. Con anterioridad a la conquista del pueblo tallán por el Imperio, sólo se pueden suponer algunos pocos asentamientos humanos como: Tumbes, Poechos, Amotape, Tangarará, Marcavelica, Catacaos y Pabur. Esto para referirnos solo al área tallán. No
se puede decir lo mismo de Vicús, ya que parece que no constituyó un
conglomerado urbano de importancia. Ellos formaban aldeas de cincuenta o
cien viviendas dispersas en una amplia zona. Las necrópolis eran comunes
para varias de esas aldeas. Bernabé
Cobo, al enumerar las ciudades cabeza de región no cita a ninguna de la
región tallán. Las mencionadas son: Quito, Latacunga, Tumibamba,
Cajamarca, Jauja, Pachacamac, Chincha y Vilcas. Otro
cronista –el Padre Velasco– menciona como ciudades principales del
reino de Quito a Huncabamba y Tumbes. Francisco
de Jerez en su Relación, cuando cuenta el viaje de Pizarro de Tumbes a
Tangarará, menciona además de Tumbes, muchos pueblos.
Uno
de esos pueblos fue Puechío –se refiere indudablemente a Poechos– el
cual tenía una gran plaza, y una fortaleza cercada con muchos aposentos
en donde se alojaron Pizarro y sus huestes. Los curacas del bajo Chira,
salieron a recibir a los españoles dispensándoles un trato cordial, como
era la costumbre entre los tallanes para con sus huéspedes. Durante la
estadía de los españoles, les llevaron alimentos para ellos y para sus
caballos. Desde
Poechos envió Pizarro a explorar la zona de la costa y encontraron las
aldeas marítimas de Colán, Paita y Pariñas. También encontraron a las
poblaciones de Amotape, de Marcavelica y de Tangarará. Cuando
el cronista español Cieza de León ingresó al Perú lo hizo por la
sierra de Ayabaca y luego bajó a la costa visitando la población de la
Solana y a continuación Poechos del que dice debió ser antes de la
llegada de los españoles muy poblado, “pero que ahora su población se
ha consumido y no quedan sino grandes sepulturas de aquellos que siendo
vivos, eran -los campos- por ellos sembrados y cultivados, tantos
como en el valle están”. Poechos
tenía muchas construcciones hechas por los Incas como un palacio para el
gobernador, templos y una fortaleza que fue donde se alojo Pizarro,
cuya ubicación no se ha precisado.
De
las sepulturas y grandes edificios citados por Cieza de León, no quedan
en la actualidad ni vestigios. Al construirse la represa de Poechos, se
movieron grandes masas de tierra, pero no se encontraron ni rastros de la
importante población que en el pasado pudo ser Poechos. ¿Pudo estar
Poechos en otro lugar que el que por mucho tiempo se supuso? Juan
Ruiz de Arce, cronista español que estuvo con Pizarro en Tangarará y
después en el reparto, decía en 1543 por Tangarará que “tendría unas
mil casas. Había una casa fuerte, hecha con el más lindo arte que nunca
se vio. Tenía 5 puertas antes que llegasen a los aposentos y entre puerta
y puerta habían más de 100 pasos, tenia muchas cercas y muchos
aposentos, de muchas pinturas..... y en medio había una plaza y más allá
de la plaza habían otros aposentos en torno a un gran patio.......y en
medio del patio se abría un jardín y junto al jardín cantaba alegre el
agua de una fuente. El señor que mando hacer ese palacio fue Guatima-aynacaba.
Esta tierra es buena, de mucha comida. Había ovejas (llamas), patos,
conejos (cuyes), pavas (pava blanca). Es tierra de oro y plata, es tierra
de mucha fruta. Estuvimos allí cuatro meses”. Ruiz
de Arce había nacido en 1506 en la ciudad de Alburquerque en España. En
1525 vino a América y estuvo en Santo Domingo, Jamaica, Honduras y
Nicaragua y luego en el Perú. Partió con Pizarro a Cajamarca, logró
cuantiosa participación de oro y plata en el rescate y acrecentó su
fortuna con la toma del Cuzco. Luego se retiro a España y escribió sus
memorias. Por
el relato de Ruiz Arce podernos decir que Tangarará no era por entonces una
población tan pequeña, pues si tenía 1.000 casas tendría entre 3.000 y
4.000 habitantes. La casa del curaca tenía también gigantescas
dimensiones, pues su frente era de 400 pasos y como cada paso tenia en
medidas actuales unos 33 centímetros, el frente era entonces 132 metros.
Allí se alojó Pizarro. En
el Alto Piura existía las poblaciones de Pirhúa (Piura), Pavor (Pabur) y
Zarán (Serrán). Cuando menos Pabur había sido una población de cierta
importancia, protegida por un cerco, que se atrevió a resistir el Inca
Huayna Capac por cuyo motivo éste, la destruyó. El curaca que recibió a
Pizarro cuando éste se dirigía a Cajamarca, le contó que estaba muy
resentido con los Incas del Cuzco y que tenía muy malos recuerdos de
Huayna Capac al que llamaba Cuzco Viejo. No
mencionamos las poblaciones de Calvas, Ayahuaca, Caxas y Hancapampa, por
que no estuvieron ubicadas en territorio tallán. En
el Bajo Piura, la población más importante sin duda fue Narihualá, de
la que los cronistas españoles no dicen nada. El edificio más importante
de esta población, fue sin duda el templo, en cuyas proximidades se
estableció el poblado, que todo hace suponer no tenia la importancia de
Poechos. Las
ciudades tallanas o tallancas eran sin duda alguna de caña y barro, por
lo cual no resistieron la acción del tiempo y de los elementos naturales.
Los edificios que construyeron los Incas, fueron de adobe y de piedra. Eh
el baje Chira, hay restos de muros de adobe en el sitio que precisamente
se llama Paredones, pero no se ha podido establecer si allí estuvo la
antigua Amotape o se trató de otra población. Las
viviendas. En
parte serrana de la región piurana las viviendas fueron construidas
generalmente de piedra. En las primeras estribaciones de la sierra
también se hacían de adobes y en la costa de carrizo. Cieza de León al llegar a Piura por el año 1548, inicia su relato diciendo: “Le
daré noticias de los yungas y de sus grandes edificios”. Luego
prosigue: “digo que yendo por el propio camino real de la sierra se
llega a las Provincias de Caxas y Ayabaca........en la provincia de Caxas
habían grandes aposentos y depósitos mandados hacer por el gobernador,
con número de mitimaes que tenían cuidado de cobrar los tributos.
Saliendo de Caxas, se va hasta llegar a la provincia de Guancabamba (sic)
donde estaban mayores edificios que en Calva, por que los incas tenían
allí sus fuerzas........adelante de Guancabamba hay otros aposentos y
pueblos”. De las poblaciones que habían en lo que ahora es provincia de Sullana, Cieza se expresa del siguiente modo: “Desde
este valle de Tumbes se va en dos jornadas al valle de Solana, que
antiguamente fue muy poblado, y que había en él edificios y depósitos......saliendo,
de Solana se llega a Poechos, que está sobre el río llamado también
Poechos - así llamaban a esa parte del Chira – aun que algunos le
llamaban Maicabilca - ahora Marcavelica - por que por abajo del valle
estaba un principal o señor llamado de este nombre. Este valle fue en
extremo muy poblado, y cierto debió ser cosa y mucha la gente de él, según
lo dan a entender los edificios grandes y muchos, los cuales aunque
están gastados, se ve haber sido verdad lo que de él cuentan y la mucha
estimación en que los reyes incas le tuvieron, pues en este valle tenían
sus palacios reales y otros aposentos y depósitos; con el tiempo y
guerras se había todo consumido en tanta manera, que no se ve, para que
se crea lo que se afirma, otra cosa que las muchas y muy grandes
sepulturas de los muertos y ver, que siendo vivos, eran por ellos
sembrados y cultivados, tantos campos como en el valle están”. Como
se puede apreciar por este relato, en Poechos existía una población de
bastante importancia con fortalezas, palacios del inca y templo, edificios
que de acuerdo a la costumbre incaica, eran de adobe o piedra.. Sólo
bastaron 12 años de la llegada de los españoles, para que el lugar
quedara despoblado y la ciudad semi-destruida. Sin
embargo, Cieza de León pudo apreciar esas ruinas lo mismo que su gran
cementerio y darse cuenta de que había sido un importante núcleo humano
que había llevado una vida tranquila entregado a las labores de cultivar
los extensos campos del valle, cosa que también menciona Cieza. Dice
Cieza que con el tiempo y guerras, los palacios y viviendas se han
consumido. Las guerras tienen que haber sido las que protagonizaron los
españoles, en las que los indios se vieron obligados a intervenir contra
su voluntad cuando eran enganchados para actuar como elementos
auxiliares o para el carguío. Piura fue escenario de muchas acciones de
guerra en los tiempos del Virrey Blasco Núñez de Vela, y muchos poblados
indios quedaron destruidos. Las
comodidades de Poechos permitieron el alojamiento de toda la tropilla de
Pizarro y años entes, 40.000 soldados de Huayna Capac, vivaquearon
en su campiña, cuando se intentaba llevar adelante un ataque contra
Tumbes. El
cronista Oviedo refiriéndose a la región tallán y resto de la costa
opinaba que sus habitantes no tenían verdaderas casas y vivían en
corrales de carrizo. También
Gutiérrez de Santa Clara se refiere a algo parecido cuando dice, que los
indios hacían sus casas debajo de los árboles, los cuales les daban
cobertura y en torno a ellos construían cercos de cañas, que parecían
corrales de ovejas y no los cubrían con techos por que nunca llovía en
la región. Esto
sin duda era la vivienda campesina aislada de los centros poblados, ya que
los demás cronistas dicen otra cosa. El
padre Cobo, relataba que en la costa la viviendas se hacían de quincha o
sea de caña y barro y que otras eran de adobe. Los techos eran de
esteras, carrizos y juncos. Habían tapiales con barro bien amasado y
enlucido con moldes de carrizo. Unas paredes se levantaban a plomo y otras
eran escarpadas, más anchas de abajo y con altura de tres o cuatro
estados. El
estado era una medida de longitud equivalente a la estatura de un hombre.
Siempre de acuerdo al mismo padre Cobo, un hogar indio tenia una gran
cantidad de tinajas y vasijas de barro, donde guardaban en unas el maíz y
otros, alimentos y en las demás los vestidos. En un extremo de la
vivienda, estaba erala cocina, con fogones de adobe, ollas de barro
y usaban leña, tenían muchas clases de tazas, vasos, calabazas (mates),
dormían sobre esteras y se cubrían con matas de algodón. Usaban hamacas
y banquillos de madera labrada, cuyo largo era de dos palmos y su altura
de un palmo, con superficie ligeramente cóncava para ajustarse a las
asentaderas. El maíz lo tostabas en casuelas agujeradas de barro. Usaban
un sofá para trabajar las chaquiras. Las
casas campesinas se hacían, sobre todo cuando se trataba de gente
principal en lo alto de las lomas y de material fuerte. Algunas veces
cuando el suelo llano construían una loma artificial. Los Vicús tenían
la costumbre de utilizar las lomas para construir sus viviendas. Tumbes
era una cuidad de adobe. En el relato de Candia a Pizarro decía que
los edificios eran de piedra, pero eso fue pura fantasía para
alentar a los españoles a seguir adelante en la conquista. Fortalezas. El cronista Pedro Cieza de León, refiriéndose al río Tumbes expresaba: “Cerca
de él solía estar una fortaleza muy fuerte y de linda obra, hecha por
los Incas, reyes del Cuzco y señores de todo el Perú......Ya está el
edificio de esta fortaleza muy gastado y deshecho, más no para que deje
de dar muestras de lo mucho que fue”. El
padre Cieza León, cuando visitó la destruida fortaleza era en
l548. Estaba ubicada en el actual distrito de Corrales. Juan
Ruiz de Arce que estuvo presente en el desembarco de Tumbes, relataba años
más tarde, que se exploró la fortaleza y les pareció hecha por el
más lindo arte que nunca se vio. Todo hace suponer que anteriormente hubo
en Tumbes otra fortaleza De
acuerdo a la relación de Francisco de Jerez, “poco antes de llegar al
pueblo de Puechio (Poechos), había una gran plaza con una fortaleza
cercada y dentro muchos aposentos donde se alojaron Pizarro y los
suyos”. La relación francesa de la Conquista del Perú, hace el relato: “Después
de breve contienda, los indios se sometieron a los españoles que
avanzaron hasta el río que fue bautizado con el nombre de San Miguel, a
cuya orillas habían muchos pueblos y una casa brande, alta y hermosa
hecha de piedra a manera de fortaleza, junto a la cual estaba la ciudad
muy poblada y abundante de víveres”. En
esta relación como se puede ver, se insiste al considerar que se puso el
nombre de San Miguel al río. Por otras partes la fortaleza no debió ser
de piedra sino de adobe. En
la margen derecha del Chira, y a un costado de la represa de Poechos, había
hasta 1976 un pequeño villorrio del mismo nombre. No quedan rastros de lo
que fuera la ciudad, con sus palacios, templo y fortaleza. Tampoco rastros
del cementerio indígena. El movimiento de tierras que fue necesario
para construir el reservorio, no permitió el descubrimiento de lo que
bien pudo ser un poblado importante. Eso hace suponer que la desaparecida
población pudo estar en otro lugar.. Sin embargo hay que hacer notar que
en la margen izquierda, hay un cerro llamado Fortaleza, que parece haber
sido una atalaya, y que en su cima puede haberse construido una pequeña
fortaleza. De
la fortaleza de Poechos que tanto alaban los cronistas españoles no
existe una exacta referencia sobre su ubicación. Pero los cronistas dicen
que allí se alojaron lo conquistadores, por lo cual debió haber estado
construida en la margen derecha. En
la margen izquierda del Alto Chira, habían una fortaleza: en
Pelingará al sur oeste del pueblo de Las Lomas. Más
al norte del que fue pueblo de Poechos, existía la fortaleza de
Huaypirá, que fue descrita por Carlos Robles Rázuri en el N° 127 de la
Revista EPOCA del mes de Diciembre de 1978 y transcrita esa versión por
el Dr. Guillermo Burneo Cardó en la serie de artículos que con el nombre
de “Breve estudio de la Provincia de Sullana” se publicó en el diario
CORREO en Noviembre de 1981. Carlos Robles que visitó la fortaleza dice: “Detrás
de los cerros Tronador y Puntudo, se llega primero a una plataforma
edificada de piedra, inequívoca construcción Inca. Las losas estaban (en
ese momento, antes de 1983) desparramadas. El conjunto tiene un área de
3.200 m2 y consta de dos partes orientadas de sur a norte”. “El primer sector es un fortín de 20 x 17 con 5 compartimientos de diversas medidas, siendo el mayor de 12 x 17”. El
segundo sector tiene 132 metros de largo por 22 m y contenía alojamientos
de diversos tamaños, con varios pasadizos y laberintos”. El
ancho de los muros varía de 0.50 m. a 1.50 m. y hasta el siglo
pasado los muros aún se levantaban a 1.50 m. sobre el nivel del piso. La
plataforma estaba invadida por las piedras de las paredes destruidas, por
la acción depredadora más que por agentes naturales. Por
canales se le suministraba agua del río Chira. George Peterson Gaulke
la estudio en 1948. Los
naturales la llamaban la Iglesia de los Huacos, por la gran cantidad de
ceramios que tenía lo cual alentó la depredación. Peterson, levantó un
plano que más tarde fue publicado en el “Estudio Histórico Social del
Distrito de Lancones” de Manuel Vásquez R. De
la fortaleza de Pelingará se ocupa brevemente Miguel Arturo Seminario en
“Historia de Sullana”. Dice que se trata de una construcción de
piedra levantada por los Incas, cuya existencia fue revelada por un juicio
que tuvo lugar en 1780 entre Fernández de Otero y el Presbítero
Silvestre Antonio del Castillo. Su ubicación exacta es en el Portachuelo
de Pelingará, a un costado del antiguo camino real que iba a Loja. La
fortaleza de Tumbes fue hecha de adobe y era de tres pisos de diez metros
de altura cada uno. El primero era de una mezcla bastante sólida de adobe
que ha desafiado al tiempo y las lluvias, pues aún existe en buena parte.
El largo de la fortaleza de Tumbes era nada menos de 500 metros y su ancho
de 100 m. Se trataba por lo tanto de una construcción impresionante y con
capacidad para albergar a miles de guerreros. Disponía de lugares
especiales para los vigías. Cuando los españoles llegaron a Tumbes ,
gran parte de la fortaleza había sido destruida en la guerra de los
tumbesinos con los naturales de la isla de Puná. Pese a todo sirvió de
alojamiento a las huestes de Pizarro. En
el Bajo Chira, en Vichayal existen los restos de grandes paredes de adobe,
que no han sido estudiados y pudieron pertenecer también a una fortaleza.
Igual sucede con Huaquillas al norte de Casitas en el departamento de
Tumbes. De
la fortaleza de Huancabamba y de la de Aypate nos ocuparemos más tarde,
pues no estuvieron en territorio tallán Los
templos. Todos
los templos que se levantaron en la zona Piura-Tumbes y que puedan ser
considerados como tales, corresponden a la época del Imperio Incaico. Generalmente
cundo los Incas conquistaban un sitio importante en la costa disponían
que se levantara un Templo al Sol, palacios reales, una mansión para las
escogidas o acllahuasi y una fortaleza para alojar a la guarnición
militar. Los
incas trataban de difundir el culto al Inti, pero respetaban los dioses
locales de los pueblos conquistados. Generalmente llevaban al Cuzco a ídolos
representativos de tales dioses, no como prisioneros, ni como rehenes,
sino para que hicieran una especie de Olimpo o morada de los Dioses, bajo
la tutela del Dios de todo el Imperio el padre Sol. Es
posible que los tallanes y los antiguos piuranos de la sierra, hayan
levantado adoratorios y santuarios para los dioses locales y regionales,
que por otra parte fueron variados de acuerdo a la época y al grado de
desarrollo cultural. De esos templetes, no queda vestigio alguno. Para
el escritor cataquense fallecido en 1994, don Jacobo Cruz Villegas,
el torreón situado al Sudoeste de las ruinas de Narihualá, fue en sus orígenes
un templo dedicado a un dios llamado Walac. La
construcción fue toda de adobe y Cruz asegura que era pre-incaica. Es
esta la parte más afectada por las demoliciones anteriores a 1983 para
construir la carretera a Sechura, una escuela y una capilla. El
templo indio en sí, consiste en tres terraneles o plataformas, la primera
de las cuales está formada por elevados muros, sobre la cual descansan
una segunda plataforma de menor altura y sobre ésta existía un templete
o urna para el ídolo. Cuando
había grandes ceremonias religiosas, los sacerdotes o hechiceros y los
principales del régulo, se distribuían entre las dos plataformas y el
pueblo se congregaba en torno al templo, en su parte exterior. El
templo, al igual que los antiguos faraones de Egipcio, sirvió de tumba al
fundador de la dinastía de los Mec Nom. No se sabe sin embargo de que se
haya encontrado restos en las ruinas. Es
posible que en las antiquísimas ciudades de Chusis y de Illescas, así
como en Avic cerca de Sechura se hubieran levantado templos al Dios Ni,
como llamaban al mar y a la diosa Shi como denominaban a la Luna. En
La Huaca, había igualmente un adoratorio de regulares dimensiones en cuyo
torno se sepultaban a los nobles. Eso fue en los que en 1532 produjo la
codicia de los españoles que al profanar las tumbas y el templete
produjeron la furia de los naturales que se sublevaron dando origen a una
feroz represalia de Pizarro. En
Marcavelica había también un adoratorio, al que concurrían los indios
de las comarcas cercanas, aún pertenecientes a otros régulos. Marca-wilca
en quechua, quiere decir adoratorio del pueblo. En efecto, la voz Marca en
quechua es región o pueblo. Los cronistas le decían instintivamente
Maricobelica o Marcawilca. El escritor cataquense Jacobo Cruz,
recogiendo una versión dada en 1922 por el Dr. Manuel Yarleque, dice que
la voz tallán es Marca huilca y significa, bohemio y dicharachero Las
huacas. El
padre Cobo dice que las tumban eran tenidas por los indios como
lugares sagrados. Las huacas eran objeto de culto familiar y local.
En todo lugar de adoración, en donde se podía existía un ídolo o un
sepulcro de persona principal. El cronista al que se llama el jesuita anónimo, refiriéndose a los sepulcros de personas notables en la región yunga, decía que los enterraban con sus tesoros, ropa, vajillas, bebidas y alimentos, autorizando a los que querían acompañarlos en la otra vida. “estos
sepulcros o huacas estuvieron mucho tiempo patentes –abiertos– excepto
los aposentos donde estaban los difuntos y los tesoros, pues estaban
tapiadas las puertas y ventanas, empero los atrios, portales, salas y
otras piezas estaban abiertas para que entrasen a rogar a los dioses por
aquellos difuntos y a guardarlos por sus tandas y tareas, por que fue
grande la vigilancia que tuvieron acerca de honrar, guardar y conservar a
los difuntos”. Capítulo
III Ubicación del centro poblado de Narihualá Es
un caserío ubicado a 2Km de la ciudad de Catacaos siguiendo la pista asfáltica
del Bajo Piura. Históricamente
puede decirse que constituyó el principal asentamiento de los tallanes,
ostentando el centro político-administrativo cuya evidencia más
significativa es la “Huaca Narihualá”.
Catacaos
se constituía en el centro de administración religiosa. Actualmente su
población se dedica a la agricultura y la artesanía destacando su famosa
producción de sombreros de toquilla, además de la festividad de la
Bajada de Reyes en la que cada 6 de enero se representa la espectacular
danza y música de reminiscencias aborígenes y mestizas llenas de
colorido musical y de teatralización popular. En esta fiesta se pueden
degustar comidas y bebidas de la región como el corpús, pepián de pavo,
chicha de jora y clarito.
Ubicación
del sitio arqueológico de Narihualá A
14 kilómetros de la ciudad de Piura, se ubica la más importante
evidencia arquitectónica en adobe de la etnia tallan. La huaca Narihualá,
la más importante evidencia arqueológica del departamento de Piura
muestra dos pirámides truncas que elevan su presencia y prestancia telúrica
entre el verdor del valle del Bajo Piura.
El
impresionante santuario tallan exhibe con esta colosal obra el desarrollo
arquitectónico adquirido así como la estrategia bélica y hegemonía que
ostentaba entre los grupos étnicos en el siglo XV en el valle de Piura. Forma
parte del entorno arqueológico de la huaca, su Museo de Sitio que exhibe
material cultural de las investigaciones arqueológicas realizadas como la
ofrenda funeraria del perro sin pelo, textiles, metalurgia, cerámica,
tipología de adobes. Recientemente se ha incorporado una sala de
etnohistoria que provee información
relacionada con la costumbre y tradición de la población actual.
La
Fortaleza de Narihualá Corresponde
a Jacobo Cruz Villegas, escritor e investigador del pasado histórico
de Catacaos, la valiosa información que se tiene sobre la
fortaleza-templo de Narihualá y sobre el culto que en esta zona tallan se
habría rendido a un Dios denominado Walac. Sobre
este interesante tema, Jacobo Cruz ha publicado en el diario el CORREO de
Piura, muchos artículos en 1981 y posteriormente en su libro
“Catac Ccaos”. Para
Cruz Villegas la colosal construcción, habría sido obra de los tallanes
y no de los Incas, y se habría hecho en dos etapas distanciadas por un
largo período de tiempo. Primero habría sido construido el templo y
luego la fortaleza propiamente dicha. Sería sin duda una gran novedad el
origen tallan de la fortaleza.
A
5 kilómetros al sur de Catacaos, se encuentra el pueblo de Narihualá y
dominando todo el paisaje, un promontorio que se ha venido denominando,
cerro de Narihualá. En
realidad no se ha tratado de un accidente orográfico, sino de una
monumental fortaleza-templo de 40.000 m2 construida toda de
adobe y barro, que al sufrir el efecto del tiempo, de los saqueos y
de la erosión de las lluvias, sobre todo las caídas en 1925, le hicieron
perder su originaria apariencia externa y tomar la de un cerro. Algo
parecido en Poechos con el llamado cerro Fortaleza. En
Jacobo Cruz, esta pasión por conocer el pasado histórico de su pueblo,
le venia familia, pues en 1891 José Manuel Cruz Zapata, también hizo
investigaciones y estudios de esta fortaleza, acompañando a la arqueóloga
alemana Teresa Golte. El
conjunto en su origen habría sido un inmenso rectángulo amurallado, con
latas paredes de adobe, que en uno de sus cuatro frentes tenía dos
atalayas o torreones. Uno de ellos destinado a fines religiosos, en donde
según Cruz Villegas se adoraba al dios Walac y el otro para fines
guerreros, que era la fortaleza propiamente dicha. La
fortaleza tenía la forma de las pirámides aztecas y mayas, o sea
plataformas rectangulares y truncadas. En la de Narihualá eran cuatro.
Entre plataforma y plataforma había escalinatas, que conducían desde la
parte exterior de la primera plataforma hasta la más alta. Esto es lo que
confunde, por que este fácil acceso deja desguarnecido todo el imponente
conjunto. Del
templo también se puede seguir y ascender a la primera plataforma de la
fortaleza, mediante una larga escalera interna de 2 y ½ metros de ancho,
que está construida entre una serie de ambientes que dan unos hacia el
exterior y los otros hacia un gran patio interior. La escalera como se
puede apreciar en el croquis que hizo Cruz, está debidamente
protegida. Los ambientes con puertas hacia adentro, podían servir de
carceletas y también para almacenes. Los exteriores, para tiendas o
alojamiento. Adosados internamente a la fortaleza, hay cuatro grandes
ambientes con puertas al patio. Después de las lluvias de 1925, se utilizó
mucho material de la fortaleza para construir sobre sus derruidos muros y
cimientos, una capilla. En
1977 se inauguró un museo de sitio en el lugar, pero las lluvias de 1983
le hicieron mucho daño por lo cual para el Niño de 1998, el área de la
fortaleza fue protegida con plástico No
obstante la arqueología ha definido que la llamada “fortaleza de
Narihuala” fue sin lugar a dudas un centro administrativo político
desde el cual se dictaminaba la organización, políticas, derechos y
reglas socio culturales el mundo tallan.
El
centro administrativo Político de Narihualá Muestra
representativa de la arquitectura monumental Tallan lo constituyen la mal
llamada “Fortaleza de Narihuala” que en realidad es un centro
administrativo cultista, ubicado en las cercanías de la ciudad de
catacaos, Valle del bajo Piura. Otras muestras de esta arquitectura la
constituyen el montículo piramidal de Chaquira )Bajo Piura) el llamado
“Alto de la cruz” (La Legua) un montículo piramidal en el ámbito del
caserío La Legua, a 07 Kilómetros al S de la ciudad de Piura. En este
caserío existen otros vestigios arquitectónicos importantes. Bajo los
cimientos de la iglesia San José Obrero existen construcciones del tipo
tallan. Estas construcciones han sido cercenadas por la mitad a
construirse el canal de agua que pasa a un costado del caserio. Es
admirable también las construcciones del sitio conocido como “El Alto
del Moro” en donde existen cuartos
y recintos cuadrangulares del tipo narihuala. Todos estos vestigios se
encuentran localizados en el ámbito del caserío de La Legua.
Importante
es anotar que el patrón de construcción
tallan siguió una línea que puede ser considerado como estilo.
Ello en que todas las construcciones están alineadas en la misma dirección.
El material de construcción es adobe con dimensiones standard de 60 x 30
x 10 cm y el ancho de los muros es de 1.10 a 1.20 mts. Todos los sitios
arqueológicos considerados como tallan presentan los mismos elementos
constructivos y similitudes arquitectónicas.
Los
techos de los centros administrativos y cultistas, así como de las
viviendas se construían de materiales de la zona apropiados para se fin.
El techo estaban constituidos por postes horizontales y verticales como
sostén, y el techo propiamente dicho estaba construido de ramas de totora
o caña brava atados mediante lianas de junco, al cuales e el agregaba un
empastado o torta de barro encima, al igual que la paredes de quincha. Las
viviendas del pueblo eran construidas de material rustico, el cual
generalmente estaba dado por paredes de quincha o “bahareque” con
techos aplanados a modo de ramada. La “Relación de la ciudad de
Piura” (1571) señala que “ como no llueve es tierra calurosa,
cualquier cercado y defensa les basta (sic) y estaban derramados en
barrios”. Tenía grandes espacios abiertos para procurarse la
ventilación total de la vivienda debido al clima caluroso. Estas
viviendas no mantenían un orden alguno. Se encontraban alejadas unas de
otras, no tenían calles sino pequeños pasadizos entre cada vivienda, y
se encontraban ubicados generalmente en las cercanías de los templos y
centros administrativos de sus curacas. Un paseo por el caserío Simbila
puede darnos una idea de cómo se daba la comunicación entre las
viviendas, particularmente en el sector de los alfareros tradicionales. Existían
también viviendas alejadas de estos núcleos poblacionales se edificaban
cerca de los campos de cultivo para su cuidad y mantenimiento. La
razón de no encontrase vestigios de las viviendas populares estriba en
que esta estaban construidas de material perecedero. La mano del hombre,
los fenómenos naturales y
otras causas han contribuido a su total desaparición. Pero quedan
vestigios etnohistóricas en los muchos poblados de nuestro ámbito rural
departamental.
Quisiera
resaltar que los templos y centros administrativos se diferenciaban de las
viviendas del pueblo por estar construidas con gran “belleza y orden”
y por estar asentadas en los partes
altas de los centros poblados. Por
sobre todo, falta escudriñar aun mas los restos arqueológicos para
definir en su totalidad el patrón de asentamiento y construcción del
complejo tallan. Lo aquí vertido es tan solo una aproximación. Según
el jesuita anónimo los difuntos no fueron adorados, sino venerados y a
causa de las guerras y lluvias que se produjeron, se dieron a la tarea de
cerrar las sepulturas, echando tierra encima y haciendo túmulos y
terraplenes sobre ellos como si fueran cerros, con lo cual además los
sustrajeron de la codicia de los españoles que no se detenían a profanar
las tumbas
1.
Los tallanes como grupo cultural demostraron ser tenaces y
perseverantes en la lucha por vencer lo agreste de la naturaleza que les
toco vivir. 2.
La arquitectura Tallan se caracteriza por su sencillez,
majestuosidad monumental y por dotarla de un espíritu religioso. 3.
La mal llamada fortaleza de Narihualá constituyo durante el
periodo intermedio tardío la
capital administrativa, política
y religiosa de los tallanes de la región de los valles del bajo Piura. 4.
Las autoridades locales deberían establecer un plan de conservación
y difusión del centro arqueológico de Narihualá, de manera que los
recursos recaudados ayuden a su conservación de tan importante
patrimonio. 5.
Los huaqueros y los agentes naturales además e la desidia de
alguna autoridades ha generado que el sitio arqueologicote Narihualá no
haya sido promocionado ni conservado adecuadamente, estando en peligro de
destrucción continua. 1.
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por
Rudy Mendoza Palacios
rudy_mendoza2@yahoo.es
Gentileza
de Academika
http://www.academika.tk/
Autorizado por el autor el 2 de mayo de 2008
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