Aprendizaje en el viento
 poema de Thiago de Mello

De Poesía comprometida con mi vida y la tuya, 1975.

El vendaval acabó.
Ahora sólo queda el viento
soplando con una violencia
más fría que la piel
endurecida y azulada
de los obreros fusilados.
El vendaval acabó.
Ahora solo queda el viento habitual,
implacablemente tibio,
de hálito pútrido.
Con él hay que aprender
la lección de la derrota, vida vivida.
De los muchos que partieron,
pocos, muy pocos,
se reencontrarán algún día, ojalá,
en aquello que fueron
o que no pudieron ser.
A aquellos que soñaban la verdad
atisbando la luz,
y que pudieron permanecer
en el corazón ardiente de la sombra,
les corresponde el mayor esfuerzo
de aprendizaje:
Aprender de todo
lo que se hizo
y también de todo
lo que no se hizo,
abriendo el camino
de la esperanza que late,
que late en la fragua
de la paciencia obrera.
El vendaval se fue.
Los techos huecos
no podrán
servir de refugio
a los pájaros.

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