Ida Vitale, de María Arrillaga
Uruguay, 2023, 81 mins.
Crítica cinematográfica de Rodrigo Martínez Martínez

Manos, de afectos, sobre una pieza de encaje. Manos orquestales de un concierto imaginario para las olas. Inciertas manos que cogen una rama seca para tratar de alcanzar el territorio de la araña. Manos, piel de mango blanco y estriado, que tocan a cada rato al mundo cuando éste cobra forma de mar, hojas, flores, viento, gato o caballo. ¿Se puede palpar con la mirada? ¿Se puede mirar con las manos? ¿O son el tacto y la mirada una sola entidad? Allá va, deambulando, colibrí ralentizado, Ida Vitale (Montevideo, 1923). La que toca cuando mira y la que mira cuando toca.

Lo que uno ve desde el comienzo del primer documental de María Arrillaga (Montevideo, 1987), son las manos de Ida Vitale. El eje del rodaje parecería muy simple: filmar a la poeta viendo mirar. El propósito era distanciarse de la imagen pública de la escritora de Procura de lo imposible (1988) para concentrase en su sensibilidad y curiosidad. No obstante, Ida Vitale (2023) no puede reducirse a una colección de momentos de alguien que solamente mira. Es, más bien, como una excursión alrededor (y hacia adentro) de una forma de descubrir el mundo en la cual convergen pies, ojos, manos, gestos y palabras. Es una mirada completa. Una contemplación que ocurre con todo el cuerpo porque la película teje un patrón, como el del estampado de la cajita en que la poeta guarda un encaje, realizado con los mismos actos: palpar, mirar, apalabrar; y de nuevo; palpar, mirar, apalabrar.

En 2016, Ida Vitale volvió a Montevideo después de vivir durante casi 30 años en Austin. Antes de saber que recibiría el Premio Cervantes de Literatura (2018), pareció proponerse algo: ordenar libros, fotos y notas, entre otros tantos objetos y recuerdos, que resguardaba en cajas. Realizar una mudanza y reclasificar cosas parecen dos actividades ordinarias de no ser porque la poeta contaba con 93 años cuando comenzó a emprenderlos después de la muerte de su segundo esposo (Enrique Fierro). Durante cuatro años, María Arrillaga siguió este proceso. Sus abuelos, María Inés Silva Vila y Carlos Maggi, fueron integrantes de la llamada "Generación del 45". La trayectoria de Vitale pertenece a ese periodo de las letras uruguayas, pero esta clase de datos no le interesaron a la directora pues su cometido fue crear una experiencia próxima a la que vivió con su familia cuando descubrieron la forma de ser y "poetizar la realidad" de Ida Vitale.

Para alejarse de la monografía biográfica, la película producida por Inés Vázquez (Byobu) explora estrategias documentales observacionales y poéticas. No hay entrevistas ni un texto que acompañe las experiencias. Esto no significa que pase por alto la obra de la poeta. Más bien, su edición amplifica una pregunta que parece residir entre los versos y las disertaciones de Vitale: ¿es posible ordenar el mundo? Arrillaga encontró una respuesta en unas líneas: "el mundo es caótico y, por fortuna, difícilmente clasificable, pero el caos […] ofrece la tentación del orden". A partir de ello, el montaje propone un recorrido lúdico por el "más inocente" de las formas de ordenar: el alfabeto. (A)londra, (b)urro y (c)onejo van al principio; hacia el final, (x)ilofón, (W)atts e (í)ndice. Un sistema, también inocente, de viñetas cinematográficas con cámara en mano introducido por un alfabeto de creciente desorden. La propuesta formal de una película que no quiere clasificar la experiencia de Vitale.

En el documental de Arrillagalas viñetas son azarosas, pero el montaje no lo es del todo. Su discurso no semeja un entramado de poesía y realidad, como lo ha descrito la producción. Parece, más bien, una interlocución entre exterioridad e interioridad. Vitale es extrínseca cuando reflexiona o recuerda; su pensamiento es tangible especialmente cuando remite a la memoria o los aprendizajes. En cambio, la poeta es intrínseca cuando deambula, observa o palpa porque su mirada se fusiona con las cosas mientras comienza a buscar explicaciones. Al final, su labor es brindar nombres. Ida Vitale es una película de dos viajes. Aquel que emprendieron la poeta, su familia y la directora por Uruguay, Colombia y España en una suerte de gira en torno del Premio Cervantes; y aquel que emprende el espectador hacia la mirada de Ida. Es una dinámica en la que el palpar-mirar-apalabrar sugiere un vaivén entre el exterior y el interior de un temple connaturalmente lírico. En esta película, Ida no es la figura pública ni la persona cotidiana, sino una tentativa de palpar-mirar-filmar a la persona interior.

En el filme, Vitale siempre está en el presente. Sólo que vive ese tiempo de dos maneras: estática y dinámica. Otra dualidad que la cámara de María Arrillaga registra según el ritmo de la protagonista. Cuando la autora de Léxico de afinidades (1994) está quieta, escuchamos un presente que mira al pasado y la imagen se viste de inmovilidad. Vemos palabras archivero o evocaciones fotográficas entre cajas repletas de libros y recuerdos. Cuando la escritora deambula, el presente está hecho de percepciones y la cámara de andanzas over the shoulder o relieves de gestos y manos. Es, además, un presente que apunta al aquí y ahora. Una bitácora de asombros y especulaciones ante una "rarísima" caja o una palabra con Ñ, o en el encuentro con inmutables arañas o caballos agotados en alguna calle donde palpita un violín.

Con estas distintas estrategias, Arrillaga consigue separar la mirada cinematográfica de la lógica mediática. Este atributo depende de decisiones muy sencillas como registrar el protocolo de una premiación a distancia o dejar parciamente fuera de campo la disposición de un espacio para una presentación pública de poemas. A pesar de ello, el minimalismo de las imágenes ofrece algunos planos reiterativos si pensamos que la película articula tres tipos de escenas más o menos similares con Ida en el archivo de cada, Ida en tránsito observacional, y fragmentos de la poesía de Ida. La película conforma así una dialéctica de tema-variación en la que, hacia la segunda mitad, podrían haberle faltado otras mutaciones de no ser porque su disposición se va transformando por las invenciones verbales de la propia poeta. Invenciones que lo mismo aparecen en pertinentes insertos abstractos que recuperan en pantalla poemas como "Compleja brevedad china" o dichos como aquel en que Vitale nos recuerda que la memoria puede ser selectiva porque ella nos elige.

Más allá de su plan cinematográfico, Ida Vitale es un filme asido a la persona de la que se ocupa. Voluntad curiosa e ingenua. Tacto permanente. Pies de ojos porque el deseo de ver siempre llama al deambular. Alfabeto cotidiano que, tercamente, busca clasificar papeles, cajas y fotos para tratar de superar distintos desórdenes. Actos, gestos, afectos, cuerpo, rostro, voz. Ésta, especialmente, en el trecho final cuando la autora de "Colibrí" empieza a poblar la pantalla de meditaciones. Ida hace la película que Arrillaga propuso y cuya labor, nada sencilla, fue acercarse a una noción de lo factual que la propia poeta nos descubrió andando por alguna calle: "La realidad también son dos momentos: el momento en que uno lo vive y el momento infinito en que uno lo recuerda". Escritora y cineasta han vivido empáticas situaciones de viaje que el cine ha podido convertir en una remembranza perdurable, simpática, como experiencia para las audiencias.

En las primeras escenas de Ida Vitale, la poeta examina a una araña de abdomen avispado con franjas negras y amarillas. La inmovilidad de la criatura suscita preguntas. "¿Estará viva? ¿Estará digiriendo la mosca?". También suposiciones, de falsa taxonomista, sobre cuál es la boca y cuál el trasero. Observaciones puntuales: "está hecha por tramos; debe tener ojos adecuados a las necesidades". Uno podría pensar que las personas que escriben poesía son sabias, pero la duda y el asombro de Vitale ante un arácnido apuntan a que la lírica está impulsada por voluntades ingenuamente curiosas que, azarosamente, redescubren las cosas. La poesía no es cognición; es experiencia reconocida. Momento en que alguien se encuentra en algo. Es mirar y tocar el mundo para re-mirarlo y re-tocarlo con nuevos órdenes alfabéticos. En el documental de Arrillaga, Ida de alguna manera está hecha por tramos de palabras sueltas y caprichosas como los trazos de la araña. Estas viñetas del presente insinúan que la poeta también tiene una mirada adecuada a las necesidades. Brío inmutable de quien conoce el mundo a través de atisbos, no para ordenarlo, sino para asignarle un lenguaje. Por eso, la centenaria Ida, como el artrópodo, "sigue en lo suyo".

Ficha técnica

Ida Vitale / Uruguay, 2023 / Dirección: María Arrillaga / Guión: María Arrillaga. Fotografía: María Arrillaga. / Música: Sylvia Meyer. / Sonido: Inés Vázquez. / Montaje: María Arrillaga. / Diseño de sonido: Daniel Yafalián. / Diseño gráfico y títulos: Martín Batallés y Gabriela Costoya. / Producción: Inés Vázquez para Byobu. / Con Ida Vitale / Duración: 81 minutos

María Arrillaga directora del documental Ida Vitale contó detalles del estreno el jueves 3 de agosto

 

Rodrigo Martínez Martínez. Es docente, investigador y editor. Ha impartido asignaturas, cursos y módulos de cine y de análisis audiovisual en la UNAM, la UAM, la UACM y en la escuela de cine Arte7. Ha participado en coloquios, encuentros y congresos ALED, AMIC, SEPANCINE y SUAC, así como en las dos primeras ediciones del Encuentro Internacional de Investigadores de Cine Mexicano e Iberoamericano de la Cineteca Nacional. Ha colaborado con las revistas Icónica y F.I.L.M.E. Sus líneas de trabajo son cultura, poética y sociología del cine. Es autor del libro Cine y forma. Fundamentos para conjeturar la visualidad fílmica (UAM-C, Filmoteca UNAM, 2019) y ha publicado capítulos de análisis cinematográfico en Cine digital y teoría del autor. Reflexiones semióticas y estéticas de la autoría en la era de Emmanuel Lubezki (2019), Fragmentario de la comunicación rupestre V. Arte y comunicación (2022), Miradas transdisciplinarias. Nuevos acercamientos al arte cinematográfico (2023). Letterboxd: Rodrigo.

Crítica cinematográfica de Rodrigo Martínez Martínez
Publicado, originalmente, en Revista Punto en Línea  ATALANTE Nº 113/ octubre - noviembre 2024
Revista Punto en Línea
es una publicación bimestral
editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Dirección de LteraturaRodrigo Martínez
Link del texto: https://puntoenlinea.unam.mx/?view=article&id=2036

 

Ver, además:

 

                      Ida Vitale en Letras Uruguay

                                             Rodrigo Martínez Martínez en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

Email: echinope@gmail.com

Twitter: https://twitter.com/echinope

facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce

instagram: https://www.instagram.com/cechinope/

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ 

 

Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

Ir a índice de cine

Ir a índice de Rodrigo Martínez

Ir a página inicio

Ir a índice de autores