Para
1841, en
la Confederación Argentina se había intensificado la
guerra interna y los triunfos y fracasos de unitarios y federales
eran fluctuantes y alternados. El 28 de noviembre de 1840 Lavalle es
derrotado en Quebracho Herrado por Manuel Oribe. El 19 de septiembre
de 1841 Lavalle sufre otra derrota en Famaillá a manos del mismo
Oribe. Luego muere en Jujuy el 8 de octubre de ese año.
Rosas llama a Oribe que cruce al litoral porqué Paz había triunfado
sobre Echagüe en Caa-Guazú el 28 de noviembre de 1841 y amenazaba
con un avance desde Corrientes sobre Entre Ríos. Justo José de
Urquiza evacua al gobierno de Entre Ríos de
La Bajada del Paraná y se refugia en
la Isla del Tonelero, en jurisdicción de
la Provincia de Buenos Aires.
Dadas estas novedades, Rosas requiere los servicios de varios
marinos de gran experiencia para formar una escuadra de
la Confederación. Son convocados y dados de alta:
Guillermo Brown, Juan Bautista Thorne, el mítico sordo de
la Vuelta
de Obligado, Francisco Erézcano y Azcuénaga, Francisco José Segui,
Juan King y José María Pinedo. Varios de ellos, como Segui y Pinedo
por ejemplo, habían sido dados de baja por un recordado decreto de
Rosas del 16 de abril de 1835, que fue fundamentado por razones de
política partidista. Pero ahora no era momento de hacer política.
Por su parte Rivera, (colorado, unitario) quien había
reemplazado a Oribe (blanco, federal) que andaba de campaña por
nuestro interior, prepara su propia escuadra con la pretensión de
llegar hasta Corrientes, donde se encontraban Ferré y Paz, para
colaborar con las intenciones de pretender avanzar sobre Entre Ríos
y eventualmente llegar hasta Buenos Aires y desplazar a Rosas.
Pero previamente debemos explicar el proceso de
como Garibaldi aparece involucrado en
la Batalla
de Costa Brava del 15 y 16 de agosto de 1842, dirigiendo una
escuadrilla contra otra de
la Confederación
que comanda Guillermo Brown.
Desde 1835 el Estado de Río Grande del Sur, mantiene
un enfrentamiento con Río de Janeiro porqué mantiene ideas
independentistas y varios dirigentes libertarios y carbonarios
pretenden segregar ese Estado del Estado central, en ese momento,
con pretensiones imperiales. El jefe de este movimiento era el
libertario Coronel Bentos Goncalvez da Silva. Este proceso
revolucionario se denomina como “Revolución de los farrapos”
(harapientos). Garibaldi, de ideas libertarias y prófugas de Italia
y Francia, aparece en Río Grande para apoyar la segregación y logra
que se le otorgue patente de corso para lograr financiamiento para
la revolución, radicándose en Porto Alegre. Arma la nave “La
Mazzini” con la cual hace algunas incursiones de rapiña
por el sur del Brasil, en nombre de la revolución de los farrapos.
Finalmente los separatistas son derrotados gradualmente por los
imperiales y Garibaldi termina refugiado en Montevideo al
servicio de Fructuoso Rivera. Para 1841 Garibaldi ya con su mujer
Anita Ribeiro y su primer hijo Menotti, presta servicios de variada
índole a Rivera.
El combate fluvial y terrestre de Costa Brava (15 y16
de agosto
de 1842).
Rivera solamente pudo disponer de limitados recursos, sobre todo de
calidad de personal, para competir el dominio fluvial en disputa,
precisamente con Guillermo Brown. Rivera designa a Giussepe
Garibaldi como nuevo jefe de la escuadra oriental en reemplazo de
Coe. La flotilla se componía de la corbeta “Constitución” de
dieciocho cañones, el bergantín “Pereyra” de dos cañones, la goleta
“Libertad”, cuatro faluchos y cuatro transportes de tropas y
materiales.
La
escuadra de la
Confederación
quedó integrada por los bergantines “Echagüe”, “Americano”,
“Republicano”, y las goletas “9 de Julio y “Chacabuco”. Aumentando
sus efectivos por gestiones e iniciativa de Brown a siete buques y
un total de setenta cañones, mas transportes de marinería (hoy
infantería de marina) y diversos materiales bélicos y de
aprovisionamiento.
La
misión encomendada a Garibaldi era una misión imposible de
concretarse. Había que remontar el Paraná, burlar el bloqueo de
la Confederación, llegar a Corrientes y tomar contacto
con Ferré. No se podía desconocer que para tales fines, tenía que
superar, además de los buques de Brown, el obstáculo de la isla
Martín García, que se encontraba artillada y algunos buques menores
en la Bajada
del Paraná que estaban al mando del experimentado Segui.
El
26 de junio de 1842, Garibaldi cuando pasa por
la Isla Martín
García, enarbola bandera argentina para engañar a las baterías. No
engaña a nadie, pasa pero bajo fuego a discreción que produjeron
algunos daños. Mientras tanto Brown levó anclas desde Buenos Aires
al tomar conocimiento de la presencia de la escuadrilla oriental en
el Río de
la Plata.
Recién el 19 de julio Garibaldi puede forzar el paso
frente a
la Bajada
con acciones de combate con Segui. Detrás venía navegando Brown que
al llegar a
la Bajada
incorpora a Segui con cuatro buques más: dos goletas y dos
transportes de infantería.
El
15 de agosto, Brown da alcance a Garibaldi en el paraje llamado
“Costa Brava”, cerca del límite de Corrientes y Entre Ríos, donde
existe una estrechura del río y se produce el combate definitivo. El
mismo se extiende desde el 15 al 16 de agosto. El combate se efectúa
desde los buques y también en tierra. El “Echagüe” se apoyó en la
orilla y Brown ordena el desembarcado de infantería y cuatro piezas
de artillería al mando de los hermanos Mariano y Bartolomé Leónidas
Cordero. Ambos tenientes, que desde tierra hacen estragos al
enemigo y mostraron en la acción heroico comportamiento.
En la noche del 15, Garibaldi aprovecha la oscuridad
para lanzar dos brulotes, que son interceptados por dos falúas, una
dirigida por Bartolomé Leónidas Cordero y el otro interceptada por
la falúa que dirige el Teniente José María Mayorga. Desde tierra
Mariano Cordero y sus tiradores apoyan ambas acciones.
Para la tarde del 16 la escuadrilla garibaldina había
consumido todas sus municiones y esa noche se produce el desbande de
sus tropas. Garibaldi acodó los barcos “Constitución” y “Pereyra”,
los roció con pólvora y aguardiente y llevó a los tripulantes a la
goleta “Libertad”. La explosión y el incendio fueron tremendos.
Aprovechando ese momento Garibaldi y algunas tropas desembarcan y
regresan a Montevideo caminando. Brown ordenó, expresamente, que en
esa huída pedestre no se le disparara a nadie.
Con el desastre sufrido por la escuadra riverista,
Ferré y Paz solamente podían recibir ayuda oriental por el lado del
río Uruguay. Pero estamos en vísperas de Arroyo Grande, que demorará
por algunos años con las aspiraciones de los liberales unitarios de
derrotar a Rosas. Cosa que sucederá recién diez años más tarde a
manos de los federales urquicistas.
Llama la atención lo poco realista de esta acción
bélica emprendida por los orientales y la subestimación que
demuestran por los hombres de
la
Confederación. Rivera y Garibaldi eran personas de
extensa experiencia militar pero el plan nace muerto desde el
principio. Habría que darle la razón a San Martín cuando afirmaba
que
“Hay algunos trasnochados que
suponen que
somos como las empanadas, que nos pueden
comer de un solo bocado”.
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