Una
encuesta acaba de revelar que Costa Rica es el país más feliz del mundo.
El 85% de los habitantes de ese país que fueron consultados afirmó ser
"satisfactoriamente feliz". Uno de los valores que se miden en
la encuesta es algo que los venezolanos vamos perdiendo aceleradamente: la
esperanza de vida. Por otro lado, parece que existe en Costa Rica, además
de una economía en equilibro entre lo que producen y consumen, una honda
preocupación por la ecología, lo que ha propiciado un turismo ecológico
bastante exitoso.
Al Presidente de Costa Rica no lo cuida un bojote de anillos de seguridad
de gente de otro país. Muy por el contrario, se le puede encontrar en la
calle conduciendo su vehículo como cualquier ciudadano y encima despacha
en su propia casa (bastante modesta, por cierto), frente a la cual, lo único
que llama la atención es una patrulla de policía con dos agentes
fastidiadísimos que ni lo miran a uno cuando da la tercera vuelta a la
cuadra y pasa despacito para corroborar, incrédulo, que tanta felicidad
es cierta. Ya están acostumbrados a que la gente no se lo crea.
Cuentan que el presidente de la Corte Suprema de Costa Rica no amenaza a
los periodistas y que al alcalde de San José le entregan el dinero que le
corresponde sin que haga huelga de hambre y que el presidente Arias no le
hace la vida imposible ni lo insulta.
También dicen que los poderes allí son independientes y que el
Presidente no sueña con quedarse para siempre, aunque usted no lo crea.
De todas maneras, entre todas las razones que puede tener Costa Rica para
ser feliz, encuentro una fundamental: Al no tener ejército, no tiene
golpes militares, ni de los buenos ni de los malos.
Ahora entiendo por qué Micheletti y Zelaya están allá en estos momentos
y entiendo también por qué la frase preferida de los costarricenses es:
"¡pura vida!".
Ojalá todos aprendamos la lección... |