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El microclima del “Jaguey del Huabo” en el Cerro Colán: “Mochumí Viejo”
por José Maeda A.
josemaedaas@hotmail.com

 
 
 

El arqueólogo Izumi Shimada se propuso demostrar que recursos que se creen exclusivamente selváticos, pudieron ser locales, gracias a los microclimas que aún se conservan en la costa peruana, en donde, aves como el tucán y mamíferos como el mono, fueron cosa común hasta hace cien años atrás. El hábil rodeador Adrián Estela, con quien tantas veces salí a recorrer los recónditos sitios de Batán Grande, no había informado que había una pequeña selva en las alturas del cerro Colán, en Mochumí Viejo. Salimos a las 4:30 de la madrugada de Batán Grande en la Land Rover del aún joven arqueólogo, profesor de Princeton University y luego de Harvard. Pasamos Mayascón y bajamos en Mochumí Viejo, en donde nos esperaban con tres recias mulas; recuerdo que nos dirigimos hacia el Este y entramos en una ancha y pedregosa quebrada llamada la Quebrada de Sincate; el paisaje se tornaba agreste y rodeado por cerros, nos dirigimos al cerro El Chilco en donde Estela nos mostró un enorme petroglifo grabado en roca granodiorítica con representaciones geométricas y diseños que son característicos del Período Formativo (ca.1,000 a.C) con trazos que recuerdan a los diseños Wari, toda una secuencia evolutiva de las ocupaciones culturales que se dieron en Lambayeque ya trazados y definidos por los últimos estudios arqueológicos en la región. El petroglifo fue publicado por Shimada en la Revista Arqueológicas n° 19 en 1,980.

SUBIENDO EL “CERRO COLÁN”

Una vez, fotografiado y dibujado el enorme petroglifo de El Chilco, nos dirigimos al cerro Colán, se veía majestuoso y verde, subimos en zigzag, por angostos caminos que nos salvaban de agrestes y profundas pendientes; nos íbamos penetrando en el mismo cerro…me impresionó saber que el verdor que había contemplado desde lejos, desde la quebrada de Sincate, no eran sino el enorme y denso bosque que nos cobijaba con árboles de choloque, y especialmente de Huaylulos, cuyos frutos ,especie de frejoles de colores blanco y negro, formaban una espléndida alfombra que se observaba como tapiz rojo…entonces el Dr Shimada dijo “parece el mundo al revés”. De lejos, un grupo de ganado vacuno con sus pezuñas de cascos muy grandes, se ahuyentaron ante nuestra presencia…eran los “toros alzados” nos dijo Adrián.

 
 

Cerro Colán mirando a la quebrada de Sincate

 
 

El objetivo era llegar al llamado Jaguey del Guabo (pacae), luego de varias horas de cabalgata lenta y pesada llegamos a un hermoso manantial natural,…era el Jaguey del Huabo, y su nombre bien puesto por un centenario árbol que abrigaba el manantial; la vegetación, efectivamente era propia de selva y costa : cola de caballo, el San Pedro o Huachuma, Chupayas que crecían como peñas pegadas a los riscos. Conocí el cactus Lana de Piscoya, que tiene forma de pene y bota un espeso algodón en su punta semejando semen. Con los años descubrí que Piscoya en muchik significa Pene y traduciendo bien el nombre del cactus con cuya lana se fabrican colchones, significa “Lana del Pene”, curioso, pero cierto. Los productos como plumas, madera, plantas medicinales, etc, pudieron ser traídos desde lugares no muy lejanos como cerro Colán y cerro Reque en donde don Enrique Bruning documentó un microclima también; aún relativamente desconocido la completa variedad de recursos naturales que fueron subsistencias en el mundo andino prehispánico; Julio C. Tello mismo se equivocó al precisar que elementos selváticos en la costa provenían necesariamente del oriente peruano, el trinomio costa-sierra-selva está siendo estudioso mas dinámicamente, reconociendo patrones y esquemas complejos de regiones o zonas microambientales como cerro Colán. La variación ecológica en los andes centrales, entonces, no es solo vertical como propone John Murra, también es horizontal, dentro de una misma zona de vida como las califica Holdridge, en donde se pueden comprobar la existencia de más de un clima o más de un ecosistema, sin lugar a dudas, hay varios recintos microclimáticos solo en la región lambayecana. El Gobierno Sicán manejo toda una gran variedad de recursos, en especial el agua y los metales a través de sistemas de canales intervalles y extracción de cobre de menas locales y oro de los lavaderos de ríos de la cuenca del Marañón, que les permitieron suntuosa tradición religiosa y funeraria de extenso prestigio en el mundo andino que traspasó las fronteras de la costa peruana, teniéndose su influencia estilística y tecnológica en los recientes hallazgos hechos en la selva de Cuzco, muchas cosas cambiaron desde aquel recordado viaje a Colán; Shimada politizó sus objetivos recomendando la construcción de nuestro museo batangrandino en el pueblo de Ferreñafe…perdió todo: confianza y la oportunidad de haber sido emblema indiscutible de un pueblo descendiente directo de los grandes y suntuosos personajes que él estudió; las cosas materiales conseguidas son importantes, pero la memoria de un pueblo es imperecedera.

 

José Maeda Ascencio
josemaedaas@hotmail.com 
gentileza de JOSÉ MAEDA ASCENCIO
Crítica política, cultural e histórica
http://josemaeda.wordpress.com/

Publicación autorizada, para Letras-Uruguay, por parte del autor

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