Mujer agapanto |
Lluvia. Llueve copiosamente a través de una lumbre silenciosa; la mujer morena bebe cada gota, cada hoja vegetal, con su cabello partido en grandes alas de gaviota y ojos que arden incendios de ágata y agapanto. La mujer flota en la lluvia y es una flor vertiginosa que recoge otras flores y todo es único y esquivo, igual a una gacela que burle, con grácil gracia, al torpe cazador. La mujer atrista ojos de poeta, diluvia un tímbrico “¿a que no me alcanzas?” y su corazón hiende la maleza con saltos insomnes, con ojos que no callan, que claman su melopea en la noche del solitario. |
Jorge
Ariel Madrazo
QUARKS
Microficciones inéditas - 2008
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