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Como
baba de perro hambriento |
Durante meses los baños y hornos de Alejandría fueron alimentados con rollos de su célebre biblioteca. Pitágoras advirtió que los asuntos del templo no debían tratarse en plazas públicas. La eficacia de la artillería alemana mató a muchos poetas (a algunos los dejó tarados y con un vacío ensordecedor). Me duelen los brazos después de cargar bolsas de cemento para reparar un techo que en breve volverá a rajarse. Es un ciclo del que no puedo escapar como la baba en la boca de un perro hambriento. Qué lejos y qué cercano parece todo. A Lezama le gustaban los panques de una popular dulcería y el lado incestuoso de los salmos, las contradanzas de lo imposible. He soñado que dos mujeres me empujan hacia abajo al final de una temporada crítica, sin himnos de alabanza. Un paso en falso hará que la arena me cubra. La arena se multiplica formando nuevas desolaciones. Me han dicho que las ballenas sueñan. |
Alberto Marrero Fernández
marrero@cubarte.cult.cu
Publicado, originalmente, en La "Jiribilla" -
revista de cultura cubana
http://www.lajiribilla.cu/, 12 al 18 de abril de 2014
http://www.lajiribilla.cu/articulo/7452/seleccion-de-poemas
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