Planeta mágico |
Sabemos
a través de la descripción que han hecho algunos astronautas, que
nuestro planeta Tierra es azul. Como el agua de algunos mares, las nubes,
el plumaje de ciertos pájaros y el color de los camalotes. El
agua constituye mayor volumen que la tierra firme, aunque en algunas
regiones como el Ártico esté en estado sólido. Montañas,
cordilleras, desiertos y selvas orlan un paisaje lleno de magia, al que se
suman su flora y fauna. Y en mitad de todo ello, nosotros, sus habitantes, que aún no hemos aprendido la lección que la madre naturaleza nos enseña cada día. Las aves que anidan en la cumbre o entre el follaje, las criaturas que viven bajo la superficie marina, los animales domésticos o salvajes, los insectos, en fin, absolutamente todo lo que vive y se mueve entre el cielo y la tierra, forman la cadena biológica de este bello planeta azul. Cuando abrimos los ojos, nos aguarda el espectáculo inigualable de la vida que bulle allá afuera, sin darnos casi cuenta que formamos parte de él.La semilla que germina para transformarse en flor o fruto, el nido de un pájaro con el piar de sus pichones, una gaviota siguiendo la ruta de un barco o el salto juguetón de los delfines nos dan la dimensión exacta de su esplendidez. Viajeros suspendidos en el espacio, vamos girando y girando dentro de ese globo azul, mientras allá en lo alto el sol, la luna y las estrellas, parece decirnos en código, que no rompamos el sortilegio de este azulado y mágico planeta. |
Soledad López
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