Di más, Dimas, di más
Roberto López Moreno

Di más, Dimas, di más, que mucho has vivido y en letras de tiempo lo has vertido para placer y aprendizaje de los que somos tus lectores desde siempre y de los que se están forjando en los nuevos talleres literarios y en las aulas.

Esta petición hecha así, tan directamente, al escritor Dimas Lidio Pitty, nace del entusiasmo que se deriva después de haber leído su libro (dos tomos) Huellas en el agua, publicado por la Editora Novo Art, de la ciudad de Panamá.

Escritor de muchas batallas a tinta y pluma es este Dimas Lidio a quien con emoción le pido que diga más. Y es que su libro nos deja en el centro de la emoción que tiene un eje energético que se deriva de una masa verbal multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado.

Todo el amor con el que Dimas Lidio Pitty ha trabajado su literatura nos es transmitido a través de estas páginas que recogen el mucho vivir y el bien escribir, aclarando que el mucho vivir se adquiere en los tantos caminos geográficos y en los muchos que palpitan en los estantes del librero.

Dimas Lidio Pitty es un escritor ampliamente conocido en México, como autor de literatura y como periodista. ¿Quién no lo recuerda como jefe de la Sección Internacional del periódico El día, cuando este diario representaba un ejemplo de periodismo en toda la América Latina, azotada por los diferentes gorilatos del momento?

Aquí en México publicó varios de sus libros, los que siempre tuvieron el éxito que merece una literatura escrita con cuidado pero al mismo tiempo con pasión, con calidad y volcamiento que es lo que se puede y debe exigir a un poeta que en realidad lo sea.

Cuántos episodios no habrá vivido nuestro escritor en tierras mexicanas, conviviendo con los literatos que se convirtieron en sus hermanos, con los que podía hacer intercambio de kilometrajes y visiones. 

Ahora nos llega este libro de Dimas y en él nos encontramos todos, atrás de una coma, de un verbo, de cualquier signo ortográfico, atrás de la plácida y lóngita escritura que para bienes ha sido y seguirá siendo.

Huellas en el agua es un muestrario de vida, de vidas, de verbos derramados sobre el reloj y de un reloj con manecillas hechas con verbos. La tinta de los dos tomos termina uniendo dos geografías y más, mucho más geografías que se hacen una sola que a su vez se convierte en una rebanada de universo.

En estos dos libros Dimas refrenda sus dos grandes compromisos, los dos vitales, su compromiso con la letra escrita (bien escrita, para mayor abundancia) y el compromiso con su gente desde una actitud social inquebrantable.

No nos sorprende y en cambio sí nos emociona y nos vuelve a llenar de entusiasmo, son las dos líneas de existencia de nuestro hermano y las vemos de nuevo refrendadas para darnos el perfil de siempre de Dimas Lidio Pitty.

Su libro viene a decirnos que seguimos presentes en esta hora de dramático siglo; que estamos ahí, en las venas del poema para poder cantar las cosas que nos unen y que en todo caso son el alma forjada del encuentro de los pueblos. 

Cuando estuve en Panamá invitado como jurado del Premio Ricardo Miró no pude saludar a Dimas, porque él se encontraba en México, en sus quehaceres periodísticos. Qué cruce de los destinos, qué modo de ser el de las cosas. De cualquier manera, en donde estuviéramos, siempre íbamos a estar juntos hablándonos de nuestros paisajes que para esas cosas –entre tantas más- sirve el verbo. 

Y así como inicié este texto pidiendo al poeta: di más Dimas, di más, ahora quiero concluirlo, en flor de recuerdos y agradecimientos, en abierta hermanía latinoamericana, con un poema que al convertirlo en carta incluye, como destinatarios, a los hermanos poetas panameños. 

                 Carta a Dimas Lidio Pitty 

Dimas Lidio Pitty,
amigo y poeta y hermano y poeta
o si con sólo decir poeta se dice lo demás. 
Muy entrañablemente.
Panamá. Centro de América:
He leído tus huellas en el agua
asido al libro verde bajo el mango muerto
en donde estaban los fogones 
para que la abuela cocinara ortos y ocasos 
de aromos frutos latinoamericanos.
He leído tu libro y pienso en cómo
me hubiera gustado estar ahí, con ustedes, hermano Dimas,
en la Nueva Ciudad de Verona
celebrando tu primer libro con Oviero y los demás
...pero hay tantos kilómetros entre el acá y el 65...
pero hay también una abuela puente 
(recodo en verde con quebradita)
que cocina en los dos fogones con chipilín de Chiapas
con azúcar de Cuba y cafetales colombianos
y nos ofrece en uvo de cristal vino chileno.
Entonces estamos, seguimos juntos,
desconociendo la velocidad de la muerte
pero en la responsabilidad de no morirnos.
Por la vereda del libro verde
Llegamos al país azul:
Pajarito que sí cantas,
corazón que sí caminas 
¡Qué radiante será el mundo 
cuando yo esté con mi niña!

Quiero decirte después de tu libro vegetal
que tú, yo, Ramón Oviero,
los que latimos en las venas este tigre verde,
en la responsabilidad de no morirnos
hemos aprendido a llevar la muerte bajo el brazo,
para que no se atreva con ninguna ceiba,
ningún abismo, ninguna altura coronada en nieve,
ninguna célula de nuestra agreste geografía 
el asesino entrometimiento de la extranjera muerte.
Gracias, hermano Lidio por el verbo de tus huellas.
En tal espejo seguiremos todos.

Roberto López Moreno

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