La batalla por la espada de El Cid |
A
diez siglos de la muerte de Rodrigo Díaz de Vivar, el actual propietario
de la Tizona y el Estado español se enfrentan en una difícil negociación.
Seguramente don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, nunca llegó a
imaginar que su fiel espada, la Tizona, seguiría dando batallas aún diez
siglos después de su muerte. Y aunque en este último caso no están en
juego ni la sangre ni el honor de ningún caballero medieval, la disputa
no deja de ser pintoresca, ya que se enfrentan ni más ni menos que el
Estado español contra el actual Marqués de Falces, propietario legítimo
de la legendaria arma, por establecer quién y a qué precio se quedará
con el valioso hierro que fue arrebatado por el Cid a un mítico caudillo
musulmán, a mediados del siglo XI. Este
nuevo capítulo en la historia de la Tizona, se empezó a escribir hace
cerca de dos años, cuando José Ramón Suárez de Otero, marqués de
Falces, manifestó su deseo de vender la espada que, desde finales de la
Guerra Civil española, se encuentra en el Museo del Ejército, de Madrid.
“No tengo herederos directos. Entonces, ante la posibilidad de que el
Estado se quede con ella, prefiero venderla y disfrutar de los beneficios
económicos. No me gustaría que la espada terminara en manos de un
particular; mi ilusión es que quien la compre, sea la administración del
gobierno, para que siga en el museo, donde está su sitio”-, explicó Suárez
de Otero a la prensa española. Y es que a pesar de la voluntad del marqués
para que el preciado objeto quede como patrimonio nacional, para todos los
españoles, las conversaciones se han detenido ante un duro obstáculo: ¿cuánto
vale la Tizona? Aunque el marqués se niega a hablar de cifras, fuentes
cercanas a las negociaciones aseguraron que la oferta inicial para
ejecutar la transacción, sería de seis millones de dólares, un monto
que posteriormente habría disminuido a los 4,5 millones. Mientras ambas
partes intentaban llegar a un acuerdo, la Audiencia Nacional dictó un
fallo decidiendo que este alto símbolo de la Historia de España,
permaneciera únicamente en poder del Estado. Esta decisión evitó, por
lo menos, que la famosa espada no quedara dentro del territorio español.
Sin embargo, el marqués aceptó que la espada no saliera del territorio
nacional, aunque el marqués conservaría el derecho a venderla a un
particular español. Ambas partes rehúsan hablar de plazos, pero ya se ha
establecido que la Tizona permanecerá en el Museo del Ejército, desde el
año 2004, aun si el Marqués es todavía el dueño del hierro. Esperamos que el alma justa del héroe medieval prevalezca para honra y honor de España y de Mío Cid Campeador que “en buena hora ciñó espada...” |
Mario Andino López
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