La Feria Cubana del Libro, el azar concurrente y el ángel de la Jiribilla |
“Mostramos la
mayor cantidad de luz que puede, hoy por hoy, mostrar un pueblo en la tierra.” José Lezama Lima[1], en Se muestra ahora el ángel de la Jiribilla. Fragmento
del ensayo “Lectura”. Universidad de La Habana, 1959. |
Las
ferias cubanas del libro tienen para mí―escritor cubano, que vive
en Sancti Spíritus, en el centro de la isla―un encanto particular.
Me alegran como la llegada de la primavera a un europeo. Pero resulta que
no se trata de un interés profesional ni siquiera un
festejo personal, constituyen el evento de mayor trascendencia popular de
Cuba: la Gran Fiesta de todo un pueblo. Hace
ya varios años, cuando se celebraba mundialmente el centenario de Neruda,
escribí una crónica de la feria correspondiente titulada “¡Última
noticia: Neruda otra vez en Cuba!”, que se publicó en Chile. La
envié a Volodia Teitelboim, Premio Nacional de literatura de Chile y biógrafo
del poeta. Me la devolvió impresa en un ejemplar generosamente dedicado
de su libro Neruda cien, cuando
vino a Cuba a decir las palabras de inauguración del Premio Casa de las
Américas de ese año. En ella, yo hacía referencia al azar concurrente
(término acuñado por el escritor cubano José
Lezama Lima(* ) para explicar que todas las cosas y sucesos del universo
están hilvanados secretamente, de manera tal que si usted arranca una
brizna de hierba se puede estremecer una estrella). Confieso que me gusta
esa tesis Lezamiana, mas aún ,cuando se trata de la Feria Internacional
del Libro de Cuba 2011, que estuvo dedicada
al Bicentenario de la independencia de América
Latina y el Caribe , a
la cultura de los países del Alba,
y a los destacados intelectuales cubanos Jaime Sarusky y
Fernando Martínez Heredia, premios nacionales de Literatura y Ciencias
Sociales, respectivamente, pero que , sin lugar a dudas, transcurrió
bajo el aura del centenario del famoso autor de Paradiso. |
|
Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, en La Feria 2011 |
Las
Ferias cubanas del libro se caracterizan por no desarrollarse en un solo
recinto ferial o ciudad y, sobre todo, por no rendir tributo al mercado.
En ellas los lectores y los escritores son protagonistas reales del hecho
cultural. Inicialmente sólo se realizaban
en la capital dentro de la antigua fortaleza militar San Carlos d e la Cabaña, en la
bahía de la Habana; luego se extendieron a todas las capitales de
provincias y otras grandes ciudades. En esta
ocasión surgieron varias nuevas sedes en el barrio del Vedado,
donde se desarrollaron diversos
encuentros literarios, académicos, profesionales y presentaciones de
libros. La
sede central de la Cabaña acogió múltiples actividades literarias y artísticas
y toda la capital vibró al calor de acciones de las artes plásticas,
musicales, escénicas y cinematográficas. En
la Casas de las Américas y
del Alba tuvieron lugar paneles y coloquios sobre el bicentenarios de la
independencia de A. L y el Caribe; el Centro Dulce María Loynaz cobijó
el Encuentro de jóvenes escritores y artistas de América Latina y
el Caribe; en la casa de la Sociedad Cultural José Martí, sesionó el
Encuentro teórico de Escritores para niños y jóvenes; en la Biblioteca
Nacional José Martí, el Encuentro Científico Bibliotecológico ;En la
casa d e las Américas el Encuentro de editores de AL y el Caribe. Los
historiadores se reunieron en la Casa del Alba
y en la Casa de Estudios Martianos se efectuaron los coloquios
sobre nuestro héroe nacional; el Pabellón Cuba fue un lugar de numerosas
presentaciones de libros y en la casa de la UNEAC sesionó el Foro
Literario, en ella y también en otros
lugares se escucharon las voces de los poetas latinoamericanos en sus
recitales contra guerra nuclear. Y, como si fuera poco, fueron entregados
los Premios Nacionales de Literatura, Ciencias Sociales, Edición y Diseño,
al escritor Daniel Chavarría,
la Dra. Olga Portuondo, la editora Silvana Garriga y al diseñador y alma de la editorial Vigía, Rolando Estévez. |
Después
de efectuarse en la Habana, se desarrollaron en el Occidente y el Oriente
de Cuba, durante 18 días
efectivos y a
través 17 grandes ciudades de la Isla. Es imposible estar en todos los
escenarios y acciones de una feria cubana , aunque solo sean las
fundamentales, por ello en esta crónica me limitaré a contar, lo que es
capaz de retener mi memoria afectiva, y narrar los asuntos
que con mi mirada parcial y de
diferentes maneras, vi, escuché y sentí. En
la Habana y otras provincias del país se debían presentar dos libros míos:
Celia Nuestra y de las Flores y
Che entre la literatura y la vida, preparados por la editorial Abril y
el Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello,
respectivamente; además, textos míos aparecían en dos antologías de
cuentos: La Isla de los sombreros mágicos y Carrusel de Cuentos (para niños hospitalizados o afectados por
eventos meteorológicos) ,publicadas por las Editoriales Abril y Capitán
San Luis. |
|
Las muchachas de Abril con Julio M. Llanes en Sancti Spiritus |
La
Feria se había inaugurado en su capítulo habanero, mientras yo todavía
hacía los preparativos previos al viaje a la capital, cuando observé una
mesa redonda televisada que mostraba un encuentro entre Fidel y un grupo
de invitados. El escritor Abel Prieto, ministro de cultura, con su
habitual desenfado entre amigos, presentó de memoria, llamando por su
nombres y lugar de origen, a sus colegas cubanos y del otro lado del mar.
Jocosamente le pidió a Keith Ellis, escritor canadiense de origen
jamaicano que se sentara más cerca. Hacía tiempo que yo no veía al
profesor emérito de la Universidad de Toronto. Me alegró verle en la
pantalla junto a su esposa. Él había venido varias veces en los últimos
tiempos a la isla, pero no coincidíamos y yo quería entregarle
personalmente un ejemplar de mi libro Las
Palomas de Guillén, al especialista en la obra guilleneana, quien había
tenido la gentileza de escribir el prólogo. Comenzó el diálogo con
algunas preguntas y criterios de los invitados, entre ellos, el escritor
venezolano y premio Alba de las Letras Luis Brito, la promotora cultural y
escritora boliviana Liliana De la Quintana y la escritora ecuatoriana Edna
Iturralde, que preguntó a Fidel su opinión sobre la Literatura Infantil.
El líder de la Revolución Cubana, hábilmente, fue llevando la
conversación hacia los temas esenciales sobre los que ha reflexionado en
los últimos meses: el peligro de una guerra nuclear que haría
desaparecer la especie humana y las amenazas de posibles
hambrunas, derivadas de los altos precios y escases de los alimentos
debido a políticas que privilegian el mercado y no al ser humano, las
rebeliones masivas en el mundo árabe. Finalmente, el intercambio derivó
hacia el tema de la importancia del conocimiento a la historia, sobre todo
para los jóvenes. En ese punto el historiador de la ciudad de la Habana,
Eusebio Leal, artífice y ejecutor exitoso de la iniciativa de Fidel de
restaurar la Habana Vieja, expresó que era necesario aprender la historia
no solo con la cabeza, sino también con el corazón. Con su acostumbrada
elocuencia, Leal contó una anécdota: la negativa de Fidel a que se
reparara su puesto de trabajo utilizado en las oficinas del
Consejo de Estado. Consideraba que este era un símbolo de años de
pasión e intensa labor, que el deterioro y las marcas en la madera servían
para recordar. Era una anécdota
jocosa, pero profundamente humana. “si te
vas a referir a ella, busca la expresión exacta” ,me aconsejó mi
esposa. Cualquiera que no conozca el actuar del líder revolucionario le
sería difícil entender las razones por las cuales este se mantuvo
durante más de cinco horas intercambiando ideas con los intelectuales
participantes en la Feria cubana del libro. Para los escritores y artistas
cubanos, acostumbrados a su presencia en casi todos sus congresos,
resultaba algo normal el interés de
Fidel en numerosos y diversos temas. Nunca rehuyó ninguno, por muy
espinoso que fuese. La misma extensión de las ferias del libro de la
capital del país a todas las
provincias de Cuba obedece a una sugerencia suya. La creación del sistema
de editoriales territoriales para garantizar en cada provincia la
publicación de libros de sus escritores, es otra de sus iniciativas
surgidas al calor de sus encuentros con
los creadores. Recuerdo aquel Congreso o Consejo Nacional de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba en que se agotó el tiempo del programa y él
,deseoso de seguir valorando colectivamente, propuso y gestionó adicionar
un día más de estancia en el Palacio de las Convenciones y facilitó el
hospedaje correspondiente. Por eso, no me extrañó que al final de la
mesa redonda preguntara a los invitados:
“¿Cuándo vamos a reunirnos para
seguir discutiendo de esto?”. Y
que insistiera a los
organizadores en señalar una fecha en la agenda del año próximo.
Partí
hacia la Habana , ya de madrugada, junto con un grupo de escritores de la
provincia y llegamos al amanecer. En la mañana estuve en la casa de la
Sociedad Cultural José Martí, una de las nuevas sedes de extensión de
la feria habanera. Pude asistir a la sección final de la Merienda
de Locos, habitual encuentro teórico de los escritores de la
literatura infantil y juvenil cubana. En el mismo se desarrolló una
singular mesa redonda sobre la obra y vida de Teresita Fernández,
cantautora paradigmática que ha reinado en la memoria de varias
generaciones con sus poemas, canciones, y las hermosas rondas de Gabriela
Mistral magistralmente musicalizadas e interpretadas por
ella. Luego tuvo lugar el merecido homenaje a Nersys Felipe
(escritora laureada en dos ocasiones con el Premio Casa de las Américas,
que muchos esperamos algún día se le haga justicia con el Premio
Nacional de Literatura de Cuba). Le confesé públicamente mi admiración
por la inmensa capacidad de conmover que brota de sus narraciones y
felicité a los organizadores por el milagro de haber logrado la presencia
de esta ermitaña de las letras que tanto le cuesta salir de su natal
Pinar del Río. No pude despedirme de ella ni de los presentes porque salí,
casi corriendo, para la sede de la Unión de Escritores y Artistas donde
debíamos tomar el ómnibus que nos llevaría hasta el Hospital Pediátrico
Infantil William Soler. En este centro hospitalario se desarrolló un
encuentro de los escritores e ilustradores del libro Carrusel de
Cuentos con los niños allí hospitalizados. La
obra, con edición de Esteban Llorach, está conformada por textos de 18
escritores, entre clásicos y contemporáneos, encabezados por José Martí
y Dora Alonso. Cada artistas, varios de ellos premios nacionales de las
artes plásticas. Luego
de entregar más de doscientos libros firmados por autores e ilustradores
a los pequeños en sus propias camas, los participantes nos reunimos en el
teatro con decenas de niños que junto al proyecto teatral infantil la
colmenita vibramos ante la alegría y emoción experimentada por los niños.
Al decir del Dr. Luis Orlando Rodríguez, director del hospital y de la
doctora Patricia Ares, Presidenta de la Sociedad de Psicología de Cuba,
autora del prólogo, ese momento alegre y feliz del encuentro era la mejor
medicina para los pacientes. En el teatro me hicieron una breve entrevista
para el diario nacional Juventud Rebelde.
“Es como si les estuviéramos dando un poco más de
energía y vida a cada uno de ellos”, dije también en nombre de los
autores presentes( los escritores Ivett
y Enid Vian, Ester Suárez, Omar Felipe Mauri, Esteban Llorach (quien fue el
editor); los artistas de la plástica e ilustradores, Roberto Fabelo y
Enrique Álvarez ).Me llamó la atención las palabras de la Martha Pon,
especialista de la editorial Capitán San Luís, encargada de la
corrección del libro, quien expresó
a la periodista: “ En
otros países del mundo la policía da golpes, en Cuba el Ministerio del
Interior regala libros a los niños imposibilitados de asistir a la Feria”. Al otro día, acudí temprano al Pabellón Cuba, sede de la Asociación Hermanos Saiz, de Escritores y Artistas Jóvenes (convertida también en nueva sede de extensión de la Feria del Libro). Allí me encontré con un equipo de trabajo singular: Jacqueline Teillagorry ,mi editora de Abril, la ilustradora Hanna González Chomenko y su hijo, el niño Ismael Salcines, que modeló en plastilina el entorno de la ilustración realizada por su madre , Niurka y Mabel , la directora y subdirectora de la Editorial Abril . |
Ellos contaron del
proceso editorial y me acompañaron en la presentación del libro Celia Nuestra y de las Flores, realizada por el escritor Omar
Felipe Mauri. Para mí, la reedición de mi primer libro, después de
veinticinco años , resultó emocionante, era también la primera obra escrita sobre la heroína de la Sierra Maestra , y renacía
en la feria con nuevas fotos y
bellas ilustraciones. Todos agradecieron las nuevas fotos cedidas por la
Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, hablaron de del
trabajo amoroso en equipo que posibilitó la edición de este libro y su
presentador Omar Felipe, tomó como referencia el artículo suyo publicado
en la primera edición, para resaltar la manera en que literariamente se
rendía homenaje a esta personalidad histórica. Tal vez el azar
concurrente hizo que uno de los que comentara la primera edición de
mi primer libro haya
sido jurado premiador, precisamente, del último sobre Dora Alonso, aún
inédito. Reí con la
ocurrencias del niño ilustrador y me quedé pensando cuando me contaron la anécdota de una
foto que no se pudo obtener, pero que me hubiera gustado ver en la nueva
edición del libro: Celia Sánchez niña vestida de ángel con alas y una
especial mirada de travesura. |
|
Fotos de Feria del Libro 2011 (Con la niña Gabriela) |
Impulsado
por el torbellino que genera la Feria del Libro cubana partí hacia la
antigua fortaleza militar San Carlos de la Cabaña. A duras penas alcancé
la parte final de la presentación del libro Simón
era su nombre, de la escritora ecuatoriana Edna Iturralde. Acompañado
por amigos de la literatura infantil como Luis Cabrera, Esteban Llorach,
Enrique Pérez Díaz y Alga Marina Elizagaray, intercambié libros de
evocación histórica con la escritora que se veía feliz en su visita a
Cuba. Muy cerca, en la sala Nicolás Guillén, Rigoberta Menchú, Premio
Nobel de la Paz, dialogó sobre diversos aspectos de su vida y ,acompañada
del escritor Dante Líano,
ambos
respondieron preguntas sobre los
siete textos que ya han
escrito como binomio autoral. Minutos
más tarde , se le podía ver
sonriente en medio del mar de participantes, con un ejemplar en mano de su libro Li
Min ,la Niña de Chimel, obra que aborda, entre mitos y poesía, su
infancia en una aproximación a la cultura maya. No pude asistir a la
presentación de los libros de mis colegas escritores espirituanos
realizada por la Editorial Luminaria, pero supe de la favorable acogida
que tuvieron los hermosos textos. Al
día siguiente, el diario nacional Granma publicó una reseña periodística
sobre el texto y la presentación de Celia
nuestra y d e las flores. Me fui a la sala Carpentier con la idea de
comprar la novela La Biblia Perdida de
un joven escritor villaclareño, que aborda aspectos relacionados con
Aponte, uno de los primeros mártires del racismo y la fobia al negro
durante la época colonial de España en el siglo XIX cubano. Al mirar
hacia atrás, me pareció reconocer a la esposa de Keith Ellis. El azar
concurrente, otra vez, me hizo sentirme feliz porque, precisamente, la presentación
del libro siguiente correspondía a mi amigo. Pude abrazar a Ellis y a su
esposa, entregarle los libros y compartir con él la presentación de su
obra José María Heredia_and “Niágara
Falls” que ilumina y esclarece el recuerdo de nuestro Poeta
Nacional, autor del famoso poema a las Cataratas del Niágara. El final de
la disertación de Ellis me deparó un momento emocionante: se le
perdieron las palabras y su voz pareció quebrarse cuando se refería a lo
feliz que se había sentido en la Feria del Libro cubano y ,en
contraste,su tristeza porque otros países pobres como su natal Jamaica no
podían realizar un evento de las características populares y el sentido
cultural de la Feria Internacional del Libro de Cuba. Finalmente, me tomé
una fotografía con él y su esposa acompañados del padre de Viengsay
Valdés , la primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba, que vino en
nombre de su hija a recoger el primer ejemplar del libro de Ellis. Fue un
encuentro verdaderamente casual: Keith debía haber presentado dicho libro
en días anteriores y otros amigos ,junto a la primera bailarina
,asistieron según programa a la actividad que fue suspendida al coincidir
con el encuentro de Fidel con
los invitados a la Feria del Libro. Llevé
un amigo al stand de la Editorial Capitán San Luis para regalarle un
ejemplar de Carrusel de Cuentos,
pero era tanto el interés despertado por este texto, que yo, autor solo
de uno de los cuentos
ilustrado por el pintor cubano Kcho, me
vi precisado a firmar varios libros a solicitud de niños y padres que
adquirieron la selección, suceso inesperado que alegró al Director y a
la especialista Martha de la Editorial Capitán San Luis, quienes podían
sentirse orgullosos de la acogida y del empeño hermosamente humanitario
que encierra la segunda vuelta de este carrusel
literario. Regresé
a Sancti Spíritus el día final de la feria en la capital en un ómnibus
interprovincial. Después de un evento de tanta trascendencia cultural,
por contraste, el retorno no fue feliz, permeado por una situación que se
hace frecuente en estos viajes: la inadecuada proyección de videos donde
generalmente reina la banalidad, se confunde el humor con la vulgaridad y
todo parece regido solo por el gusto de los conductores, en su afán de
entretener a toda costa. Asunto, sin
lugar a dudas, digno de meditarse. En
Santi Spíritus, ciudad Monumento Nacional donde vivo, me esperaba el
comienzo de la Feria Internacional del Libro en la ciudad y, a la vez, en región
occidental de país. Ese día inicial los organizadores me habían dado la
responsabilidad como escritor de decir las palabras de inauguración del
evento. Después de las generalidades sobre la feria, opté por hacerles
la historia triste de un niño de diez años que no podía comprar libros
ni siquiera los correspondientes a la escuela que tuvo que abandonar para
lustrar zapatos. Al final de mis palabras, retomé la historia del niño
para contarles que el mismo, para suerte suya presenció el triunfo de la
Revolución Cubana, luego alfabetizó y estudió favorecido por una beca y
mas tarde pudo realizar su sueño dorado de escribir libros. Les pedí a
los presentes permiso para que ese niño que ahora se sentía feliz
pudiera inaugurar en mi voz,
que era la suya, la Feria Cubana del Libro en Sancti Spíritus. Minutos
antes había conversado con los invitados a la feria entre ellos Luis
Toledo Sande, Luis Cabrera y la escritora ecuatoriana Edna Iturralde ,que
orgullosa me señalaba como flotaba en lo alto de la Casa de Cultura
espirituana, la bandera de su país. Edna Y Luis Cabrera partirían esa mañana
hacía la pequeña comunidad rural de Jarahueca , donde la esperaban niños
de un taller literario y del proyecto teatral infantil La colmenita de
Jarahueca. Me sentí contento porque las autoridades y colegas me
felicitaron por las palabras de la inauguración. No pensaba que a mi retorno
muchas personas también lo harían: pienso que tuvo que ver en ello la historia
triste del niño que los había conmovido, pero ellos no imaginaban que yo
también me había emocionado al revivir un recuerdo de mi propia vida.
Inmediatamente, tomé el taxi junto con la escritora Yanetsi Pino para
trasladarnos ambos a la provincia vecina de Villa Clara donde teníamos
varias actividades. En
Santa Clara, ciudad donde se encuentra el famoso Mausoleo que guarda los
restos del Che Guevara y sus compañeros de la guerrilla boliviana, me
reuní con los alumnos de la Universidad Pedagógica y les impartí una
conferencia titulada Che entre la
literatura y la vida como sustituta del libro homónimo que la
imprenta no había logrado terminar a tiempo para la feria. En horas de la
tarde participé en un hermoso encuentro con niños que se encontraban en
la Asamblea Municipal de los pioneros, previa a su Congreso Nacional. Ahí
presenté Celia Nuestra y de las
Flores y tuve la oportunidad de firmarles los libros, que muchos no
alcanzaron adquirir al
agotarse los ejemplares disponibles. “¿Qué planteamientos traen
ustedes a su asamblea?”, les pregunté a algunos. “Voy a solicitar que
reparen mi escuela que no se encuentra en buen estado y , aunque yo ya
estoy casi al terminar ,hay muchos niños mas pequeños que están
empezando en ella”, “Quiero señalar que es necesaria una mejor
preparación de algunos profesores, por ejemplo, mi maestro de inglés no
está suficientemente preparado para impartir la materia”. La elocuencia
y la expresión sincera y desinhibida de los niños cubanos se reflejaron
en la mirada de mi compañera mexicana y en la sonrisa de ambos. Mientras
recorríamos la ciudad volví a ver la estatua del Papa ,levantada en el
mismo lugar donde Juan Pablo II ofició una misa ante el pueblo
villaclareño. Los
escritores creamos mundos y personajes y, a veces, nos sentimos por ello
dioses, pero todavía no tenemos el don de la ubicuidad, la feria nos lo
demuestra cuando queremos y no podemos estar en las numerosas actividades
que se desarrollan. Mientras se presentaba Carrusel
de Cuentos y La Isla de los
Sombreros mágicos, yo me encontraba en una mesa redonda titulada Obra
y vida de Fernando Martínez Heredia. El destacado intelectual nacido en
Yaguajay , uno de los municipios de esta provincia, llegó , montado en el
furioso corcel de la feria con un solo día en su paso por Sancti Spíritus.
Hermosas y profundas palabras sobre el homenajeado expresaron mis colegas
y yo traté de resumir con un nombre y dos adjetivos lo que sentía al
decir: “Fernando Martínez Heredia, bueno e imprescindible”, bueno
porque según Martí es la única manera de ser feliz, e imprescindible
porque, según Brecht, es de los que luchan toda la vida. No era nada
especial: en toda Cuba había resultado casi unánime la adhesión académica
y popular de reconocimiento al homenajeado de la feria. Además de la mesa
redonda se presentó el libro Historias
Cubanas, un conjunto de ensayos, hilvanados por el proceso histórico
de Cuba , preparado amorosamente por Martínez Heredia para la Editorial
Luminaria y la feria espirituana. En
horas de la tarde, mientras sostenía un encuentro muy estimulante, a
teatro lleno, con numerosos estudiantes de la Universidad Pedagógica de
Sancti Spíritus, a los cuales leí varios capítulos de mi novela inédita
sobre Dora Alonso La Princesa
Doralina, hubiera querido tener la ubicuidad del ángel de la
Jiribilla lezamiano para también
poder estar en la presentación de El
lobo el bosque y el hombre nuevo ,de Senel
Paz, que en ese mismo momento tenía lugar en la Galería de Arte
en presencia de su autor. Yo tenía un especial interés en estar allí
porque veinte años atrás lo había llamado por teléfono para
pedirle el famoso cuento,
Premio Internacional Juan Rulfo, que en esos días circulaba copiado de
mano en mano. El poeta Esbertido Rosendi,
en aquel entonces director de la editorial Luminaria, lo publicó. Fue una
edición que produjo una
reacción controvertida. La intolerancia y el machismo tradicional
cubano, acentuados en la provincia por aquellos años, miraron con
ojeriza el pequeño plaquette :
“ ¿cómo era posible que en los momentos en que no había papel para
periódicos , revistas y este no alcanzaba para los textos escolares, se malgastara en un libro que exaltaba el homosexualismo?”. Fueron días
difíciles, pero, finalmente ese mismo libro obtuvo el Premio de la Crítica
en Cuba y luego dio lugar al guión d e la película Fresa y Chocolate, único
filme cubano nominado para un Oscar. La presentación actual realizada
otra vez por Luminaria, significaba el regreso
triunfal del libro que, al pasar el tiempo, fue aceptado como un
canto a la amistad y necesidad de aceptar al otro. No pude estar presente,
pero me contaron de los minutos de aplausos para el texto y el autor, la
cola de interesados que arrasó con los ejemplares y la alegría del
escritor, actual vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba. Acompañado de Esbertido Rosendi como
presentador, Senel se veía contento en las fotos , rodeado de las
veinte ediciones y la traducción a 11 idiomas, así como de las numerosas
versiones teatrales que el texto ha tenido en su peregrinar por el mundo. La
noche nos hizo reencontrarnos no solo a mi, sino a todos, de nuevo con el
espíritu de Lezama. En el patio espirituano de la Delegación Provincial del
Instituto Cubano de Amistad con los pueblos sufrimos y gozamos con los
avatares de una cena que
rememoraba el almuerzo lezamiano que Senel Paz , tomó del Capitulo VII de
Paradiso, para rendirle homenaje en
su famoso cuento. La Fundación Guillén de la provincia y la Asociación
Culinaria del territorio , a través del proyecto Cultural Las Comidas del
autor, preparó la cena, pero no contó con un suceso inesperado: el
fluido eléctrico se interrumpió, precisamente cuando los invitados
estaban ya en la casa del ICAP. El tiempo transcurría cuando nos
enteramos que el “apagón” sería largo debido a problemas con un
transformador eléctrico en la zona. Todos, mirábamos con tristeza hacia los platos queridos de Lezama y nos lamentábamos de la
total oscuridad. “Si el poeta estuviera aquí, seguramente invocaría al
Ángel de la Jiribilla”, me dije en silencio. Este no era un ser
cartesiano, sino un ángel nuestro, alegre, irreverente,
choteador .Y no me pude contener: “Ángel
nuestro de la jiribilla, ruega por nosotros. Y sonríe. Obliga a que
suceda. Enseña una de tus alas, lee: Realízate, cúmplete, Ángel
de la Jiribilla, realízate, haz que suceda el milagro de la luz”,
rogué angustiado.
El poeta se hubiera reído burlonamente de ver como al instante llegaba el
Director del Centro Provincial del Cine
con su auto situado estratégicamente para llevar una extensión desde el
vehículo hasta una solitaria bombilla que nos dejara ver, al menos, los
rostros. Después, aparecieron milagrosamente varias velas compradas, dos
candelabros decimónicos y con un especial ambiente romántico comenzamos la velada.
Senel , que no quería perderse la cena, preocupado porque le quedaban
solo unos minutos para su partida en ómnibus hacia la Habana, degustó el
exquisito manjar en medio de la oscuridad. Yo lo retuve por un breve
momento para que presenciara como las autoridades del gobierno local
entregaban a Fernando Martínez Heredia la llave de la ciudad y ambos
recibieran copias de los CD de un interesante proyecto fonográfico que
recoge en sus propias voces la obra y vida de escritores del territorio
espirituano. El chef Raúl, presidente de la Asociación Culinaria
espirituana, presentó en décimas improvisadas la cena. Mientras
los comensales aplaudían y luego se estrenaban en el fragor de los
sabores, yo en silencio meditaba: “en esta cena a media luz hay dos
grandes ausentes, lezamianos confesos, Abel Prieto y Ciro Bianchi”. La
ausencia del Ministro de Cultura que casi siempre nos visita en los días
de feria, estaba justificada porque en ese momento tenía lugar en la
Habana un Consejo de Ministros; sin embargo, la de Ciro Bianchi solo era
explicable por el torbellino que producen las propias ferias cubanas.
“No te lo va a perdonar nunca―sentí que me recriminó el Ángel
de la Jiribilla―tú mismo le comentaste del proyecto de Las comidas
del autor en una de sus frecuentes visitas a la provincia, cuando vino a
entregar la guayabera de Chávez o García Márquez, una de las decenas de
esas prendas de vestir, usadas por personalidades
ilustres del mundo y donadas
al Museo de la Guayabera. Tu y los otros saben que es el más importante
periodista cultural de la Isla y el más conocedor de Lezama”. Tenía
razón, pero ya no había remedio. En eso pensaba cuando despedimos a
Senel que viajaría toda la noche, para al otro día tomar el avión que
lo llevaría a Cartagena de Indias, donde formaría parte del jurado
internacional del festival de cine de esa ciudad. En
una mañana soleada “las muchachas de Abril “ (así les llamaron a
Mabel , la subdirectora,a la ilustradora y otras especialistas de la Editorial Abril que
vinieron para acompañarme en presentación del libro sobre Celia Sánchez
durante la feria espirituana) hablaron emocionadas sobre
las interioridades del proceso de edición del texto y el énfasis en la
humanización de los héroes que late en mi literatura de evocación. En
medio del Parque Serafín Sánchez, se realizó la presentación casi
simultánea de mi libro con otro escrito por
la todavía adolescente espirituana Beatriz Lemus. Recordé que en
varias ocasiones yo había sido jurado en los encuentros de talleres
literarios y de de niños escritores en que ella participaba. Me resultó
alegremente simbólica la firma que hicimos
de los primeros libros de ambos sobre
la espalda de uno de uno de los lectores presentes. En
un hermoso final de tarde,
el Proyecto Cultural Escribanía
Dolz, con su Concurso de cartas de
amor coordinado por la
poetisa Liudmila Quincose y el artista de la plástica Julio Neira, entregó
ante numeroso público y frente al mural ejecutado por niños y pintores,
sus premios para autores de cartas de amor de diferentes edades , escritas
en Cuba y desde el otro lado del mar. Frente
al público asistente a la gala de clausura de la feria en Sancti Spíritus,
el carismático Juan Brawn,
Director del Centro Provincial del Libro, resumió la feria y entregó
reconocimientos a los libreros mas destacados, se le veía orgulloso: había
realizado quizás la mejor feria del libro desarrollada en la ciudad y
,recogiendo el sentir de los escritores, elogió el feliz renacer y labor
de la espirituana Ediciones Luminaria ,que logró publicar 20 libros en su plan
del año, entre ellos, los textos de mencionados de Fernando Martínez
Heredia y Senel Paz. El Doctor Eduardo Torres Cuevas, Director de la
Biblioteca Nacional y Premio Nacional de Ciencias Sociales de Cuba dijo
las palabras finales para clausurar la feria. A continuación se
desarrollo un espectáculo artístico para los niños. Finalmente, desde
lo alto de la biblioteca provincial se lanzaron globos que los niños
alegremente atrapaban. En medio de la algarabía, le pregunté a Torres
Cuevas por los momentos más emocionantes del encuentro con Fidel al cual
él había asistido. Coincidimos en que uno de ellos era el de la anécdota
que Eusebio Leal contó relacionada con la negativa del líder de la
Revolución a que repararan su puesto de trabajo. Yo había tenido muy en
cuenta la sugerencia de utilizar exactamente las palabras narradas por
Eusebio Leal. Pero resulta que al tratar de buscarlas, en la prensa
escrita en días posteriores al encuentro, no las encontré. El hecho me
hizo recordar, otra vez , la anécdota de la foto Celia Sánchez-niña
traviesa vestida de ángel y otra situación similar que yo presencié,
ocurrida en uno de los congresos de la UNEAC en que asistió Fidel. Estaba
rodeado de participantes y periodistas y alguien le preguntó: “Fidel,
¿de que está hecho usted?”, interrogante que aludía a su disciplina
de horas sin levantarse y saber escuchar atentamente. El líder de la
revolución, sonriente, contestó: “¡De carne, huesos y espíritu!”
era una respuesta que daba una idea de su carácter, pero solo la guardo
en la memoria porque tampoco pude leerla escrita. Siempre me he preguntado
¿por qué la aparente solemnidad con que a veces se mira a las
personalidades históricas, nos escamotea algo tan necesario a la historia
y a la vida como el factor
emocional y rasgos de la dimensión humana
de sus protagonistas? La
feria oficialmente había concluido. Eso se dijo y en eso meditaba yo
cuando sentí que el Ángel de la Jiribilla, irónico, me decía al oído:
“¡Eso crees tú!”. Inmediatamente recordé que pronto tendríamos,
otra vez, la visita de Fernando Martínez Heredia, invitado por su
Yaguajay natal que no lo había podido tener en los días de feria. “Se
te olvidó que todavía te falta ir hasta Granma cuando termine la feria
para presentar Celia nuestra y de
las flores en Bayamo, Manzanillo y Media Luna. El acto de clausura se
ha realizado en la misma entrada de la biblioteca provincial. De repente
recuerdo que en Mayo próximo, sólo tres meses más tarde, en el XXI
Encuentro de Crítica e investigación de la Literatura Infantil y
Juvenil, tendrá lugar la Feria del Libro para niños y jóvenes. “!Y tu
creías que todo había terminado!― me repite burlón el ángel de
la Jiribilla―Es más, te advierto: aún falta la tradicional Feria
del Libro en Montaña y se van a agotar los ejemplares de Literatura para
niños y jóvenes que quedaron de esta. Piensa a quién rogarle más
libros, si es que quieres hacer la feria de los pequeños en
mayo”. Miro
hacia la plataforma, una hora después de la clausura aún se
desarrolla un espectáculo de melodías y ritmos tradicionales ejecutado
por niños para el público presente que no abandona el parque. En ese
mismo instante viene a saludarme la niña Gabriela. Su imagen para mí
siempre será inolvidable, pues en la clausura de la feria del 2010 se me
apareció vestida con traje de esclavo calesero de la época colonial,
representando al protagonista de mi novela Paquelé.
En aquel momento algunos me felicitaban porque de manera especial se
estaba vendiendo mi libro en plena calle mientras yo firmaba ejemplares;
otros venían a darme las condolencias porque el día anterior había
sepultado a mi madre. Ahora la niña Gabriela,
de la mano de su padre , de nuevo en la clausura de la feria. Le pregunto
por la carta que recientemente envió a Eusebio Leal , historiador de la
ciudad de La Habana. En ella, Gabriela pedía ayuda para la reconstrucción
del Museo de Arte Colonial de Sancti Spíritus y otros lugares
patrimoniales. Eusebio respondió en una amable carta que pronto visitaría
la ciudad (lo que cumplió días antes de la feria), le agradeció su
interés por preservar la historia, y le aseguró que tendría
en cuenta su sugerencia, también le regaló un libro suyo. Gabriela ,
sin saberlo, es un ejemplo vivo de la importancia del conocimiento de la
historia paran las nuevas generaciones, ella se ha acercado amorosamente a
la historia a través de la literatura, las visitas , y la escenificación
de los hechos. Nadie le pidió que hiciera dicha carta. Sencillamente, la
historia para ella no es solo datos y fechas, sino también emoción y
memoria. Días
más tarde, concluiría en Santiago de Cuba
la feria de la región oriental del país, después de haber
recorrido 17 ciudades cubanas , y haber sido presenciada por más de 2
millones 250 mil personas que adquirieron
1 millón 700 mil libros. En dicha ciudad, Zuleica Romay,
Presidenta del Instituto Cubano del Libro, anunciaba que la Feria cubana
del año 2012 estaría dedicada a los países hermanos del Caribe y a los
intelectuales cubanos Zoila Lapique y Ambrosio Fornet. Como
un relámpago, acuden a mi mente varios sucesos: en ese mismo escenario,
cuando dije las palabras de inauguración de la feria del libro 2011 en
Sancti Spirítus, mencioné un hecho singular: la publicación masiva en
los primeros años de la Revolución de El Quijote. Decenas de miles de
ejemplares para un país de solo 6 millones de habitantes (lo que hizo
exclamar a Ambrosio Fornet: “se vendían libros en cada esquina, como si
fueran cucuruchos de maní”)El año próximo, ante otra cifra millonaria
de ventas de libros, el homenajeado tendría que repetir jocosamente una
frase similar. “!!Ya lo ves― asegura eufórico el ángel de la
Jiribilla―: esa es solo obra y gracia del azar concurrente!!”. Sin
embargo, mientras escribo esta crónica, también me he dado cuenta de que
hay cosas que sólo podrían ocurrir en esta Isla mágica. No sucederían
en otra feria en ningún lugar del mundo.
“¿Qué
es la historia de América Latina sino una crónica de lo maravilloso en
lo real?”, me preguntaría burlón Carpentier[2]. Quizás en esta crónica
no haya nada de azar ni concurrente. Tal vez todo no sea más que la
presencia de lo maravilloso de nuestra Isla en tiempos de Revolución. El
ángel de la Jiribilla se ha marchado con sus últimas palabras. Me deja sólo
con mis pensamientos. Oficialmente,
la feria ha concluido. Entre mis manos, tengo el afiche de estos días que más me gusta: una montaña de libros, unos sobre otros,
como una escalera, y, al final, una figura humana que en la cima, recostada sobre un libro, encantada, lee otro
libro. Al lado, un pensamiento martiano: leer es crecer. Todo un símbolo
de la Gran Fiesta del Libro y el Espíritu que es la Feria cubana del
libro. Notas: [1] José Lezama Lima (1910-1976), poeta, narrador y ensayista cubano, uno de los escritores más significativos de la literatura hispanoamericana del siglo pasado. |
Julio M. Llanes
juliomllanes@hero.cult.cu
Ir a índice de América |
Ir a índice de Llanes, Julio M. |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |