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Extranjera II
Dónde estarán tus ojos, extranjera,
mañana con la tarde que te enfrentas
desnuda para alcanzar tu prometido
valle donde han de dormir tus ojos.
Allá te veo como una sombra
sin destino, tus pasos en la aurora,
avanzan en la tierra para procurarse
una tierra imaginaria sin fronteras.
Nada podrás llevar a tus atardeceres
pues nada te dejarán los dueños cuando pasen
rumiando los frutos y el agua
aquello que no podrás beber jamás.
Un día engendrarás como la tierra
una inmensidad, un abismo y un valle.
Entonces ya no podrás huir
a ninguna parte ni sentirte en tierras extranjeras.
La lluvia irrigará tu vientre peregrino
El viento perfilará los senderos que te buscan
El sonido de los ríos acompasará tu marcha
La luz alumbrará tu semblante en la duda.
Extranjera VI
Cómo no ser siempre mañana
sólo para verte aparecer
con tu sonrisa y el viento que te sopla
como volando entre las flores.
Cómo no ser tiempo
sólo para ver tu rostro
tanto tiempo imaginado.
Cómo no ser río
para procurarte la hierba
y el alma de la hierba.
Extranjera XXII
Como un ayer volveremos a encontrarnos
extraños en la sombra de un dolor
que no termina de nombrarnos
aquel pasado tantas veces mutilado.
Como una lluvia recorreremos las llanuras
del tiempo y del olvido
Sólo piedras y palabras
guardarán nuestros recuerdos
en alguna parte donde brille el sol.
La silueta de tu sombra en el camino
La voz encadena de tus sueños
El aire marchitado de tu ausencia
guiarán a los que han de pasar
hacia un lugar donde no existen fronteras.
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