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Mas allá del día
Porfirio Mamani-Macedo

Soledad más allá del día, sólo me queda caminar. Esta vez la ventana está cerrada, y yo, viento enamorado, no podré verla. Entonces la noche me abre su nefasto vientre. No hubo nubes ni hubo nieve en el negro cristal de la mañana. Con este frío que hace, me quedaré a fuera. Un hombre me hablará en un idioma que yo no entenderé. Nos cruzaremos y cada quién seguirá siendo, un vago perfil bajo las lejanas estrellas que ya no guían a ninguna parte. Me quedaré afuera, mirando todavía las ventanas abiertas, iluminaciones que dan forma a las ciudades en las noches. Sólo me queda caminar. Seguramente lloverá y no tendré un paraguas para cubrir los pasos que daré, en el charco de hojas y basura. Mi mano es un desorden de palabras, sentimientos que no expresa mi rostro, en las largas horas del día y de la noche cuando me acerco por esa ventana, ahora cerrada. Pero cómo sonreírle al ciego, todavía por estas orillas salvajes, bajo este sol que ya no alumbra.

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