Siento un
vacío enorme aquí en el pecho
Parece que fuera el tibio sol de los inviernos
Y el brillo espléndido del sol y de la luna.
Me quedo casi en sombras
Se me apagan las luces de mi día
Y se enciende todo el negro de la noche.
Aparecen mis ansiedades y mi angustia
Recurro a la bondad del pensamiento
Y te dibujo mezclándote en mi cuerpo.
Son mis mañanas que alimento con deseos
Como las que supieron de hurtadillas
De complicidad y un hasta luego.
Son esas horas en las que tú me dejas
Donde me angustio por no tenerte cerca
Donde quisiera que tu piel me pertenezca
Para que no partas nunca en las mañanas. |