Adagio |
Volaba un bello calandrio cuando a una calandria vio sobre una rama, posada y de ella se enamoró. Revoloteando muy ágil su bello pecho inflamó y con el pico afinado su gorjeo desgranó Ven aquí bella calandria vámonos a retozar que han madurado los frutos contigo quiero volar. Mas la calandria orgullosa ni siquiera lo miró y esponjando su plumaje a otro árbol voló. Tal vez por eso, en la tarde antes del anochecer canta y gime el pajarito para luego enmudecer. No desesperes calandrio mitiga ya tu dolor que los amores son hojas del árbol del corazón tal vez mañana descubras otra calandria mejor. |
Soledad López
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