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El callejón de Cárcamo en La Quipampa
por José Maeda A.
josemaedaas@hotmail.com

 
 
 
Fue en el verano de 1997,cuando con mi compadre Dr Jorge Díaz Campos, entonces magistrado en Piura, fuimos de cacería a La Quipampa; salimos de Ferreñafe pasando Batán Grande, La Trapoza y en Mayascón nos detuvimos para fotografiar el hermoso acueducto o canal subterráneo que toma agua del río La Leche y recorre pasando por en medio de la carretera para depositarla en una poza de concreto que servía, mediante una caída, para mover un molino que generaba energía eléctrica para la otrora famosa fábrica de chocolate “Mayascong” (nombre industrial), cuyos paredones de adobe se observan todavía; sus propietarios eran los De la Piedra, que fueron dueños también de la hacienda Pomalca. Acueducto único en la costa norte de Perú de data prehispánica, similar al canal de cajón revestido de piedra en Chavín de Huantar y los famosos acueductos de Cahuachi en Ica; el canal de Mayascón, que la versión popular atribuye a los “culíes” chinos, es en realidad, una obra formidable de ingeniería hidráulica prehispánica, con arco en medio punto y bóveda de medio cañón revestido con roca caliza en su desembocadura, siendo en casi todo su recorrido un canal de caja revestido con roca, de donde aún hoy, se abastece la población de Mayascón sacando agua en latas por medio de varias aberturas o “chimeneas” que han hecho desde la superficie, en plena carretera carretera; quizás sí, la desembocadura de bóveda sea obra de los “culíes”; se conservan aún las grandes rocas granodioríticas en donde se secaban las pepas del cacao que se cosechaban de la hermosa huerta que conocí en mis años mozos, hermosos árboles de cacao en donde habitaban los “pacazos” o iguanas verdes y las paltas, pequeñas no más, cuyo sabor parecía de mantequilla, que caían en la ribera del río y más abajo, la gente las recogía colocando canastas en medio del cauce. La huerta ya no existe ni tampoco el “Pozo de los cuervos” que conocí. Ahí está su hermosa y abandonada Casa Hacienda en donde residió la familia Salcedo Taforo de cuyo tronco nace don Augusto Bernardino Leguía Salcedo y Taforo, que fuera Presidente de la República en dos períodos…me tinca que nació en la casona de Mayascón y no en la playa de San José como asegura el historiador Augusto Muro Sime, cuya partida nunca encontró; una matrona como la madre del Presidente, tenía que dar a luz en su casa hacienda; si esto fué así, entonces puedo decir y afirmar con orgullo que el primer y único Presidente Lambayecano es batangrandino. Mas allá, el enigmático “hueco” que es la entrada de una gruta o caverna aún sin explorar; el paisaje se torna casi tropical, verde cuando uno entra en el nuevo pueblo de “El Algarrobito” una colonia chotana y cutervina muy dinámica, con tambos o tiendas por doquier; luego el hermoso paisaje de “La U”, pasando el puente caído, que semeja la escena de un nacimiento navideño gigante, típica zona de chaupiyunga que es ya la entrada a La Quipampa, rompiendo bruscamente el cambio del paisaje costeño.  
 

Hermoso paisaje de La Quipampa
Foto: Heinz Plengue

 
 


LA QUIPAMPA

En La Quipampa nos recibe José Mesones, hijo de don Pedro Mesones, muy conversador, y nieto del gran Salvador Mesones Barrenechea, a quien mi hermano Kike Maeda entrevistó y logró rescatar el pasillo “La Autopsia” que Mesones había escuchado en sus años mozo de un colombiano llamado Justo Reyes así como la décima “El Buitre y el Gavilán” que documento en mi trabajo “Triste y Cumanana: Tradición Muchik” (ver en Google). Luego de descansar salimos a las 3 a.m para subir el cerro “Mata Mula”, nombre que se debe a una hierba que también se conoce como “Mata Caballo”; la subida es lenta, paisaje arbustico característico del bosque sub tropical según el sistema de clasificación de Holdridge (1974), Tossi (1960) , Weberbauer (1,945) y de mi notable amigo Dr Ramón Ferreyra (1,957), el primer botánico peruano ya fallecido, que me hizo magnánimo honor de referir mi trabajo en varias de sus conferencias; se percibe el aroma del Palo Santo (Bursera graveolens), la cobertura arbórea del Hualtaco (Loxopterigium huasango), Palo Verde (Cerdidium praecox), el Charán (Caesalpina corymbosa); ya en las alturas del “Mata Mula”, el paisaje es muy húmedo y avistamos una gran depresión que tuvimos que salvar para pasar al otro lado por el que empezamos a descender; José Mesones, hábil guía nos dijo: “¡Agáchense que viene el páramo!”…en efecto, por el lado izquierdo de nosotros venía violento, rápido, una gran masa de nubes saturadas de humedad que pasó casi por encima de nuestras cabezas. El descenso fue difícil, bajamos casi sentados hasta llegar al río Moyán, en cuya ribera de agua fría y cristalina se picoteaban dos hermosas pavas aliblancas (Penélope albipenis) apostadas en un árbol de cerezo, su fruto predilecto.

EL CALLEJÓN DE CÁRCAMO

Seguimos por el borde sur del río Moyán en donde abundas los “cascafes” que yo llamo las “cachemas de río”, especialmente en las pozas; llegamos un hermoso lugar: un callejón natural caracterizado por riscos de roca ígnea a ambos lados, adornados por “Chupayas”, especie de piñones que crecen incrustadas en la roca; el callejón de roca conocido es como “El Callejón de Cárcamo” y su escenario se ha documentado en la historia del Perú, aunque al parecer, quienes lo escribieron jamás conocieron el lugar de los hechos; me impresionó admirar y conocer el sitio en donde el chotano José Mercedes Becerra, partidario de Andrés Avelino Cáceres, con cerca de cien hombres, luego de robar los caballos en Mayascón en 1880, emboscó a los chilenos desde las cuevas que se divisan en las alturas de éstos peñascos; todos los chilenos murieron y el nombre del lugar se debe con seguridad a algún soldado peruano, pues, encontré el apellido Cárcamo en Piura; Becerra, tiempo después, fue fusilado luego que un soplón dio el dato en donde se encontraba descansando; su retrato lo he visto en la Municipalidad de Chiclayo. Mesones nos dice que encontró aquí restos de uniformes chilenos y algunos huesos; estar ahí, se puede uno imaginar la escena del combate, los becerristas disparando desde los peñascos y haciendo rodar grandes rocas o “pudingas” que aún permanecen en el lecho del Moyán, que aguas abajo, toma el nombre de La Leche, el antiguo “Lamcarlech” como he documentado por primera vez en otros artículos. Terminada la faena, no logramos cazar nada (me tranquilizó no encontrar ningún venado o un sajino por ahí); solo pescamos un resfrío, pero fue excelente oportunidad para conocer y documentar uno de los mas paradisíacos lugares que hay en la región lambayecana; me dicen que ahora hay ahí un hermoso hospedaje ecológico en donde espero ir a relajarme uno estos días.
Palo Santo. Hermoso paisaje de La Quipampa. Foto: Heinz Plengue
 

José Maeda Ascencio
josemaedaas@hotmail.com 
gentileza de JOSÉ MAEDA ASCENCIO
Crítica política, cultural e histórica
http://josemaeda.wordpress.com/

Publicación autorizada, para Letras-Uruguay, por parte del autor

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