En El compromiso de las sombras, una de las dos
producciones ganadoras del Puma de Plata de la sección Ahora
México del reciente FICUNAM 11 (2021), hay un uso del
encuadre que no sólo es ético, sino que llega a ampliar
nuestra experiencia del duelo: los difuntos aparecen
parcialmente en el campo visual cuando no están fuera del
mismo. En cambio, descubrimos sus fotos, sus pertenencias o
los altares que sus familias han preparado. Los gestos de
los dolientes pueblan el espacio visible y la cámara los
mira en diagonales que nunca apuntan de lleno hacia sus
caras. El sonido sustituye la imagen cuando es necesario
llevar ciertas emociones fuera del alcance visual. El
trabajo de la realizadora logra una distancia reflexiva ante
el duelo, que miramos como un conjunto expresivo de detalles
(manos, velas, textiles, motivos religiosos, flores,
canciones, voces), y cierta intimidad con la protagonista
como los momentos de arreglo personal o el testimonio sobre
sus sueños con los difuntos.
No obstante, el punto de vista
del documental no corresponde enteramente con el de Lizbeth. La
dirigente del ritual traza el sendero del filme para
llevarnos a lo que realmente interesa: el conjunto de las
mujeres. En la primera noche recreada, la líder espiritual
aparece por medio de su voz e irrumpe gradualmente en la
imagen hacia el final de la secuencia. Su cara no es visible
hasta entonces. De manera paralela, las mujeres adquieren un
mayor protagonismo con el paso de las jornadas. Si bien
cuentan con una guía, ellas encabezan los quehaceres
fúnebres. La razón de ser de Lizbeth es el ritual. En el
espacio público, su individualidad está definida por esa
colectividad predominantemente femenina. Por ello, ella es
un puente hacia la mirada de las mujeres como el propio
documental lo es para la audiencia.
Más allá del aporte antropológico y del tratamiento visual
que evita colmar la imagen con la presencia de personas
mediante el abordaje de la naturaleza alrededor, El
compromiso de las sombras constituye una experiencia
fraterna antes que un mero acercamiento documental. La
duración acertada de sus registros, la mezcla de acciones
con campos vacíos (el paisaje y sus rebaños), la apertura al
acervo sonoro y musical del tema (la canción y el amanecer
hacia el final), y la propuesta plástica del paisaje (el
reflejo de las sombras simbólicas, acaso registros de
aquellos que están en el camino, de los árboles en el agua)
y de la fisonomía (la primera entrada de Lizbeth al campo
visual) añaden texturas expresivas y muestran la manera en
que la cineasta se apropia del tema. Sobre todo, destaca la
continuidad de su modo de observar las costumbres sin
recurrir al convencionalismo documental del comentario y sin
caer en la sobredramatización.
Como la propia directora reveló en entrevista con ZoomF.7
(marzo 22, 2021), su cine tiene que ver con las personas
antes que con los temas; por lo tanto, concretó una película
de lo cotidiano en la que la confianza fue necesaria para
que las personas asumieran la presencia de la cámara. Ello
resultó de los vínculos que Sandra Luz López estableció años
atrás para rodar Artemio (2017), el mediometraje
que fue nominado al Ariel luego de su estreno en Ambulante,
y con el que hizo su primer abordaje de la Costa Chica.
El compromiso de las sombras es una propuesta
pertinente en una coyuntura en que la institución que
representa la espiritualidad de Lizbeth da un paso adelante
y luego dos atrás frente a la inclusión de las diversidades
sexuales. Para Sandra Luz López, la relevancia de su
documental no radica en la condición de género de la guía
espiritual de San Nicolás. El interés fue el conjunto de
mujeres afrodescendientes de la región. No obstante, en
dicho entorno de género, Lizbeth representa un proceso
individual que añade una condición trans. Su identidad no le
impidió alcanzar la aceptación de las mujeres que la
instruyeron en los rituales y que, a nivel local, son las
representantes de su religión. Ahora, Lizbeth, respetada y
querida por sus vecinos, canta y reza con fe para los
muertos al tiempo que encabeza los rezos de una comunidad
entera porque sabe, en sueños, que los difuntos sienten
hambre cuando ya se han ido. |