Anticristo preserva este espíritu de subversión, pero
también una visualidad que embona con la poética del
director. Pensada como una variación del cine de terror,
esta realización recupera dos convenciones fundamentales de
este género: atmósferas de sordidez y personajes con
desequilibrios psíquicos. Sólo que la visión del realizador
danés presenta dos modos fotográficos, a cargo de
,
que transgreden el resto de las convenciones del horror tal
y como sucede también con el argumento. El prólogo sobre el
fallecimiento del niño es un acontecimiento cinematográfico
que intenta desafiar la identidad de un estilo cuya mejor
expresión, como en este caso, se manifiesta en el horror que
causa el ser humano mismo. Se trata de un momento de pura
lucidez visual, musicalizada con un aria de Georg Friedrich
Händel ("Déjame llorar") y registrada con cámara lentísima
en blanco y negro, cuyo efecto estético, que constituye todo
un relato fílmico de modalidad clásica, funda su fuerza en
el montaje y ofrece una premisa que va más allá de la
imagen. Es el principio de un abatimiento sicológico que
aparece como la oposición del hombre y de la mujer tal como
se enfrentan los imaginarios visuales del prólogo y del
resto de los episodios del filme (desolación, sufrimiento,
pena y epílogo).
A partir de la mirada que
arrojan Rompiendo las olas (1996) y Bailando en la
oscuridad, que constituyen los antecedentes del director
sobre la situación de la mujer, la relación de los dos
enlutados aparece con claridad como la historia de una
tentativa de sometimiento. Anticristo es una crónica
de perversión. Antes que fraternidad por el luto, el
terapeuta nulifica sus sentimientos y convierte a su
compañera en un objeto clínico. En el principio del
tratamiento, Él se asume como el candidato ideal para
atender el dolor de la mujer cuando expresa que no hay nadie
que la conozca mejor. Luego de la etapa de desolación que
supone todo duelo, su relación se caracteriza por
conversaciones terapéuticas, sexualidad arrebatada y
episodios de violencia. No hay verdadera comprensión. Cada
vez que Ella padece un estado de catarsis, Él la sujeta como
si tratara de dominarla. Al igual que con el símbolo de la
cópula en el árbol, el hombre invade el espacio vital de la
mujer. Las manos que salen de entre las raíces son un
encarcelamiento que predestina la descomposición de la
pareja cuando trata de resolver la crisis. El sentido de la
relación, al igual que el cometido del proyecto
aparentemente científico del marido, se desvía cuando lo que
debe ser un intercambio terapéutico deviene un ejercicio de
supremacía emocional.
Hace algunos años, Lars von Trier comentó que, cuando
comenzó a hacer cine, las ideas de sus películas surgían
como imágenes mentales. Esta poética maduró. Ahora piensa
que el cine no debe plasmar el imaginario, sino construir
una visión originaria a partir de emociones. Filmar cine,
según su concepción, no es filmar ideas. Anticristo
no es el modelo ideal de este modo de creación. Su rasgo
esencial es quizás el temperamento que caracteriza
verdaderamente a este director: la diversidad. Se trata de
una película que ofrece reflexiones directas sobre la
condición femenina y sobre la vulnerabilidad de la ciencia.
También posee composiciones enérgicas (la mujer mutilada que
yace a un costado de un venado, un zorro y un cuervo),
desarrollo de identidades, provocaciones visuales (una
ablación), convenciones alteradas de géneros fílmicos y
símbolos que se acercan a la noción romántica de que la
belleza principia en lo terrible. Aquí radica la
incomprensión de la ideología de un filme que trata de
reproducir la mentalidad del hombre y que trata
de profundizar en la mirada con que ha definido, por sí
mismo y de manera arbitraria, la maldad y la vulnerabilidad
de la mujer. Aunque la propuesta tiene excesos y
ambigüedades (como el zorro herido que en una ensoñación
asegura que el “caos reina” o los planos abstractos
intercalados en la narración), su universo es una
interlocución de atmósferas e imágenes que materializan la
degradación femenina que uno de los episodios de la
cinta nombra como ginocidio.
Se sabe que Lars von Trier perteneció al grupo de cineastas
llamado Dogma 95, y también se ha divulgado que los
principios formulados por dicho movimiento no eran más que
una reacción al trabajo de sus propios fundadores. Aunque
Anticristo concentra casi todo su efecto en el agresivo
cuestionamiento visual de su temática, hay que señalar que
la producción de esta película revela un espíritu que quizás
sea la esencia del verdadero Dogma 95. Antes que un conjunto
de ideales fílmicos, esta propuesta muestra una voluntad de
rebeldía permanente. El director de Los idiotas
(1998) transgrede su propia poética y la de un género
moderno para contravenir el raciocinio masculino de las
sociedades contemporáneas. Sólo puede desprenderse una
noción dominante de este grupo y de su exponente más
controvertido: la necesidad de hacer un cine fundado en
emociones y que siempre sea capaz de desafiar el equilibrio
aparente del cine, pero sobre todo la esencia misma,
caracterizada por la perversión, de los seres humanos.
Ficha técnica: Anticristo -
Título original: Antichrist - Año: 2009 - Duración: 104 min.
- País: Dinamarca - Dirección: Lars von Trier - Guion: Lars
von Trier - Música: Kristian Eidnes Andersen - Fotografía:
Anthony Dod Mantle - Reparto: Willem Dafoe, Charlotte
Gainsbourg - Productora: Coproducción
Dinamarca-Alemania-Francia-Polonia-Suecia-Italia; Zentropa
Entertainments - Género: Terror. Thriller. Drama | Thriller
psicológico. Gore. Película de culto. Erótico - Web oficial:
http://www.antichristthemovie.com |